Calle, sí. Diálogo y negociación también
El "choque de trenes" no es la vía: no le conviene ni al país ni a la oposición
En el fragor de los combates políticos, conviene siempre empinarse un poco para otear el horizonte estratégico. Quiero dejarles saber a mis amigos en la MUD y en la vasta oposición política y civil más allá de ella mi opinión acerca de los eventos en curso.
1. Me parece claro que los partidos que integran la MUD han escogido la estrategia del "choque de trenes", conducente al desplazamiento del chavismo madurista del poder ya. Ojalá tengan éxito. Sería la más feliz de mis rectificaciones, si así ocurriese. Sin embargo, me siento obligado a decir que no les arriendo la ganancia.
2. A esta línea insurreccional ("O totalitarismo o insurrección", ha dicho MCMachado) no le veo destino victorioso. Por contrario, me preocupa que si muere por inanición (como me resulta probable) su saldo sea de nuevo más desesperanza. Eso que llaman "desesperanza aprendida".
3. No cuestiono para nada la protesta de calle contra unas sentencias que, por acción de unos magistrados del TSJ obsecuentes (más comisarios políticos que magistrados), pusieron de bulto la condición autoritaria del régimen y su clara vocación totalitaria, dentro del esquema de partido/Estado. Lo que digo es que, además, hace falta admitir que a su lado se requiere diálogo y negociación entre ese partido/Estado y la sociedad democrática (MUD y más allá). Observo con preocupación que en el discurso de la oposición oficial se ha posesionado la idea con arreglo a la cual se escoge la calle porque se rechaza dialogar y negociar (las redes están llenas de esta idea y creo que el liderazgo de la MUD no sólo la ha tolerado sino que la ha promovido irresponsablemente). La calle entendida como negación de diálogo y la negociación es un absurdo. Calle sin diálogo y negociación no creo que consiga ni las elecciones regionales que la oposición necesita como del aire: por contrario, estoy seguro de que si volviese a la mesa de diálogo con éste de las regionales como único punto, podría obtener una fecha inamovible con veeduría y garantías internacionales.
4. Esta estrategia del "choque de trenes", de calle política (no social) por el voto (no por comida o medicinas o servicios o seguridad) debe producir un resultado tangible y con base en él debe ser evaluada. Al diálogo se le pide resultados al día siguiente que los negociadores se sientan a conversar: ¿en cuánto tiempo se le pedirá resultados a esta estrategia del "choque de trenes"? No digo el derrocamiento de Maduro pero, al menos, la suspensión del desacato o la elecciones regionales, ¿no? Por cierto, la oposición sabe que en dos horas, de aquí a mañana, tiene cómo resolver el tema del desacato. Debería considerar hacerlo. A veces, en política (¡en la vida!), dar un paso atrás vale la pena si eso posibilita dar luego dos pasos adelante.
5. Calle, por una parte, y, por la otra, diálogo y negociación, es, a mi modo de ver, la vía correcta. Más ahora cuando el pronunciamiento de la Fiscal General prueba que el chavismo sigue siendo una contradicción, una tensión permanente, entre vocación totalitaria y legitimidad de origen democrática y electoral de la que no se puede desprender fácilmente.
6. Esa contradicción, esa tensión, está presente en el chavismo pero digo aún más, al interior de cada chavista, en unos más, en otros menos. De cómo se resuelva esta contradicción depende buena parte del futuro de la república. La oposición debe ayudar a que se resuelva a favor de la democracia, y eso implica buscar interlocutores allá, en el chavismo, tanto en el oficial como en el disidente, y proponer un futuro de reconciliación y no de exterminio.
7. Para que tenga éxito, resulta imperioso que la transición entre el régimen autoritario y la reinstitucionalización de la democracia sea pacífica, esto es, pactada, en particular teniendo en cuenta los "enclaves" auotoritarios que quedarán en los Poderes Públicos y en la Fuerza Armada. La estrategia del "choque de trenes" no parece ir en ese sentido. Calle + diálogo y negociación sí.
Ojalá la importante energía civil puesta en tensión en estos días sea reorientada hacia caminos útiles y exitosos. Para lo que se necesita que los partidos democráticos y sus líderes tengan la reciedumbre de asumir con responsabilidad, sin miedo, esa tarea.
Por los derechos humanos
1. Me parece claro que los partidos que integran la MUD han escogido la estrategia del "choque de trenes", conducente al desplazamiento del chavismo madurista del poder ya. Ojalá tengan éxito. Sería la más feliz de mis rectificaciones, si así ocurriese. Sin embargo, me siento obligado a decir que no les arriendo la ganancia.
2. A esta línea insurreccional ("O totalitarismo o insurrección", ha dicho MCMachado) no le veo destino victorioso. Por contrario, me preocupa que si muere por inanición (como me resulta probable) su saldo sea de nuevo más desesperanza. Eso que llaman "desesperanza aprendida".
3. No cuestiono para nada la protesta de calle contra unas sentencias que, por acción de unos magistrados del TSJ obsecuentes (más comisarios políticos que magistrados), pusieron de bulto la condición autoritaria del régimen y su clara vocación totalitaria, dentro del esquema de partido/Estado. Lo que digo es que, además, hace falta admitir que a su lado se requiere diálogo y negociación entre ese partido/Estado y la sociedad democrática (MUD y más allá). Observo con preocupación que en el discurso de la oposición oficial se ha posesionado la idea con arreglo a la cual se escoge la calle porque se rechaza dialogar y negociar (las redes están llenas de esta idea y creo que el liderazgo de la MUD no sólo la ha tolerado sino que la ha promovido irresponsablemente). La calle entendida como negación de diálogo y la negociación es un absurdo. Calle sin diálogo y negociación no creo que consiga ni las elecciones regionales que la oposición necesita como del aire: por contrario, estoy seguro de que si volviese a la mesa de diálogo con éste de las regionales como único punto, podría obtener una fecha inamovible con veeduría y garantías internacionales.
4. Esta estrategia del "choque de trenes", de calle política (no social) por el voto (no por comida o medicinas o servicios o seguridad) debe producir un resultado tangible y con base en él debe ser evaluada. Al diálogo se le pide resultados al día siguiente que los negociadores se sientan a conversar: ¿en cuánto tiempo se le pedirá resultados a esta estrategia del "choque de trenes"? No digo el derrocamiento de Maduro pero, al menos, la suspensión del desacato o la elecciones regionales, ¿no? Por cierto, la oposición sabe que en dos horas, de aquí a mañana, tiene cómo resolver el tema del desacato. Debería considerar hacerlo. A veces, en política (¡en la vida!), dar un paso atrás vale la pena si eso posibilita dar luego dos pasos adelante.
5. Calle, por una parte, y, por la otra, diálogo y negociación, es, a mi modo de ver, la vía correcta. Más ahora cuando el pronunciamiento de la Fiscal General prueba que el chavismo sigue siendo una contradicción, una tensión permanente, entre vocación totalitaria y legitimidad de origen democrática y electoral de la que no se puede desprender fácilmente.
6. Esa contradicción, esa tensión, está presente en el chavismo pero digo aún más, al interior de cada chavista, en unos más, en otros menos. De cómo se resuelva esta contradicción depende buena parte del futuro de la república. La oposición debe ayudar a que se resuelva a favor de la democracia, y eso implica buscar interlocutores allá, en el chavismo, tanto en el oficial como en el disidente, y proponer un futuro de reconciliación y no de exterminio.
7. Para que tenga éxito, resulta imperioso que la transición entre el régimen autoritario y la reinstitucionalización de la democracia sea pacífica, esto es, pactada, en particular teniendo en cuenta los "enclaves" auotoritarios que quedarán en los Poderes Públicos y en la Fuerza Armada. La estrategia del "choque de trenes" no parece ir en ese sentido. Calle + diálogo y negociación sí.
Ojalá la importante energía civil puesta en tensión en estos días sea reorientada hacia caminos útiles y exitosos. Para lo que se necesita que los partidos democráticos y sus líderes tengan la reciedumbre de asumir con responsabilidad, sin miedo, esa tarea.
Por los derechos humanos
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