Pese a grandes escándalos, Asamblea venezolana nombra nuevo embajador en Bolivia
Este mes, el PanAm Post reveló las relaciones del «empresario favorito del MAS» con la delegación diplomática del Gobierno interino en Bolivia. Pese al ruido, el Gobierno interino aprobó la designación de un nuevo representante diplomático
El día 5 de septiembre el PanAm Post publicó una investigación titulada: «El acusado testaferro de Evo Morales y sus vínculos con el interinato». El reportaje trató, en gran parte, sobre Carlos Gill Ramírez, «el empresario favorito del MAS» y sus nexos con los enviados diplomáticos del gobierno interino de Venezuela. Además de ello, también se mencionaron algunas denuncias de los descalabros de la embajada de Venezuela en Bolivia, en donde se destacan fiestas —en plena pandemia— e incluso robo de los bienes de la embajada.
Para gran sorpresa, a más de una quincena de publicada la investigación, el Gobierno interino de Juan Guaidó nombró a José Gregorio Cumare como representante diplomático de Venezuela ante Bolivia. Todo ello, pese a los grandes escándalos que ha protagonizado la delegación.
Denuncias en medios bolivianos
El 12 de agosto pasado, el diario boliviano Página Siete, publicó: «Denuncian “desmantelamiento” de la embajada de Venezuela en Bolivia». En ese artículo, el portal denuncia que miembros de la comunidad venezolana aseguraron que «bienes diplomáticos, como una decena de vehículos, motocicletas y hasta una lancha, fueron comercializados sin autorización».
El PanAm Post, en la entrega anterior, informó que se comunicó con dos fuentes cercanas a la embajada de Venezuela en Bolivia, ambas coincidieron con lo denunciado en Página Siete y, además, agregaron que los responsables eran los actuales enviados diplomáticos del interinato.
Aquí los nombres de la comisión diplomática:
- A cargo de la misión diplomática y como Encargado de Negocios: José Gregorio Cumare Hernández (ya ratificado).
- Consejero Político: Arturo Vilar.
- Secretario Político: Rafael Cáceres.
- Agregado Militar: Capitán Henry Rivas.
- Jefe de Seguridad: Maro Martínez.
Esta embajada ha estado inmersa en la polémica desde hace mucho tiempo, pues, además de la denuncia sobre el desmantelamiento y la comercialización ilícita de los bienes, también existieron denuncias sobre fiestas —que incluyeron prostitutas y alcohol— en plena pandemia. Esto se puede leer en el artículo de Página Siete y también fue denunciado por las fuentes del PanAm.
Pese a ello, la embajada venezolana en Bolivia hizo un pronunciamiento desmintiendo la publicación del portal Página Siete: «Los vehículos y otros bienes encontrados en la sede de la embajada siguen estando a buen resguardo, y es menester destacar que la embajada se encuentra cerrada sin que sus activos hayan sido tocados y bajo custodia de la policía bolivariana».
Lo más grave: las turbias relaciones de los enviados diplomáticos con funcionarios del MAS y Gill Ramírez
Esta delegación diplomática, además de las denuncias sobre fiestas y beneficios económicos ilícitos, también está relacionada a funcionarios del partido de Evo Morales —Movimiento al Socialismo (MAS)— y a Carlos Gill Ramírez, un empresario venezolano-paraguayo que fue acusado, entre otras cosas, por ser el principal contratista de Evo (más información en la investigación anterior).
Para explicar la relación de la delegación con Gill Ramírez y los emisarios del MAS; primero hay que trasladarse a marzo pasado, cuando el periodista costarricense, Jovel Álvarez, publicó la denuncia de una de las funcionarias de Venezuela ante Bolivia, María Molina.
Ella, quién fue, según una fuente, la primera embajadora de Guaidó en Bolivia ——antes de Winston Flores (su sucesor) y José Gregorio Cumare (el actual)— denunció que en la sede diplomática estaban ocurriendo una serie de irregularidades que le impedían llevar a cabo su labor. Entre ellas, torpedeos sistemáticos y malos tratos hacia su persona.
Pero lo más grave de la misiva es lo siguiente: «Lamentablemente existen personas envueltas en polémicas y cuestionamientos por tener vínculos con personalidades ligadas a la gestión de Evo Morales y Álvaro García Linares, esa opinión negativa es fundamentada en informes periodísticos y trabajo de investigación de una comisión encabezada por un senador de la República Plurinacional de Bolivia (…) cuestionan de manera fuerte y fundamentada la posibilidad que aliados empresarios vinculados al MAS estén incorporados en la delegación diplomática del interinato de Venezuela».
El nombre que le falta a la carta es el de Gill Ramírez, que fue señalado por el senador Oscar Ortiz Antelo como el empresario favorito del MAS y reveló todo el sistema de contratación directa con el que el venezolano se benefició haciendo tratos con el Estado (Evo Morales).
La relación entre Gill Ramírez y la delegación diplomática vienen de larga data, desde Winston Flores, quién en junio fue cambiado drásticamente de sitio y lo pasaron a cumplir una labor de «responsabilidades» en la Comunidad Andina (CAN). Todo esto, por supuesto, cuando ya existían versiones sobre la relación Gill Ramírez-delegación diplomática.
¿Cuál era dicha relación? Aquí surge el nombre de Leonor Montiel Parra de Bedoya —mano derecha de Flores— y la cuota política de Carlos Gill, según una fuente consultada que pidió el anonimato por temor.
En el 2017, un artículo del periódico El Deber denunció algunas de las relaciones entre Montiel Parra de Bedoya y Carlos Gill. Primero señaló que «Leonor Montiel Parra de Bedoya, (venezolana) esposa de un alto ejecutivo bancario y representante de Pdvsa», aparece en los directorios del empresario venezolano-paraguayo. Segundo: «Gill y Montiel Bedoya aparecen como socios de una empresa constructora paraguaya Gómez Nuñez, contratada por Thales Air Systems para construir las torres para los radares que el Ministerio de Defensa compró a Francia en 2016».
De esta forma, con las denuncias recibidas por las fuentes cercanas a la embajada, más las comprobadas relaciones del empresario con Montiel Parra de Bedoya (mano derecha de Flores), se comprueban las relaciones de Gill Ramírez con la delegación.
Los nexos entre Carlos Gill Ramírez y la embajada interina son fuertes por los vínculos entre Leonor Montiel y Flores, pero la situación pudiera ser incluso más grave: a principios de año, una fuente muy cercana a la presidencia de Jeanine Áñez aseguró al PanAm Post que un familiar de Leopoldo López llamó al gobierno boliviano para intermediar a favor de Carlos Gill.
Pero no es solo eso, el artículo al que se hizo mención párrafos atrás, el de Página Siete, señala que «la venta de al menos seis vehículos se habría hecho por algunos funcionarios o exfuncionarios gubernamentales que ingresaron durante la gestión del Movimiento Al Socialismo (MAS)». Es decir, que la venta de bienes pertenecientes a la embajada venezolana, lo estarían haciendo personas vinculadas a Evo Morales y su partido.
El PanAm Post consultó a las fuentes el nombre de los funcionarios del MAS ligados a la embajada, según indicaron, uno sería Waldo Omiste, director protocolar de presidencia boliviana, y el otro Sergio Barrios, jefe de administración portuaria y funcionario del MAS. «Las investigaciones de la Cancillería del Estado plurinacional de Bolivia a la embajada de Venezuela están paradas y no se sabe por qué», explicó una de las fuentes.
La misma denunció: «En la embajada se realizan continuamente fiestas donde el alcohol, las drogas y la prostitución son parte de ellas, incluso en esta época de pandemia, haciendo mal uso de la inmunidad de este predio. Hay reclamos y denuncias de los vecinos».
El Gobierno interino de Juan Guaidó, pese a las denuncias y escándalos, no se ha pronunciado y tampoco ha abierto una investigación. Más bien, todo lo contrario, pasó a Winston Flores (exrepresentante) a la Comunidad Andina sin especificar el cargo. Ahora, 17 días después de que este medio publicara la denuncia de los desmanes de la delegación venezolana, decide ratificar a José Gregorio Cumare como representante.
Es curioso esto, pues el Gobierno interino, en el Centro de Comunicaciones, no menciona la reafirmación de Cumare. De hecho, nunca nombró al sustituto de Flores para el cargo de embajador. Además, en la sección de embajadas, no aparece Bolivia, a diferencia de una treintena de países donde sí se hace mencionó a las representaciones del Gobierno interino.
Fueron los medios de comunicación y las redes sociales quiénes avisaron de la aprobación del nuevo representante. ¿Por qué no hacerlo de forma pública con al menos una nota de prensa? Hay muchas preguntas que se deben responder, sobre todo por la gravedad de las denuncias.
Nota: este artículo se escribió con información de una primera entrega publicada en este medio llamada El acusado testaferro de Evo Morales y sus nexos con el interinato de Guaidó. En ese reportaje de investigación hay mayor información sobre Gill Ramírez y las primeras denuncias.
Para aquella nota, el PanAm Post intentó conversar con Winston Flores, nunca contestó los mensajes ni las llamadas.
El PanAm Post también intentó contactarse con fuentes del Gobierno boliviano para conseguir información oficial, con declaraciones públicas, pero quienes hablaron insistieron en el anonimato. Uno de los contactados fue el ministro de Gobierno Arturo Murillo, quién no respondió el mensaje para establecer un contacto.
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