En muchos países del mundo, incluyendo algunos con idiomas diferentes al castellano, donde está presente la comunidad peruana, conmemoran con gran fervor católico, los días 18 y 19 de octubre la festividad en honor al Señor de los Milagros, también denominado Cristo de Pachacamilla, (llamado así porque allí habían vivido indios del Pachacamac), Cristo Morado, Cristo de las Maravillas, Cristo Moreno o Señor de los Temblores.

El Señor de los Milagros es una imagen de nuestro Señor Jesús, pintada en una pared de adobe, ubicada donde actualmente se encuentra el Altar Mayor del Santuario de Las Nazarenas de Lima, construido en el gobierno del virrey Manuel Amat y Juniet.

Esta festividad religiosa tiene su origen en la capital del Perú, cuando un esclavo angoleño llamado Benito Pinto, en 1651 pinta en su humilde residencia de adobes en el barrio de Pachacamilla, al santo Cristo Crucificado.

El 13 de noviembre de 1655 un terremoto asoló Lima, que redujo a escombros a iglesias y edificaciones, incluyendo el modesto cuarto de adobe; el muro con la sagrada pintura quedó intacto; se considera el primero de los tantos milagros de esta santa figura.

El 14 de septiembre de 1671, fiesta de la exaltación de la Cruz, se celebró la primera misa ante el Cristo de Pachacamilla. El 20 de octubre de 1687 un maremoto hizo estragos en el puerto de El Callao y Lima, destrozando la pequeña capilla que se había levantado en honor de la milagrosa imagen, quedando nuevamente en pie; ese año se realiza la primera procesión.

Otro terremoto ocurrido el 28 de octubre de 1746, derribó gran parte de la reedificada Capilla y el Monasterio, respetando nuevamente la excelsa imagen.

Poco a poco se corre la voz de la presencia de esta pintura milagrosa, que obliga a las autoridades ordenar que se borrara en septiembre de 1671.

Cuando el obrero que debería hacerlo empezó a subir la escalera, sufrió una fuerte convulsión que lo hizo caer; otro que pretendió seguir el trabajo, al aproximarse a la pintura quedó con el brazo paralizado, al tiempo que se oscurecía el cielo y caía una lluvia torrencial.

El temor motiva a las autoridades desistir de tal disposición, y proceden a construir una sencilla capilla a la que asistían los viernes en la noche los creyentes en su mayoría negros y pobres a rezar y cantar ante el Señor. Comenzó a llamársele el “Señor de Los Milagros” o de “Las Maravillas” hasta convertirse hoy en día en la más grande y fervorosa concentración humana, que durante tres días en el mes de octubre recorre la ciudad de Lima y el mundo entero.

Como una forma de desagraviar al Cristo de Pachacamilla por las ofensas inferidas a la venerada imagen, el Virrey ordenó en 1776 iniciar la reconstrucción de un nuevo templo.

Cada año aumenta la fe al Señor de los Milagros y hoy en día su procesión, congrega a millones de feligreses en multitudinaria y alegre procesión en hombros de los hermanos del directorio general, capataces, sub capataces y hermanos cargadores y acompañados por los grupos de las hermanas sahumadoras y cantoras, las calles se visten de morado.

Desde los balcones decorados con guirnaldas y cadenetas con clásicos colores blanco y morado, caen lluvia de pétalos y papel picado para festejar su presencia.

Durante el trayecto se escucha el himno: “Señor de los Milagros, a ti venimos en procesión, tus fieles devotos, a implorar tu bendición…”
Bandas marciales y escolares amenizan el desarrollo de la grandiosa festividad.

En el lienzo aparece Jesús crucificado. Sobre la cruz, el Espíritu Santo y el Padre.

A la derecha del Señor, Su Santísima madre con su corazón traspasado por una lanza de dolor y Su derecha, el fiel Apóstol San Juan.

El color morado simboliza penitencia y austeridad. Espiritualidad y duelo, sugiere abundancia, religiosidad y dignidad.

El Hábito morado, cordón blanco y escapulario en el corazón, es la vestimenta utilizada por los feligreses.

Se venden dulces típicos entre los que destacan: choncholí, choclo, picarones y los infaltables turrones de doña Pepa, son de vieja data.

Al final se presentan bailes típicos de diferentes regiones y participación de bandas estudiantiles.

En Venezuela la comunidad peruana lo celebra en Caracas, Valencia, Maracaibo, Maracay, Turmero, Villa de Cura, Puerto Cabello y otras ciudades importantes.

Las cofradías en todo el mundo realizan obras benéficas ofrecidas a nombre del Santo Cristo de los Milagros, advocación de Jesucristo Nuestro Señor.

Eumenes Fuguet Borregales. churuguarero777@gmail.com.