Divide y vencerás
Esa frase tan conocida se le atribuye a distintas personalidades del pasado, entre otras a Filippo de Macedonia, Julio César y Napoleón. Lo cierto es que la han puesto en práctica numerosos políticos y es una práctica común actual entre los autócratas populistas.
En el caso venezolano es obvio que el régimen está aplicando, desde hace bastante tiempo, esa táctica. Primero fueron los alacranes, luego los “entendimientos” con Capriles, que supuestamente han conducido a los encuentros con Fedecámaras y el sector empresarial, pero que pareciera no van a dar fruto, es decir no logrará dividir a la oposición. Si hubiese un acuerdo racional para la vacuna sería harina de otro costal.
Otro tema, tal vez más espinoso, es el caramelo envenenado de participar en las elecciones de gobernadores y Asambleas Legislativas y quién sabe si en las municipales, porque deliberadamente son ambiguos, y con razón, porque si aprueban las leyes del estado comunal, las alcaldías estarían de más.
Y por último, tenemos la falta de seriedad en el tema de la reclamación del territorio Esequibo. Porque si estamos hoy en la CIJ, se debe en gran parte a la sucesión de errores cometidos en estos 21 años, los cuales no se subsanan apresando barcos pesqueros o emitiendo decretos contradictorios como el reciente de la extensión de la plataforma continental del delta del Orinoco.
Hacer actos propagandísticos no resuelve la difícil situación en la que estamos ante la Corte Internacional de Justicia. Más bien podría verse como que se estaría armando algo parecido a lo que hizo Galtieri en Argentina y se sabe cómo terminó eso.
Hay que abrir los ojos y tener mucho cuidado con las manipulaciones, porque una cosa es resolver los graves problemas del país con soluciones concertadas y otra es ser utilizados para afianzar al régimen en el poder.
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