¿Donde están nuestras medicinas?
El cardenal Baltazar Porras explicó que, desde mediados de año, Cáritas Venezuela ha gestionado la recepción de los fármacos que ofrecen como donaciones otros países de América y Europa
Eleonora Delgado - El cardenal Baltazar Porras pidió al gobierno que permita recibir la ayuda humanitaria que la Iglesia Católica ha gestionado.
“Le pedimos al gobierno que recapacite y nos permita desembarcar los contenedores con medicinas para ayudar a la gente”, declaró en entrevista al Circuito Éxitos.
Explicó que desde mediados de año, mediante Cáritas Venezuela, la Iglesia ha gestionado la recepción de medicamentos desde otros países de América y Europa.
“El único propósito es aliviar la situación en el país sin ningún espíritu propagandístico”, concluyó el religioso.
Casa Hogar para niños con VIH implora
En la casa hogar Madre Teresa de Calcuta los pequeños reciben comida, medicinas y educación
La institución compra la comida y las medicinas de los huérfanos con el aporte de los feligreses en misa
DALILA ITRIAGO - Por primera vez en 18 años la Casa Hogar Madre Teresa de Calcuta, que atiende a niños huérfanos con VIH, ha tenido que rechazar a un recién nacido por no tener con qué alimentarlo.
Josefina Posada, directora de la institución, comenta con dolor que eso ocurrió hace tres meses cuando la llamaron de la Maternidad Concepción Palacios para avisar que la progenitora de la niña la había abandonado.
“No tenemos problemas en aceptar a los niños, pero no tenemos cómo mantener a los más pequeños. Se nos hace muy difícil. No es lo mismo darle un plato de pasta con ensalada a una niña de siete años que comprar a precios astronómicos y bachaqueados una fórmula de inicio para un bebé. No nos dan opción”, explica Posada.
Actualmente hay ocho huérfanos en la casa hogar, localizada en la avenida Los Próceres de San Bernardino. En los 18 años de creada han pasado 37 niños que sobrevivieron gracias al amor y a la atención que allí recibieron.
La estancia dentro de la institución, los costos de alimentación, la asistencia con tutoras y maestras y la compra de medicinas van por cuenta del sacerdote Vicente Mancini, creador de la Fundación El Buen Samaritano, que también agrupa las iniciativas de los comedores populares y la Fundación Niños con Sida.
El padre Mancini se apoya en los aportes de la empresa privada, los particulares y las donaciones que dan los fieles en cada una de las siete misas de sanación que celebra cada semana para poder sufragar los gastos de la casa hogar.
“Él hace todas las misas que puede y le va muchísima gente. Lleva más de 30 años celebrándolas. Acuden tantos feligreses que el domingo las hace en un liceo de Campo Rico, a las 9:00 am y a las 3:30 pm. Los miércoles las realiza en la California Norte, en la iglesia Nuestra Señora del Rosario, a las 3:30 pm y 6:00 pm. Los jueves las hace a las 6:00 pm en La Trinidad en la iglesia Santo Tomás Apóstol y los sábados a las 3:00 pm en la capilla Divino Niño y a las 7:00 pm en el Hipódromo de La Rinconada. También contamos con Amigos, que es un programa de voluntarios que van a la calle y a las empresas a buscar aportes para los niños, pero eso ahora no es suficiente, debido a la crisis que afrontamos”, explica Posada.
Ni siquiera leche.
Sucede que no son donaciones permanentes, sino que dependen de las posibilidades de los donantes. A veces les llevan harina PAN o cereales, pero sin cuotas fijas: “Deberíamos de tener ayuda no solo de la empresa privada, sino del Estado. Se trata de niños de la patria, de escasos recursos. Además, es un tema de salud pública. Los padres han fallecido o a algunos los han abandonado. Cómo hacemos para recibirlos antes de los tres meses de nacido, si ni siquiera nos están mandando la leche y nos cuesta tanto conseguirles las medicinas”, reflexionó Posada, al comentar que en estos momentos en la casa hogar necesitan de medicinas anticonvulsivantes como Keppra, ansiolíticos como Rivotril y clonazepam; tratamiento para la epilepsia como Trileptal y antipsicótico como la risperidona.
Más allá de la entrega y de la buena voluntad del personal que trabaja en la casa hogar, la directora admite que la calidad del servicio que prestan no es la mejor. Solo cinco personas trabajan en la institución con los niños. “No es la esperada, pues no tenemos el personal completo. Esta es una institución sin fines de lucro y no tenemos cómo pagarles a los profesionales que requerimos. Los niños se deprimen mucho y es importante que reciban atención de psicopedagogos, psiquiatras, psicólogos y enfermeros, entre otros”, agrega Posada.
EL DATO
La Sociedad Venezolana de Infectología, las ONG que agrupan a las personas con VIH y los médicos que los atienden exigieron ayer que las autoridades tomen las medidas para corregir los déficits de abastecimiento que hay en el tratamiento antirretroviral con atazanavir, raltegravir, ritonavir, nevirapina, efavirenz, rilpivirina, tenofovir, emtricitabina y abacavir, que ponen en peligro la vida de estos pacientes con VIH por interrupciones y cambios no programados del esquema terapéutico.
“El desabastecimiento de medicamentos antirretrovirales y reactivos imposibilita el control de la epidemia del VIH/sida en el país, lo que dificulta el control de la transmisión del virus de la madre a sus hijos y en la población general”, se leyó en el comunicado enviado ayer por la SVI.
“Las hermanitas” sin insumos
MARÍA VICTORIA FERMIN- 4 hospitales católicos y 13 casas hogar están afctados.
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela en su artículo 83 manifiesta que
“La Salud es un derecho fundamental, obligación del Estado, que lo garantizará como parte del derecho a la vida. El Estado promoverá y desarrollará políticas orientadas a elevar la calidad de vida, el bienestar colectivo y el acceso a los servicios.
Las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, congregación fundada hace 127 años en Venezuela, manifestaron en un comunicado su preocupación por la crisis de salud. Afirmaron que el gobierno no está garantizando este derecho como lo establece la Constitución.
Las hermanas señalaron que como responsables de la dirección y administración de cuatro hospitales católicos en el país, el primero de ellos fundado por el padre Santiago Machado el 22 de abril de 1888, han sido testigos del deterioro de los centros de atención.
“Cada día se nos dificulta hacer realidad nuestra misión ya que es casi imposible adquirir reactivos, medicinas, medicamentos indicados en protocolos de tratamiento para quimioterapia, insumos médico-quirúrgicos, equipos especializados para la atención integral de los pacientes”, dice el documento. “Las fallas constantes de electricidad y agua, la dificultad para adquirir los alimentos y suministrar una dieta adecuada a los pacientes, mantenimiento de estructuras, los deberes formales y laborales y la acentuada escasez de recursos profesionales”, agrega.
Las religiosas también dirigen 13 casas hogar que acogen a adultos mayores, personas en situación de calle y niñas en condiciones no favorables para su supervivencia y estudios. “Vivimos la impotencia de no poder adquirir los alimentos necesarios por la escasez”.
En el texto afirman que el Estado viola el derecho de vivir una vejez plena, porque no facilita ni apoya la atención de los mayores. “Nos sentimos solas en esta misión debido a que la familia en muchos casos no puede aportar lo necesario para la manutención de sus parientes”. Tampoco han podido ingresar más pacientes.
La congregación pidió al gobierno agilizar los procesos para trámites de importación de insumos médicos y abrir un canal humanitario para que se traigan alimentos.
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