A más represión mayor unidad
Cada día Maduro comete más disparates enloquecido por la desesperación. Ya está en el punto ciego de quien se aferra a la más exigua ilusión de conservar el amor perdido. Los consejeros de Maduro le han hecho creer que ganando tiempo puede recuperar el amor que en algún momento el pueblo profesó a Hugo Chávez. Y el señor Maduro, hecho un manojo de limitaciones políticas e intelectuales, se agarra de cuanto consejo recibe por más temerario que sea.
En su frenesí exasperado Maduro ha reventado los más elementales cimientos del orden democrático, ergo: lo que hace con la Asamblea Nacional. Lo único que le falta es ordenar el asalto físico de la sede del Parlamento como lo hizo Monagas aquel oprobioso 24 de enero de 1848. Pero el asalto y la agresión que ha recibido nuestra Asamblea Nacional no tienen precedentes en nuestra historia republicana. El ataque al Parlamento ha sido sistemático y sostenido en el tiempo. Desde el día que el TSJ se atrevió a desconocer a los diputados elegidos por el pueblo de Amazonas, la operación de violencia institucional y terrorismo de Estado contra el Parlamento no ha tenido descanso.
Los venezolanos debemos sentirnos orgullosos de nuestros diputados; han actuado con tal decoro y coraje que los hace acreedores de méritos homologables a los de Fermín Toro y Santos Michelena. Si al acoso institucional agregamos la violencia física y la afinada maquinaria de amenazas y ofensas, encontramos la degradación a la que han llevado a Venezuela. Ver el rostro ensangrentado por los golpes de Julio Borges, o el cráneo malogrado del diputado Paparoni, nos deja con una terrible sensación de impotencia ante tanta violencia e impunidad.
Ahora el objetivo de Maduro es el presidente del Parlamento, Henry Ramos Allup. Tan bajo ha caído Maduro que hasta con la madre de Henry se ha metido. Ha encarcelado a dos de sus más cercanos colaboradores y el acoso ruin es tenaz. Este gobierno bribón no le cumple al pueblo, es verdad; pero lo único que sí cumple son sus amenazas. Es por ello que los partidos políticos que integramos la MUD decidimos tomarnos en serio las acusaciones que Delsy Rodríguez formuló contra Henry Ramos Allup y publicamos un comunicado en donde no solo nos limitamos a expresar nuestra solidaridad sino dejamos claro que no permitiremos ni miraremos de soslayo cualquier medida en su contra. Si van por Henry o por cualquiera de nuestros diputados tendrán que ir por toda la Unidad.
Hemos llegado al punto de inflexión en donde no podemos ser permisivos, tímidos o recatados ante cualquier agresión del Estado a nuestros compañeros de la Unidad. A más represión del Estado mayor debe ser la unidad de la alternativa, tenemos que ser un muro inexpugnable a la opresión.
A partir de esta hora ningún dirigente de la Unidad debe sentirse solo. Vendrán muchas situaciones delicadas y peligrosas por la intolerancia del gobierno. Ciertamente Henry es un caso emblemático, no solo por su condición de presidente de la AN, sino porque, siendo hace un año el jefe político de Acción Democrática, hoy ha emergido como uno de los más importantes líderes nacionales, junto a Henrique Capriles, Leopoldo López, Antonio Ledezma, Henri Falcón, María Corina Machado y Julio Borges; esa es la verdad.
Nos corresponde a los dirigentes de la Unidad cuidar y defender a nuestro liderazgo. Es una responsabilidad ética y política acompañarlos sin evasivas. Son un activo de todos. Ya llegará el momento de las definiciones, ahora es el tiempo de la lucha firme y más unidos que nunca.
Con este gesto para con Henry Ramos, los partidos de la MUD le mandamos un mensaje a nuestros diputados: No están solos y cuentan con nosotros. Y otro al gobierno: no se sigan equivocando.
En la reunión con los partidos de la Unidad, Henry se refirió a nuestros diputados, lleno de orgullo. Nos comentó del talento, la valentía y la creatividad. Nos narró conmovido la abnegación de nuestros parlamentarios, que aun sin cobrar sus salarios, obra de otra maluqueza de Maduro, muchos se venían en transporte público desde los más remotos lugares a representar a sus pueblos en el Parlamento, con muchas dificultades económicas pero con una monumental dignidad. A ellos les decimos lo mismo que a Henry: No están solos. Cuentan con nosotros. ¡Venezuela saldrá adelante!
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