Luis Ugalde: “Todo
demócrata tiene que escoger, no hay medias tintas”
Ya
había definido el punto donde nos encontramos, un punto oscuro y tenebroso. No
es momento de matices ni de hablar con medias tintas. La voz que quiere ser
escuchada es directa y clara, porque las opciones que enfrenta el país plantean
un dilema entre la vida y la muerte. En estas circunstancias sería un crimen
dejar de lado valores éticos y morales.
Es por esa razón que
Luis Ugalde sj., lee en voz alta uno de sus escritos. Todo
venezolano, sea de la condición que sea, tiene que partir de una realidad
dramática que la ve el mundo entero y que, además, la padecemos nosotros.
Venezuela se desangra y marcha al abismo. Hay hambre en todos los rincones y
muerte por falta de medicinas, con inflación desbocada. El bolívar sin valor y
el salario disminuyendo a pesar de los aumentos. Riadas humanas revientan las
fronteras, huyendo de esta espantosa tragedia como ocurría antiguamente en las
ciudades apestadas. Esa es
la realidad —puntualiza Ugalde—, no puede haber ninguna posición ética ni de
valores ignorando esto o mirando a otro lado. Sea gobierno, sea oposición, sea
empresario, sea la condición que sea, este es el tema fundamental en el cual
nos definimos los venezolanos y en el cual se define la política. Si un
político quiere evadir eso y entrar en discusiones de menor monta, está
traicionando a su profesión y al país. El problema del país no se puede resolver
en pequeñas componendas.
Que no se equivoquen
cuando dicen que la Iglesia se mete en política. “No, se mete en este debate
entre vida y muerte”. Después de su experiencia en La Vega, de su trayectoria
en el rectorado de la UCAB y de su formación intelectual comprobada —su obra
escrita habla por sí sola—, podría decirse, sin menoscabo a la verdad, que con
una sola conversación con el venezolano de a pie, Ugalde entiende lo que siente
y lo que está experimentando en este momento.
El tema de unir al país,
de buscar una solución que convoque a la gran mayoría de los venezolanos —a las
organizaciones sociales, a las iglesias, a los sindicatos, a los partidos
políticos—, en función del objetivo que acaba de marcar, usted lo ha planteado
con insistencia. Pareciera algo elemental, pero ha sido imposible ¿A qué
atribuye usted esa imposibilidad?
En toda sociedad, cada
uno tiene sus intereses, pero todos vamos en un barco. Si el barco se hunde, no
hay interés particular que valga. Pero no acaban de mirar el hundimiento del
barco. Voy
a ver si salvo la parte mía.No,
no es salvable. Creo que estamos en ese momento. El gobierno advirtió hace
tiempo que esto venía. También advirtió que por vía constitucional, por vía del
voto universal y secreto, estaba perdido. Entonces inventó una cosa diabólica:
la Constituyente… la Constituyente supraconstitucional y subrayo lo de
supraconstitucional. Es decir, que manda por encima de todo lo constituido,
manda por encima del Ejecutivo, del Judicial, del Legislativo, de toda
instancia.
El politólogo Luis Gómez
Calcaño le puso nombre y apellido a la Constituyente: monárquica e imperial.
¿Usted comparte esa opinión?
Absolutamente.
Supraconstitucional son los reyes absolutos, supraconstitucional es Stalin, es
Fidel Castro, es Mao Tse Tung, son los dictadores de derecha, por encima
de toda Constitución estoy yo.
Eso es supraconstitucional. La Constituyente, cuando se da —en el marco de la
ley—, es por un lapso limitado y con autorización para cambiar la Constitución,
que una vez redactada hay que someterla a consideración del soberano. Pero eso
no pasó en Venezuela. Hicieron la Constituyente por lo menos para dos años y la
pueden prolongar por otros 20 años. Cualquier cosa que no le guste el gobierno
lo pasa a la Constituyente y como está por encima de todo, aténganse a
las decisiones. El gobierno se está manejando de esa manera. La Constituyente
es poder ejecutivo, poder legislativo, poder judicial y poder electoral, todo a
conveniencia del poder. El tema de quienes están en el poder no es cómo
resolvemos el hambre, sino cómo hacemos para que no nos saquen del gobierno.
¿Con o sin elecciones?
Sabemos que el 85% de la
población dice que este infierno no puede durar y tenemos que salir. Ese es el telón de fondo de dónde venimos. La
Constitución establece que en enero de 2019 tiene que haber cambio de gobierno
y de presidente, por tanto lo lógico es que entre octubre y diciembre de este
año tiene que haber una elección presidencial. No es que me gusta o no me
gusta. Eso es una obligación. El gobierno, que de eso sabe, dice. Ah, pero
esa la perdemos, pero con la Constituyente no la perdemos. La Constituyente
puede convocar cuando le dé la gana. La oposición está dividida, la gente está
desanimada, está sufriendo terriblemente, pero no tiene forma de unirse, vamos
a poner la elección en abril… aunque
pudo ser en marzo como pensaron.
El gobierno fue a
República Dominicana supuestamente para buscar un acuerdo. Se redactó un
borrador y el gobierno lo convirtió en un acuerdo. Ahora dice que está
cumpliendo lo consensuado allí unilateralmente.
El gobierno sabe que
está mintiendo. Sabe, además, que salió de República Dominicana tremendamente
derrotado y furioso. Furioso como sus acompañantes, entre otros Zapatero, que
se había comprometido con el gobierno a arrancarle a la oposición una firma de
algo que no se puede aceptar. ¿Por qué? En primer lugar, quieren que se
reconozca esa Constituyente, que es totalmente anticonstitucional.
Afortunadamente la oposición dijo no. En República Dominicana hubo acuerdos
mejores (Ugalde se refiere al memorándum
del 2 de diciembre) en donde todos los países acompañantes,
incluidos los que propuso el gobierno, estaban de acuerdo. Ah, pero claro, eso
es poner unas reglas de juego internacionalmente aceptables en una democracia y
eso no lo puede aceptar el gobierno, porque sabe que la tiene perdida.
Entonces, le prometieron a Maduro, que iban a traer ese acuerdo firmado. Pero
gracias, sobre todo a Julio Borges y otros, no se firmó. Y estuvo muy bien que
no se firmara. Ahora, tenemos el dilema político. Allá está resuelto. Yo
hubiera pensado que todos los partidos hubieran dicho como dijimos allá no,
decimos acá no a esa votación, pero decimos sí a la elección constitucional
este año entre octubre y diciembre.
Si bien la oposición
anunció el miércoles que no iba a participar en las elecciones del 22 de abril,
el anuncio no es propiamente una demostración de unidad. Estamos en una especie
de limbo. ¿A qué atribuye usted este estado de suspensión?
Los que querían firmar
en Dominicana se hacen la ilusión, no sé cómo, de que podían ganar una
elección. ¿Si usted perdió su Estado cómo pueden ganar una elección nacional?
Pero se aferran a esa posibilidad que no es real. Afortunadamente, y esto hay
que decirlo, han ido evolucionando a un acuerdo, no del todo completo. La
oposición, llamémosla MUD, pero es mucho más que MUD, quería un consenso total.
No ha sido el caso. Pero se han convencido de que la trampa que ha montado el
gobierno tiene como objetivo prolongar seis años más esta situación de miseria,
esta catástrofe nacional impresionante.
De alguna manera
sectores de oposición todavía están deshojando la margarita. Vamos a no vamos.
El problema no es de los
partidos políticos, el problema es del país. Todos los venezolanos estamos
metidos en este barco que se va a hundir, y no hay duda. Ni siquiera hay duda
en el gobierno. El barco se va a hundir. La gente quiere una respuesta.
Olvidémonos ahora de los políticos. ¿Cómo se salva? ¿Cuál es la respuesta a
esta miseria, a esta catástrofe nacional? Ese es el dilema político. El
gobierno dice: no quiero perder el poder. Pone un mecanismo basado en la
Constituyente, que es anticonstitucional, para prolongar esta desesperanza por
seis años más y en principio, como dice todo comunista, para perpetuarla. El
dilema político para todo venezolano es: o prolongamos este infierno o buscamos
salir de él, este año 2018, y reconstruir el país. Entonces, todo demócrata
tiene que escoger, no hay medias tintas. ¿Qué tenemos? El gobierno monta unas
elecciones, en las que usted no puede elegir nada, esa votación cuyo resultado
está predeterminado y amañado, por un lado; y por el otro, los demócratas
tenemos que salir y tenemos una elección, que la niega el gobierno, pero es un
mandato constitucional. Vamos a elegir esa elección. Nosotros no somos
abstencionistas.
Después de leer su
artículo más reciente, me pasó por la cabeza que usted lo que está planteando
es una rebelión. Una rebelión social, de la gran mayoría de los venezolanos, no
solamente frente al fraude sino para restituir el orden constitucional. ¿Estoy en
lo cierto?
Lo que estoy planteando
es el cumplimiento de la Constitución frente a la dictadura anticonstitucional
y también el cumplimiento del artículo 333 que fue redactado por los propios
chavistas, que dice que todo venezolano, civil y militar, añado lo de civil y
militar, tiene la obligación de defender la Constitución y su restauración
cuando se viole. Artículo 333, yo estoy defendiendo eso. Estoy defendiendo no a la
dictadura, no a la tiranía y no a una votación tramposa que no elige nada en
abril. Eso sí estoy planteando.
¿Y toda Venezuela? Claro, porque los partidos políticos tienen que mirar a la
sociedad. Si la sociedad se levanta en todas sus agrupaciones —y esos signos ya
están apareciendo, ha hablado la Iglesia y van a hablar las iglesias, han
hablado las universidades, así como los empresarios y los estudiantes y
hablarán los trabajadores—, si la población siente que esos que han levantado
la voz son
los que interpretan mi situación,
entonces la esperanza resurge.
Todo lo que venden los
políticos en una campaña electoral es esperanza. ¿Pero qué esperanza puede
haber en Venezuela en la situación que estamos viviendo?
La que había el 15 de
diciembre de 1957. Esto no tiene remedio. Pérez Jiménez se va a
perpetuar. Unos dicen:
mejor nos acomodamos y votamos a favor de Pérez Jiménez, aunque va incluso
contra su Constitución, el plebiscito, y los otros dicen: como esto no tiene
remedio me quedo en casa. Gana el plebiscito dictatorialmente el gobierno y qué
dice el venezolano común: somos pasivos, vamos a tener dictadura por otros 10
años. Un mes después el dictador estaba haciendo las maletas para irse. Esa es
la esperanza. Ningún sembrador es tan tonto que siembre algo si está seguro de
que no va a cosechar… No, no vale la pena, porque la semilla está
dañada, porque no va a llover, como
dice la Biblia, al ir a sembrar va llorando, porque es un trabajo sembrar,
cultivar, pero como sabe que va a volver cantando con la cosecha, dice el
salmista, entonces usted siembra. Es igual que en diciembre del 57. Es el mismo
punto en este momento. El venezolano está desesperado, pero al mismo tiempo
está mirando en dónde aparece una luz. Por eso la oposición tiene que ser muy
clara, hay que salir de esto este año y el camino son las elecciones
democráticas, no las elecciones de abril amañadas que inventó el gobierno.
La unidad, más allá de
los partidos políticos, no termina de cristalizar…
Toma tiempo, toma
tiempo. Apenas ayer levantaron la luz. Para que la gente venga a la luz hacen
falta guías y esa luz tiene que ir a las comunidades. Yo sé de reacciones que
hubo en Valencia y en Barquisimeto y la gente se agrupa, porque a pesar del
desánimo, si hay una orientación bien dirigida, la gente se va a movilizar. ¿Va
a haber elecciones este año? Probablemente no, habrá el simulacro en abril.
Nosotros seguiremos insistiendo en que esto es una burla, tiene que haber elección. Se moviliza el país en torno a la elección y se
van a resquebrajar muchas cosas. Se va a resquebrajar el gobierno, se va a
resquebrajar la Fuerza Armada, porque los militares ven lo mismo y están
sufriendo lo mismo. La presión de un centenar de países democráticos. Esto no
está quieto. Hoy el país está infinitamente peor que hace un mes, mucho peor
que hace dos meses. Mañana va a estar peor que hoy. En abril va a estar mucho
peor que hoy. Va a haber más hambre, va a haber más falta de medicinas. Va a
haber menos libertad, etc.
Es muy probable que en
el gobierno haya gente que advierta la realidad que usted visualiza. Hagamos
una analogía militar. En Vietnam hubo negociaciones, se llegó a un alto al
fuego, las fuerzas irregulares del vietcong iniciaron una ofensiva y la
dirigencia comunista vio que Estados Unidos no reaccionaba. Ese el momento de
la unificación. ¿No será este el momento para que el gobierno haga elecciones
legislativas y de concejales para tener el control total?
No, porque en Vietnam
era al revés. La mayoría no estaba en torno a la posición de Estados Unidos.
Aquí es lo contrario. La mayoría la tienen los demócratas. Eso lo sabe
Diosdado. ¿Qué les queda que no controle la Constituyente? Pueden anular todo
los que les dé la gana, como pasa en toda dictadura. Les queda la Asamblea
Nacional que fue electa, suprimamos esto y listo; si ya montamos la
trampa, metamos en ella la elección legislativa, eliminemos todo eso y
quitémonos la careta… Somos dictadura y qué. La oposición tiene que actuar en consecuencia.
No se llame más democracia, usted es dictadura y nosotros vamos a expresar el
sentir de la gente. Por eso, ésta es la hora de la unidad. De una unidad nueva,
en el sentido de que aquí entra gente de buena fe que en su momento fue
chavista, pero que dice que el madurismo es un horror, el país se está
muriendo, mis valores no permiten que se mantenga esto, porque hay un señor que
quiere estar en el poder.
¿Quién participe en la
elección amañada del 22 de abril que tesitura moral y ética tiene?
Algunos tienen toda la
claridad, yo participo porque me dieron un dinero o porque me dieron una bolsa
CLAP; otros participan de buena fe, pero la mayoría de los que van a votar y se
prestan al juego están éticamente desorientados. Esto es de vida o muerte.
¿Usted quiere prolonga esta muerte o quiere traer a un médico que realmente
quiera curar al enfermo y que cambie el tratamiento?, porque Maduro no va a
cambiar nada. Aquí se mantiene un modelo que ha fracasado en el país y en el
mundo entero. La ética se define en una pregunta. ¿Usted quiere la vida del
otro o no? Sea por abstenerse o por indiferencia, usted puede contribuir a la
muerte del otro. En el país las cosas están planteadas de esa manera. Por eso
habla la Iglesia. ¿Se mete en política? No, se mete en vida o muerte. Ahí el
cristiano no tiene elección: usted tiene que defender la vida y la vida de los
más débiles y de los más pobres.
El barco se está
hundiendo, se va a terminar de hundir. No hay posibilidad de reflote. ¿Usted
cree que el gobierno está consciente de eso?
Absolutamente. Pero
dice. A
mí no me importa el barco, a mí lo que me importa es adónde voy yo. En cualquier país los gobiernos cambian y están
hechos para que cambien. El período anterior de cinco años o de seis ahora está
puesto para que cambie. ¿Para qué es la reelección perpetua? Eso es para
restablecer una dictadura. La división de poderes y la circunscripción de los
períodos presidenciales a cuatro o cinco años se hicieron, justamente, para que
usted no pueda ser dictador, porque terminado el período, usted tiene que
rendir cuentas y lo van a cambiar. ¿Qué ha hecho el gobierno? Lo que se hizo en
todos los países comunistas: unificar el poder en el Ejecutivo. En Cuba, un
rector de una universidad no puede opinar distinto a Fidel Castro. Todos tenían
que decir amén a lo de Fidel Castro. No hay poder judicial ni legislativo
separados. ¿Dónde está unificado eso? En el Presidente y en la Constituyente,
que sacaron de la manga ilegalmente.
¿Cómo ve usted la
perspectiva del país?
Yo veo un cambio en
2018. Veo, además, el camino legítimo y obligatorio, como lo dije
anteriormente: artículo 333. La restitución de la Constitución y exigir la
elección democrática entre octubre y diciembre. Si no hay una fuerza enorme
nacional e internacional, el gobierno tratará de no conceder eso. Entonces,
terminará mal. Lo lógico, lo sensato es que ante todo el rosario de esta
tragedia, Maduro renuncie y convoque a elecciones. Eso es lo propio de
cualquier demócrata. Eso es lo que debería hacer el presidente. Renunciar y
recuperaría su imagen en el mundo en buena medida.
HUGO PRIETO. PRODAVINCI, 25-2-2018
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