Navidad, que triste Navidad
La tradición cristiana y las costumbres de nuestra población, suponen que el sábado, a las doce de la noche, se celebre el nacimiento del Niño Dios. En Venezuela y en casi toda Latinoamérica, las costumbres populares tienen varias vertientes y están profundamente matizadas por las enseñanzas religiosas y las costumbres ancestrales y populares.
Si nos concentramos en las costumbres regionales de Venezuela, encontramos variaciones locales en muchas de sus expresiones.
Si bien, las Navidades tienen su máxima expresión en la medianoche del 24, la fiesta de los regalos a la familia y los condumios que se preparan y consumen en cada región, la población comienza a expresarse desde los primeros días del mes, cuando en cada casa se preparan las hallacas, proceso que puede requerir, de acuerdo con varios factores, uno o dos días del trabajo familiar, las hallacas de cada región del país tienen ingredientes diferenciados. Al acercarse el meridiano del mes, con el cobro conjunto de la quincena y el llamado “aguinaldo”, los padres compran los regalos que traerá el Niño Dios y los “estrenos” de ropa que se lucirán en las fiestas.
Desde varios días previos al 24, a partir del 16 de diciembre, la Iglesia Católica convoca a los feligreses a las llamadas “Misas de Aguinaldo” que, cuando éramos párvulos, se sucedían a las cinco o seis de la mañana, allí se cantaban los aguinaldos, cánticos de rima fácil y música pegajosa que entonan coros de niños; inmediatamente surgía la oportunidad adecuada para asistir a bullangueras “patinatas” en las que el punto obligado estaba en el consumo de las arepitas abombadas, preparadas con harina de maíz, papelón y anís. Una expresión notable de la gastronomía popular.
Este año, después de mutilaciones anteriores que, por ejemplo, desplazaron, por razones de inseguridad, las misas de aguinaldos hasta las seis de la tarde, hoy las hallacas no se pueden preparar. La harina precocida de maíz es sumamente escasa. Pilar el maíz y molerlo es un recuerdo casi cavernícola. Los componentes de la preparación tienen precios que colocan al plato entre inaccesible e imposible.
La compra de ropa adecuada para estrenar durante las fiestas, es costumbre en extinción. Tenemos que restringirnos a lo que los gringos denominan window shopping, mucha vista y pocas compras. Además, con esta loca estrategia del ilegítimo, los billetes con los que pagaron los exiguos sueldos de quincena y el anhelado aguinaldo, fueron agredidos, anulados e invalidados a través de actuaciones confiscatorias y faltas de alguna lógica. Solo entendibles dentro de la insana guerra que el régimen que nos destruye, realiza en detrimento de toda la ciudadanía, corregimos, menos los enchufados bachaqueros del dólar de los norteamericanos. Venezuela está celebrando las Navidades más tristes y oprimidas, de toda su historia.
Nota: Escrito este artículo, recibimos la noticia de que se aplaza la barbaridad hasta el 2 de enero de 2017. ¡Así es que se gobierna!
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