ANTONIO MACHÍN
Cantante y maraquero.
Interpretó cerca de dos
mil temas.
De
él “Se decía que cantaba con el corazón en los labios”, y que era un “Hombre de
mundo y antiguo bon vivant, su elegancia era la que se estilaba en La Habana
con anterioridad” a la instauración del comunismo por Fidel Castro.
En 1911, el párroco de Sagua lo puso a
cantar en el Altar Mayor y en cierta
ocasión, con motivo de una fiesta benéfica, interpretó el “Ave María” de
Schubert subido a una silla ganándose el aplauso de toda la población.
Llegó el cantante a La
Habana en 1926 e, inmediatamente, se pone a ofrecerse, sin éxito, a los tríos de músicos que actuaban en los
cafetines para hacer la segunda voz.
Más tarde formó un dúo
con el guitarrista Miguel Zaballa que animaba fiestas.
Luego se integró como
segunda voz a la Orquesta del Casino Nacional de La Habana, dirigida por Don
Azpiazu. Fue el primer cantante de color de dicha sala de juego, ya que para la
época el racismo en Cuba era tal que a los negros o mulatos como Machín no
podían entrar a espacios exclusivos para los blancos.
Sin dejar a Azpiazu,
funda un sexteto que hizo sus primeras grabaciones en 1929 difundidas a partir
de los medios de la época, es decir, las victrolas de cuerda y la radio que
empezaba a desarrollarse.
El éxito fue inmediato
con “Aquellos ojos verdes”, al que siguió “El manisero”.).
En 1930 partió a Nueva
York, Estados Unidos, cuando esta metrópoli vivía las postrimerías de lo que
Scott Fitzgerald llamó la “era del jazz”.
El 26 de abril de ese
año fue muy bien recibido durante su presentación en el Palace de Broadway.
“El manisero”, su primera
grabación cubana, en versión norteamericana para la RCA Victor,
vendió más de un millón de discos.
Temas grabados en esa
época con bastante éxito fuueron “Aquellos ojos verdes”, “A chapear nos manda
el mayoral”, “Mamá Inés”, “Reina guajira”, “Mamá, yo quiero un yoyo” y “A
Baracoa me voy”.
Allí formó parte, además
de la orquesta de Don Azpiazu, de José Escarpenter y su Orquesta, Orquesta
Antillana de Rafael Hernández, Julio Roque y su Orquesta, Armando Valdespí y su
Orquesta, así como las dirigidas por él
mismo la Orquesta Machín y el Cuarteto Machín
De Nueva York, donde
trabajó cuatro años, se trasladó
contrato en mano a Londres para presentar en el teatro Adelphya su espectáculo
“La vida empieza a las 8.40”, que conquistó a los londinenses.
Viajó a París, luego a
Estocolmo, Suecia, y regresó otra vez a la capital francesa, donde formó el
grupo “Antonio Machín y su Orquesta”, con Moisés Simons al piano, realizando a
partir de entonces varias grabaciones.
En 1936 grabó también
con la Orquesta de Eduardo Castellanos..
Luego se fue a
España, donde su primera actuación
española tuvo lugar en Barcelona. Cataluña, y después Sevilla.
“En todas partes
encontré y encuentro –reconoció- aplausos que nunca agradeceré bastante” y temas como “Dos gardenias”, “Somos”, “Madrecita”
o “Angelitos negros” fueron a dar alegría al proverbial aburrimiento de la
España franquista.
De sus interpretaciones
se dice que contribuyeron a la natalidad española en los años 60 y hasta entró
en el refranero popular con el dicho "Te mueves más que las maracas de
Machín.". También se dijo de él que fue "El más cubano de los
españoles y el más español de los cubanos".
El primer éxito que tuvo
en España fue “Noche triste”, un fox melódico grabado con los Mihuras de Sobré,
orquesta que lo acompañó en sus primeros
éxitos y de la que después se desligó. Igualmente, “Cómo fue”, “Moreno”, “Amor
sincero”, etc.
En 1947 llegaría su gran
éxito en España: la "canción moruna" Angelitos negros”, convertida en
bolero merced a arreglo musical en la década de los sesenta.
Homenajes
El 22 de abril de 1981
se le homenajeó en un concierto en el que participaron cuatrocientos artistas
de diversos estilos que se celebró en el Palacio de los Deportes de Barcelona.
En 2003, en el 25º
aniversario de su muerte y en vísperas de su centenario se le homenajeó con un
proyecto en que incluyó un documental dirigido por Núria Villazán, un libro
biográfico y un disco, bajo el título de "Machín. Toda una vida".
El 10 de diciembre de
2006 se inauguró una estatua en su memoria en Sevilla, obra del escultor
Guillermo Plaza Jiménez, ubicada en la Plaza Carmen Benítez. Además una calle
de esa ciudad lleva su nombre.
En el Museo de la Música
de su ciudad natal se atesoran muchas de sus pertenencias: sus maracas, claves
y algunos de sus discos, además de fotografías suyas y de los familiares.
Fuentes
http://www.coveralia.com
Wikipedia, la enciclopedia libre.
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