Te pareces tanto a mí…
No quiero servir de “Pictoline” en estas líneas porque aunque es una atractiva forma de transmitir noticias, a veces no es muy acertada ni documentada, pero sí quiero hacer un pequeño repaso de lo que ha sucedido desde que el presidente Trump ha tomado el mando de EE UU
No quiero servir de “Pictoline” en estas líneas porque aunque es una atractiva forma de transmitir noticias, a veces no es muy acertada ni documentada, pero sí quiero hacer un pequeño repaso de lo que ha sucedido desde que el presidente Trump ha tomado el mando de EE UU. Una de las primeras cosas que hizo fue que –por decreto ejecutivo– prohibió la entrada por 90 días a personas de siete países que, por cierto, son musulmanes, y también por 120 días detuvo el programa de refugiados provisto por los Estados Unidos de Norteamérica. Esto creó protestas en muchas ciudades del mundo, pero las más notorias fueron aquellas que ocurrieron en los diferentes aeropuertos donde la orden fue ejecutada de inmediato: varios centenares de personas se aglomeraron en las afueras de los mismos en apoyo a los que estaban siendo retenidos por las fuerzas de inteligencia y las autoridades migratorias del estado. Los que sufrían la arbitraria orden, en su mayoría, eran ciudadanos con número de seguro social e inclusive Green Card. Nadie entendía tal humillación, pero en la incertidumbre, una de las organizaciones más importantes que defiende los derechos civiles y políticos en el país del norte, American Civil Liberties Union (ACLU) acudió al rescate, deteniendo la orden mediante una demanda. Miles de personas en todo el mundo han donado dinero para que los abogados que, apostados en el aeropuerto, brindaron asistencia legal a los afectados por la decisión de Trump.
No puedo evitar hacer comparaciones, y es que el paralelismo entre el país de la libertad y el de la dictadura donde vivimos es más que evidente. Por lo menos para los que hemos sido testigos de golpes dados por el estado, las diferencias que nos separan se opacan por las semejanzas que nos unen. Todo esto me recuerda a 2014, –durante las manifestaciones– cuando la “revolución” se encargó de encarcelar a más de 3.000 jóvenes sólo en Caracas, que sólo recibían ayuda de héroes, pero sin las donaciones: los abogados, los activistas y los voluntarios del centro de DD.HH de la Universidad Católica Andrés Bello, la Universidad Metropolitana, el Centro para la Paz y los Derechos Humanos de la UCV, Redes Ayuda, Provea, Foro Penal, Cepaz– y me disculpo si omito a alguien más en estas líneas. Todos pasaron un año asistiendo a decenas de centros de reclusión para verificar el estado de los detenidos, dando asistencia legal en tribunales y apoyando a los familiares, y actualmente siguen en lo mismo, y más, pero con menos publicidad, menos reconocimiento y sin el dinero del colectivo estadounidense, pero con el mismo mérito, o más. A lo que voy: aprovechemos esta ola de descontento global contra la arbitrariedad para alzar la voz de quienes desde acá luchan a diario por recobrar la libertad en Venezuela.
@MelanioBar
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