De la basura sacan las tres papas diarias
Académicos, investigadores y especialistas comienzan a estudiar el fenómeno basado en testimonios. Se multiplican las familias que hurgan en desechos buscando bocado, incluso en camiones
Ya no se trata de un indigente hurgando entre la comida. Ahora son familias enteras revisando las bolsas en las afueras de los mercados y de los restaurantes.
Rescatan hasta los restos de las sopas del día y limpian todo tipo de huesos y espinazos que se consiguen en medio de los desechos.
Niños pidiendo en las puertas de las panaderías o en los negocios de comida rápida es algo que se hizo cotidiano por las calles de Caracas. Ya no hay vergüenza ni pudor. Piden a quien sea y cómo sea.
¿Señor qué está comiendo? Un jojoto Pensé que era pan, pero ¿igual me da un poquito? Esa escena se desarrolló en medio de un vagón repleto de usuarios de la Línea 3 del Metro de Caracas.
La señora que preguntó y pidió no tenía pinta de andar en situación de calle.
Pero cuando el señor le dio unos granitos de maíz, dijo con cara de satisfacción: "esto es lo primero que como en el día".
Ella quizás prefirió pedir a meter sus manos en las bolsas de basura.
EL BASURERO COMO FESTÍN
Casi a las 1 de la tarde del sábado 12 de noviembre un grupo de hombres, mujeres y niños acechaba el botadero del mercado mayor ubicado en la parroquia Coche.
Casi a las 1 de la tarde del sábado 12 de noviembre un grupo de hombres, mujeres y niños acechaba el botadero del mercado mayor ubicado en la parroquia Coche.
Tenían sus bolsas preparadas como esperando a que reviente la piñata, que para ellos eran las bolsas con desechos que llegaban de los frigoríficos y pescaderías.
Bolsa de desperdicios lanzada a ese rincón en un santiamén desaparecía. Se vio a mujeres defendiendo a capa y espada hasta los espinazos sobrante de lo que fue un buen atún.
Los niños con sus manos sacaban los pedazos de carnes de los huesos y cuidaban la mercancía con recelo.
Una escena nada nueva en este centro de acopio de alimentos. Lo que sucede ahora es que se está haciendo más frecuente y cada día más aumentan las personas que se aglomeran en esos espacios.
"Antes veías a los indigentes y a los pichacheros sacando comida de esos basureros, pero ahora vienen señoras con sus hijos. Es una situación muy deprimente. Porque a veces hay hasta animales muertos tirados en esos contenedores", contó Eugenio Vivas, vendedor de una charcutería.
NO SE ESCAPA NI EL CAMIÓN
Quienes caminaban por la avenida Urdaneta, a la altura de Plaza España no salían de su asombro.
Quienes caminaban por la avenida Urdaneta, a la altura de Plaza España no salían de su asombro.
En ese momento pasó un camión recolector de SupraCaracas a retirar las bolsas de una cadena de comida rápida que está justo al frente de la plaza.
Mientras los obreros cargaban las bolsas negras y las lanzaban al camión en marcha, de la nada salieron unos tres hombres que saltaron al cajón y comenzaron a sacar piezas de pollo aún crudas.
"Coroné el almuerzo", se le escuchó decir a uno de los hombres, que por su apariencia física no pasaba de los 30 años.
De inmediato metió las sobras en un paquete transparente y las guardó en un morral que guindó en uno de sus hombros.
Algunos conductores se pararon para observar y se vio a unos sacando su celular para dejar grabado aquella imagen de degradación social a la que está llegando el pueblo venezolano producto de la escasez de alimentos.
Según estimaciones de Datanálisis, el desabastecimiento de productos regulados se encuentra en 77 %, debido, entre otras razones, a la poca producción nacional.
POCO PODER ADQUISITIVO
"Yo no puedo comprar comida. Trabajo reciclando cartones y con eso antes pagaba la habitación y compraba el almuerzo. Pero ahora solo puedo hacer una de las dos cosas", contaba Rogelio, mientras sacaba piezas de carne y pedazos de verduras de los desperdicios que sacan de una feria de comida ubicad en San Jacinto, a dos cuadras de las oficinas desde donde despacha el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez.
"Yo no puedo comprar comida. Trabajo reciclando cartones y con eso antes pagaba la habitación y compraba el almuerzo. Pero ahora solo puedo hacer una de las dos cosas", contaba Rogelio, mientras sacaba piezas de carne y pedazos de verduras de los desperdicios que sacan de una feria de comida ubicad en San Jacinto, a dos cuadras de las oficinas desde donde despacha el alcalde de Caracas, Jorge Rodríguez.
Sin importarle el olor nauseabundo, ni las moscas, Rogelio se llevaba a la boca trozos de jojotos. "Hoy por lo menos duermo en la habitación. Prefiero esto (dijo señalando lo poco que había sacado de la basura) a tener que dormir en la calle. Yo no soy un indigente".
Una señora con un par de carricitos esperaba que llegara otro lote de comida proveniente de la feria. Sentada en la plaza El Venezolano veía con impaciencia cómo otros aseguraban un plato de comida y ella aún tenía las manos vacías.
DESESPERACIÓN
Eso fue lo que se vio en los alrededores del mercado de Quinta Crespo cuando también paso un camión de la basura. La gente pegó la carrera tras la unidad, mientras el chofer del vehículo aceleraba.
Eso fue lo que se vio en los alrededores del mercado de Quinta Crespo cuando también paso un camión de la basura. La gente pegó la carrera tras la unidad, mientras el chofer del vehículo aceleraba.
Varios hombres que corrían detrás del recolector lograron sacar varias bolsas y como pudieron los cueros de pollo. Se los llevaban a la boca y mordían con rapidez mostrando la hambruna.
Por supuesto bajo este panorama el poder acceder a comida buena y barata es una odisea que muy pocos logran atravesar.
Ahora las personas sin recursos salieron de las enormes colas al estatus de pedigüeños. Rondan, tal como describimos, los mercados populares, las puertas de las ferias, restaurantes y panadería.
Van en familia, con bolsos y utensilios preparados para meter los alimentos que consiguen en los basureros y están dispuestos a pelearse por la mejor tajada que salga de las bolsas.
Las horas favorables para "cazar" alimentos son al mediodía (en los mercados municipales) y pasada las 4:30 en las afueras de las ferias y restaurantes.
Incluso, algunos obreros comentaron que ya dentro de los negocios se están reparando bolsas con desechos aun comestibles para que los buscadores no rieguen los pipotes.
Otros esperan puntualmente el paso de los camiones recolectores para descargar sus contenedores y así evitar peleas en las afueras de los locales.
"Porque eso se está viendo. Mujeres y hombres se van a los golpes por las presas de carne", contó un comerciante.
Las avenidas Urdaneta, Universidad, los alrededores de la Candelaria y Andrés Bello, Plaza Venezuela, bulevar de Sabana Grande y Quinta Crespo son varios de los sitios donde más se observan personas comiendo de la basura y repartiéndose alimentos, muchos en estado de descomposición.
Marino González, profesor del departamento de Ciencias Económicas y Administrativas de la Universidad Simón Bolívar, aseveró que como no hay cambios en las políticas económicas, la pobreza aumentará. Para este año diversas firmas estiman una caída de la economía entre 6 y 8% y una inflación de 300%.
CRISIS SOCIAL
Lo cierto del caso es que estos episodios, nos llevan a pensar que no solo por adicciones o abandono del hogar, los ciudadanos caen en la indigencia por no tener con qué comer. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe de Panorama Social de 2015 calculó que el pasado año en Latinoamérica 175 millones de personas estuvieron en pobreza de ingresos, de los cuales 75 millones estaban en situación de indigencia.
Lo cierto del caso es que estos episodios, nos llevan a pensar que no solo por adicciones o abandono del hogar, los ciudadanos caen en la indigencia por no tener con qué comer. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en su informe de Panorama Social de 2015 calculó que el pasado año en Latinoamérica 175 millones de personas estuvieron en pobreza de ingresos, de los cuales 75 millones estaban en situación de indigencia.
En Venezuela los datos de indigencia tienen tres años que no se actualizan, pero la cifra de 2013 señalaba que el índice de indigencia estaba en 9,8% cuando en 2012 fue 7,1%. En 2014, 2015 y 2016 los desequilibrios de la economía han acentuado esta situación.
Tanto que la severa escasez de artículos básicos por la baja producción y una elevada inflación que pulveriza el salario.
Según el Centro de Documentación y Análisis Social de los Trabajadores (Cenda), la canasta alimentaria de septiembre de 2016 se ubicó en 299.271 bolívares, aumentando en 12 meses 670 %. Se requieren 13 salarios mínimos para los gastos básicos de alimentación.
Por ese deterioro del sueldo, en 2015 la pobreza por ingresos subió a 76%, según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), la Universidad Central de Venezuela (UCV) y la Universidad Simón Bolívar (USB).
Ese dato indica que 20 millones de personas tienen limitaciones para adquirir los artículos básicos. Los venezolanos están comprando menos cantidades de alimentos y están restringiendo los gastos en educación y recreación, pero para un segmento de la población la plata no le alcanza ni para la comida. A 93% de las familias más pobres el dinero no le rinde para alimentación, según la Encovi, encuesta que también arrojó el aumento de la pobreza reciente, es decir el número de venezolanos cuyos ingresos solo permiten cubrir sus necesidades básicas, la cual pasó de 33,1% en 2014 a 47,1% el año pasado.
Para Agustín Blanco Muñoz, profesor titular de la Universidad Central de Venezuela y doctor en Ciencias Sociales, la pobreza está en pleno crecimiento.
"Hay que estar bien claros. Bajaron los precios del petróleo y quedó a un lado las posibilidades de hacer la inversión para superar la pobreza y para mantenerla controlada. La pobreza no nació con el chavismo. Tambiénes cierto que ellos (Gobierno) han hecho esfuerzos, aunque sean equivocados, por mejorar la situación. Lo hicieron con un petróleo a 100 dólares el barril".
El profesor de la UCV es crítico: "Venezuela es hoy un colectivo conformado por personas que van por el camino de la muerte: sin comida, sin salud, sin dinero, sin seguridad. Es una sociedad donde prevalece la desesperación por la carencia, a la que hasta el buen humor se le está fracturando".
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