Después de la Patria
Fidel Castro convirtió la consigna “Patria o Muerte” en una macabra alabanza a su política de terror contra un pueblo ingenuo.
LA HABANA, Cuba. “Patria y Vida” se escucha por las calles cubanas como un himno contrario a la consigna “Patria o Muerte”: a todas las muertes que no se olvidan, a los miles de fusilados de los primeros años de la Revolución, a los muertos en el Estrecho de la Florida y a los que fallecieron en guerras ajenas, adonde fueron enviados por Fidel Castro.
Se trata de una frase que, en el tiempo, se ha enunciado de formas diferentes. Muchas han sido muy conocidas. Otras, se pierden en la memoria, como la dicha por Marco Parcio Cato bajo la tiranía de Julio César: “No es tiempo de palabras, sino de libertad o muerte”.
En 1775, una frase de similar valor fue usada por Patrick Henry, prócer de la independencia de Estados Unidos, quien lanzó en Virginia su ultimátum: “Give me liberty or give me death” (Denme libertad o muerte).
Sabemos también que después de la toma de La Bastilla, los muros de París se llenaron de la consigna “Egalité, Fraternité Liberté ou la mort” (Igualdad, Fraternidad, Libertad o Muerte).
Más tarde, en 1825, la misma divisa llegó a Sudamérica, particularmente a Uruguay, cuya bandera decía: “Libertad o Muerte”. Sin embargo, más adelante la segunda palabra fue suprimida por José Félix Ribas, quien expresó: “No podemos optar entre vencer o morir, porque es necesario vencer”.
También los mambises cubanos combatieron contra los españoles con el grito de “Independencia o Muerte”.
Más acá, tenemos que la consigna “Patria o Muerte” fue dicha por Fidel Castro en marzo de 1960, luego de la explosión del buque francés La Coubre, en la bahía de La Habana.
Y, por supuesto, hay muchos que han imitado a Castro: en los años 70 del pasado siglo los Montoneros argentinos hicieron suya la consigna “Perón o Muerte”; y años después, en 2006, el golpista Hugo Chávez la rehizo cambiando “Patria” por “Socialismo”.
Pero solo “el máximo líder” cubano convirtió la frase en una macabra alabanza a su política de terror contra un pueblo ingenuo, fácil de domar por un dictador astuto.
Sin embargo, ante el fracaso de la Revolución castrista las nuevas generaciones ya no aceptan la consigna. Habría que preguntarle a Fidel si desde el Más Allá puede ver lo que logró en su país: miseria, subdesarrollo y hambre, un plan maquiavélico para después de la Patria.
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