Uribe: «La continuidad del régimen chavista, que protege al narcotráfico, le hace daño a Colombia»
En entrevista con el PanAm Post, el expresidente de Colombia habló sobre Venezuela, la posibilidad de una incursión militar y el Gobierno interino de Guaidó
Álvaro Uribe es, sin duda, la figura de mayor influencia y peso en la política colombiana. Es el hombre de más trascendencia en la historia contemporánea de Colombia. Odiado y amado, genera percepciones drásticamente polarizantes; pero nadie podría rebatir su ascendencia. Y hoy, cuando gobierna su partido, de la mano del presidente Iván Duque, su rol es clave.
En conversación con el PanAm Post, el expresidente de Colombia (entre 2002 y 2010), habló principalmente sobre Venezuela, su postura ante posibilidad de una incursión militar, la amenaza que representa Gustavo Petro a Colombia y el desempeño del Gobierno interino del presidente Juan Guaidó. «Guaidó ha tenido la legitimidad democrática, pero no la fuerza», dijo Uribe sobre quien aún hoy se perfila como el líder del proceso de liberación de Venezuela.
Presidente, quisiera empezar esta entrevista refiriéndome a una información que se publicó hace poco y que, aunque creo relevante, no tuvo la trascendencia que debió. En su libro, John Bolton le atribuye parte de la responsabilidad del fracaso del intento de ingreso de ayuda humanitaria el 23 de febrero de 2019 al Gobierno de Iván Duque. Yo estuve ese día en Cúcuta y puedo decir que la percepción entonces coincide con el testimonio de ahora de Bolton. Ese día al parecer Duque no tuvo el coraje, el valor, de ir hasta el final y enfrentar la amenaza. ¿Cómo lo ve usted?
Pues mire, yo no opino sobre esos libros. El presidente Duque ha hecho un gran esfuerzo desde todos los puntos de vistas y no quiero entrar a emitir opiniones sobre el tema que me propone.
Entiendo; pero, ¿no cree que a Duque le han faltado espuelas o agallas para confrontar la amenaza que significa el régimen de Maduro?
El presidente Duque es un hombre que ha procedido con toda la convicción y es una persona, en todas sus acciones, sumamente respetuosa de la Constitución y de la ley.
¿Y usted cree que el Gobierno de Colombia entiende que la continuidad del chavismo compromete la paz y la libertad de la nación? Es decir, yo lo he dicho y escrito en varias ocasiones: para Colombia y para los colombianos, la resolución de la tragedia venezolana es un tema de supervivencia. La existencia de Colombia como Estado democrático y civilizado pasa por lograr esos objetivos que son superiores. ¿Usted cree que esa percepción se comparte en el Gobierno?
Yo no puedo hablar del Gobierno de Colombia, soy respetuoso. Hablo de lo que pienso yo…
¿Y usted cómo lo ve?
La continuidad de esa dictadura y las tragedias que causa se convierte en un fenómeno de exportación de males para sus vecinos. Por ejemplo, esa dictadura que propuso resolver problemas sociales de Venezuela, subió la pobreza de 25% al 86%. Que iba a acabar la corrupción… Lo que ha hecho es generalizarla. La corrupción se ha convertido en Venezuela en el factor de sometimiento de las Fuerzas Armadas al régimen porque ha hecho que muchos altos oficiales de las Fuerzas Armadas sean los beneficiarios de la corrupción.
Me parece que en Venezuela hay dos fenómenos muy complicados. Por un lado, la dictadura tiende a estabilizarse. Yo temo mucho que esté ocurriendo lo que ha ocurrido con Cuba. Cuando mi generación estaba joven, en cada enero nos decían: «Este año cae la dictadura cubana». Se estancó y ya han pasado cuatro generaciones de cubanos. Veo que esa tragedia de Venezuela, esa dictadura, se está estabilizando. Esa dictadura neocomunista.
Y, por otro lado, aparece un agravamiento de la crisis. Colombia tiene la crisis de la pandemia, pero aquí hay democracia, confianza e inversión privada; hay lógica en política social; todo eso puede permitir que Colombia se recupere bien de esta pandemia que está sufriendo. Venezuela no.
La única manera de que Venezuela se recupere de la grave crisis que trae, ahora agravada por la pandemia, es cambiando de sistema. Adoptando un sistema democrático, de promoción del emprendimiento, de política social, etcétera. Ellos no lo van a hacer. Esa dictadura neo-comunista no lo hace. Entonces van a seguir ellos a toda hora buscando exportar sus males.
Y claro, la continuidad de ese régimen, protegiendo al ELN, a lo que se llama las «disidencias» FARC; protegiendo al narcotráfico (que es una de las fuentes de subsistencia del régimen de Venezuela), le hace enorme daño a Colombia.
Claro, ¿y en ese sentido no cree que hay una responsabilidad, frente a los mismos ciudadanos colombianos, de buscar la manera de ponerle fin a ese régimen con las características que usted describe? ¿No debería ser también parte de la política de Colombia trazar una estrategia para colaborar con la deposición del chavismo?
No. Yo no opino en ese sentido. Mi opinión es a título personal. Creo que el camino, y se lo decía ayer a un medio internacional, es una gran presión de la comunidad internacional sobre las Fuerzas Armadas de Venezuela.
A mí me preguntaban si la acción diplomática y económica ha servido. Yo diría que hasta ahora sigue estable la tiranía. Quiere decir que no ha producido los frutos que se esperaban. Me preguntaban que si la penetración de una fuerza extranjera… Esto tendría que ser una acción de las Naciones Unidas o de la OEA. No lo van a hacer. No creo que se atrevan ni convenga que unos países, bajo la legitimación de la OEA o Naciones Unidas, se atrevan a hacerlo.
Por eso sigo creyendo, desde mi punto de vista personal, que la comunidad internacional tiene que ejercer una gran presión sobre las Fuerzas Armadas de Venezuela para que los militares les quiten el apoyo a Maduro, le den el apoyo a Juan Guaidó, no para establecer un Gobierno militar sino un Gobierno civil transitorio.
Por supuesto lo anterior encuentra un obstáculo. Es muy posible que las elecciones de diciembre las aproveche esta tiranía de Venezuela para quedarse con la Asamblea Nacional de Venezuela. Entonces, al no tener mayoría la oposición en una Asamblea Nacional y esta ser controlada completamente por la tiranía, habrá otra dificultad.
Claro…
Por supuesto, uno encuentra países donde las Fuerzas Armadas han salvaguardado la democracia. En Venezuela, no. Uno encuentra diferentes razones, pero la determinante es que el Gobierno ha alimentado con corrupción, para llenarlos de beneficios económicos corruptos, a altos oficiales de las Fuerzas Armadas.
Pero, presidente, el año pasado vimos cómo, por ejemplo, Estados Unidos fue punta de lanza en diseñar una estrategia similar a lo que usted propone: presionar lo suficiente a las Fuerzas Armadas y ofrecerles la posibilidad de abandonar al régimen y obtener garantías, para lograr ese quiebre. Vimos las sanciones, amenazas y ofertas de todo tipo y al final nada ocurrió. De hecho, el último gesto fue el del ministro de la Defensa, Padrino López, quien dijo que mientras exista una Fuerza Armada como la de ellos, la oposición nunca llegará al poder. ¿Entonces, no cree que es un poco ingenuo y más bien aplaza otras alternativas, seguir insistiendo en que el quiebre debe llegar por las Fuerzas Armadas? ¿No sería dejar nuestras esperanzas en manos…?
No, no. El tema es inútil tratarlo conmigo. ¿Entonces la otra alternativa es una invasión armada extranjera? Ya he dicho: eso tiene que ser un tema de la OEA o Naciones Unidas, que deberían estar considerando lo que dice Padrino López, que es la reiteración de que allí no hay unas Fuerzas Armadas para preservar la democracia sino para preservar la tiranía.
Entonces, esas son declaraciones de las cuales la ONU y la OEA deben tomar atenta nota.
Lo que quiere usted es que yo diga que estoy de acuerdo con una acción armada unilateral o con una promoción mercenaria armada para salir de Maduro. No, no estoy de acuerdo. Eso tiene que ser una acción armada institucional.
Ahora, eso que me está diciendo usted sobre Padrino López lo que hace es darle razones a la OEA o a la ONU para que ejerza una acción muy importante que obligue a que se haga a un lado la dictadura de Venezuela.
Pero presidente, ¿coincidimos en que esos organismos internacionales, como las Naciones Unidas o la OEA, suelen ser bastante inútiles, no? Al menos las Naciones Unidas… Por ejemplo, en el Consejo de Seguridad nunca se aprobaría una ofensiva armada. Es decir, si esas son nuestras esperanzas, las esperanzas de la región (porque hablamos de una amenaza para la región), pues…
Mire, yo tengo que ser muy claro. Tengo que ser muy claro. Yo no voy a llegar al punto de decirle a usted que, desde mi punto de vista, voy a apoyar medidas no institucionales. Tengo que ser muy claro y, por supuesto, ahí es donde hay que hacer gran reflexión internacional. Los países tienen sus representantes en la OEA, tienen sus representantes en las Naciones Unidas y allí es donde los países deben evaluar lo que ha dicho Padrino López.
Entiendo. Ya para pasar de tema, quería preguntarle: ya llevamos año y medio del Gobierno interino de Juan Guaidó. Según su percepción, ¿cómo evalúa el desempeño de Guaidó?
Él ha tenido la legitimidad democrática pero no ha tenido la fuerza. Entonces, el ejercicio efectivo en Venezuela lo hace quien tiene la fuerza, que es la tiranía. Independientemente de todo lo bueno que haya dicho o pretendido hacer Juan Guaidó, él ha tenido la legitimidad democrática pero no ha tenido la fuerza. Sin un respaldo de las Fuerzas Armadas, Guaidó nunca podrá lograr que su legitimidad su traduzca en hechos.
¿Debería Colombia seguir apoyando a Juan Guaidó sin condiciones y pese a que no se han concretado los objetivos? ¿Y pese a lo que han sido los escándalos de corrupción, el acercamiento con el chavismo, la vinculación a boliburgueses que se favorecieron del desfalco a la nación y los encuentros en Oslo del año pasado (de los que, por cierto, no se puso al tanto al Gobierno de Colombia, siendo este el mayor aliado de los venezolanos)? ¿Debería mantenerse intacto el acompañamiento?
Yo no sé la percepción que el Gobierno del presidente Duque tenga sobre estos temas de Juan Guaidó. Lo que sí sé es que Colombia tiene una posición muy clara de oposición a esa tiranía de Venezuela, no oportunista. Porque lo del Gobierno de Juan Manuel Santos fue oportunismo. Primero, el oportunismo de mostrarse como el primer anticastrista de América, para que el pueblo colombiano lo eligiera. Después volvió a Chávez su mejor amigo, para que Chávez le ayudara a obtener el Nobel a través de un acuerdo en el cual el Gobierno de Colombia claudicó frente a las FARC. Al final, para lavarse las manos, empezó a criticar a su amigo Nicolás Maduro, a quien le había ofrecido ayudarle a mejorar la imagen en Colombia.
La gran diferencia con el Gobierno anterior, es que fue un Gobierno oportunista frente a Venezuela y el Gobierno de Duque ha sido un Gobierno coherente, así no haya habido eficacia para desbancar a esa dictadura.
Para terminar, presidente: ¿es optimista sobre Colombia? ¿No cree que la izquierda radical que se identifica con Petro llegue a gobernar Colombia? ¿No hay nada que alertar?
Yo he sido muy claro. En estos días he dicho que Colombia está viviendo un período de agitación pre-chavista. Yo estuve en Venezuela en 1998, era julio del año 98, y a los pocos meses fue elegido Chávez. En esa visita que yo hice a Venezuela, me recuerdo que encontré una Venezuela extraordinaria. Había tenido ya dos Gobiernos transparentes totalmente: el Gobierno interino de Ramón J. Velásquez y el Gobierno del presidente Caldera. Gobiernos sin corrupción. La economía estaba sumamente bien, avanzaban en programas sociales, PDVSA era la mejor empresa de petróleos del mundo. Asistimos a una conferencia de Luis Giusti y cuando regresamos a la universidad, escribí que veía a Venezuela muy bien en el presente pero con muchas dudas sobre el futuro. Porque, en ese junio/julio del año 98, había una unanimidad para elegir a Chávez. Él había engañado, sabía engañar. Marcaba distancia frente a Castro, se mostraba amigo de la empresa privada y respetuoso de la libertad de prensa. Hizo todo lo contrario.
Chávez siguió el consejo de Castro: no se puede llegar por la vía armada, hay que llegar por la vía electoral. Los temas son: anunciar el respeto a la libertad de prensa, a la empresa privada y manifestarle al electorado una crítica muy fuerte a la corrupción y a la inequidad. Y una vez en el poder, acabar la economía de los ricos, decía Castro. Racionar la economía de los pobres, no hacer elecciones sino en el momento en que el Gobierno las pueda controlar. Eso fue lo que pasó en Venezuela.
Aquí ocurre algo semejante. Aquí los que quieren ese socialismo, lo esconden. Se llaman amigos de la empresa privada, quieren el chavismo, el madurismo, y lo esconden. Los únicos que no lo esconden, y hay que reconocérselos, son los parlamentarios de las FARC. Otros sectores de la oposición lo esconden. Están empeñados en deslegitimar un Gobierno transparente, como es el del presidente Duque. Un Gobierno que recibió una economía desgastada y ha ido recuperando. Un Gobierno que recibió un país con 209 mil hectáreas de coca. Están empeñados en deslegitimar la elección del presidente Duque, un proceso que tuvo absoluta transparencia. Se basan en cualquier habladuría para deslegitimar esa elección. Una gente que ha hecho política con dinero del narcotráfico, sin declarar, y que ha pedido dinero a la dictadura de Venezuela.
Buscan deslegitimar al Gobierno del presidente Duque, al partido, a las Fuerzas Armadas de Colombia (que son las más ejemplares que ha tenido el continente, en las cuales no ha habido encubrimientos a delitos cometidos por algunos de sus integrantes, sino al contrario, ha habido sanciones ejemplares, lo que enaltece a las Fuerzas Armadas de Colombia, hoy en el ojo de la agitación pre-chavista).
Primero, Juan Manuel Santos fue elegido ampliamente en el año 2010. Parecía despejado el peligro chavista y castrista en Colombia, pero él lo reversó todo. En 2012 el país tenía 42 mil hectáreas de coca. Él anunció que no habría extradición ni cárcel a las FARC. Anunció además que habría elegibilidad política para las FARC, independientemente de su participación en el narcotráfico. Anunció que suspendía la fumigación y que cualquier programa debía ser aceptado por la comunidad. En ese 2012 Colombia había llevado a un récord, por lo bajo, de 42 mil hectáreas de coca; y eso parece que no le gustó a Juan Manuel Santos. Prefirió complacer a las FARC y después de todos sus anuncios revirtió la tendencia y llegamos a 209 mil hectáreas que recibió el presidente Duque y que se convirtió en una fuente de atracción y proliferación de toda clase de criminalidad. Eliminaron los estímulos tributarios, subieron excesivamente los impuestos, acabaron con la ley de estabilidad. Nos llenaron el país de mermelada corrupta. Pararon la economía desde el 2012. El país vio enfriarse totalmente la inversión y reducirse la generación de empleo. El país vio menguarse el crecimiento económico y llegar a unos niveles mínimos. Colombia, que entre el año 2000 y el 2012 había logrado reducir la pobreza del 53% al 27%, con esos cambios de Juan Manuel Santos estancó la reducción de pobreza en el 27%.
Juan Manuel Santos paró la economía, le dio impunidad a la criminalidad, aumentó el narcoterrorismo, dejó al país con un gigantísimo endeudamiento. Fenómenos que recibe el presidente Duque, que venía enfrentando y ahora con el agravante de la pandemia.
Juan Manuel Santos le revivió a este país un gran riesgo castrochavista, que está latente y en el año 2022 todo dependerá de que el Gobierno del presidente Duque tenga más éxito.
Ha hecho muchas cosas buenas, tiene que aumentar muy radicalmente sus logros en política social para recuperarse de esta pandemia. Yo creo que el objetivo tiene que ser: pandemia sin hambre, sin rabia social; para que el país salga de esta crisis con cohesión social, sin más ruptura social. El Gobierno del presidente Duque sabe cómo recuperar la economía. Tiene tiempo para demostrar la recuperación de economía. El Gobierno del presidente Duque tiene que hacer un esfuerzo adicional en materia de seguridad.
De los éxitos integrales del presidente Duque va a depender en gran parte el resultado electoral del 2022. Esos éxitos se requieren para despejar los riesgos del castrochavismo solapado que hoy amenaza a Colombia. Y, por supuesto, en el partido estamos obligados a apoyar al presidente, a pedirle más, a mirar con mucha objetividad cómo debe ser el trabajo del Gobierno y del partido con miras a las elecciones del año 22. También, a denunciar a toda hora, oportunamente, tempranamente, esta amenaza. Porque si la denuncia no hace ahora sino que se aplaza para el proceso electoral, la ciudadanía no la entendería. La tomaría como oportunismo electoral, estimado Orlando.
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