La reacción desesperada del Cartel de los Soles ante las recientes denuncias de Colombia sobre la operación de rutas del narcotráfico en territorio venezolano, con participación de disidentes de las FARC amparados por el régimen de Nicolás Maduro, resulta reveladora de los tremendos temores que le quitan el sueño a civiles y militares de esa organización.

Maduro intentó devolver el golpe al decretar el 18 de febrero la creación de una superintendencia nacional antidrogas para la batalla contra “toda” esta sustancia ilícita; pero hay motivos para suponer que intereses ocultos dominan la escena, y los hilos de las marionetas son muy visibles en un país pervertido por la complicidad orgánica entre el crimen y la justicia.

El jefe del régimen omitió recordar que la noche del miércoles 5 de agosto de 2020 había anunciado la creación de la misma superintendencia. “Una institución con un nivel superior, cívico-militar-policial para luchar contra las drogas”, dijo entonces en un acto por el 83° aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana.

La mayor paradoja es que al día siguiente, jueves 6 de agosto de 2020 en la mañana, la Fuerza Aérea Colombiana confirmó que en una operación conjunta con la Fuerza Aérea de Guatemala interceptaron una aeronave del narcotráfico y lograron la intercepción de 2 toneladas de cocaína cargadas en territorio venezolano. El jet Gulfstream, matrícula N40BD, “que había iniciado itinerario desde México hacia Venezuela y de allí hasta Centroamérica”,  fue obligado a aterrizar en el departamento guatemalteco de Petén con 27 millones de dólares en drogas.

Aunque se desconoce con exactitud en qué medida pudo haber influido ese episodio, lo cierto es que la semana siguiente –faltando a la promesa de Maduro– no nació la superintendencia nacional antidrogas, a pesar de que ya se tenía la “estructura” del nuevo organismo. “Venezuela ha sido declarada mundialmente territorio libre de producción y procesamiento de drogas”, había dicho el jefe del régimen.

Pero el narcotráfico desde Colombia, en una conspiración de mafias criminales para inundar de drogas Estados Unidos y Europa, cuenta con luz verde de militares y civiles del régimen venezolano agrupado en el Cartel de los Soles, sostiene la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, un organismo independiente la ONU.

Estados Unidos apuesta por el éxito de la operación antidrogas que lanzó en el Caribe el primero de abril de 2020, pero sigue preocupándole el creciente “flujo”  de aeronaves con drogas procedentes de Venezuela con respaldo de carteles mexicanos del narcotráfico, la guerrilla colombiana del ELN y disidentes de las FARC.

Colombia decidió el 28 de agosto de 2020 reactivar la brigada estadounidense de asesoría y entrenamiento contra el narcotráfico, y recientemente anunció la creación de una fuerza élite para enfrentar el narcoterrorismo. Esto, que abre un flanco sumamente ingrato al Cartel de los Soles, sirve para entender la virulencia de los ataques de Maduro y el general Padrino López contra el presidente colombiano Iván Duque y Estados Unidos.

No conviene olvidar sin embargo que Estados Unidos sigue con la mira puesta en el Cartel de los Soles, encabezado por Maduro según la acusación fiscal del 26 de marzo de 2020. Un detalle interesante en esta historia es que el fiscal Brian Benczkouski, que llevó el caso de Joaquín “el Chapo” Guzmán, es uno de los acusadores del jefe del régimen.

El Departamento de Justicia –que ha acumulado cuidadosa y laboriosamente pruebas capaces de convencer a un jurado– ha acusado a Padrino López, entre otras cosas, de facilitar el tránsito de narcotraficantes a través de Venezuela en dirección a Centroamérica. Lo hacía, apuntó un funcionario, a cambio de sobornos; y en caso de que los narcotraficantes no pagaran, recurría a las Fuerzas Armadas para tomar represalias tales como “derribar aviones de los criminales”.

El análisis resultaría incompleto si se dejara de considerar la hipótesis de que la extradición inminente de Alex Saab desde Cabo Verde es un factor clave en la desesperación y las noches sin sueño de Maduro y Padrino López, entre otros, que tratan de anticiparse al escándalo planteando escenarios de guerra que no existen. Al testaferro encargado del turbio asunto de los negocios sucios lo espera la representante de Estados Unidos en el caso, la aguerrida fiscal del Cartel de los Soles Ariana Fajardo Orshan.