Socialismo de Maduro reprime la vida sexual del venezolano
Los costos de los anticonceptivos y de los lugares para citas íntimas no escapan a la crisis económica del régimen de Nicolás Maduro
Cuando los besos erizan la piel y el cuerpo se estremece es casi imposible contener el ritmo de la respiración, el corazón agitado y las húmedas consecuencias de las caricias. No importa dejar correr la pasión con desenfreno o timidez en la alfombra, un sofá o en la cama. Nada importa cómo cuando una pareja enciende su llama… excepto si la pareja está en Venezuela, donde la crisis del régimen de Nicolás Maduro reprime la intimidad.
Estar en pareja es difícil en socialismo. En este sistema el gozo carnal está sometido a las calamidades económicas, sociales y políticas que ya suman ocho años en el país donde un paquete de tres preservativos cuesta 4,40 dólares, el triple del salario mínimo que es de 1,50 dólares aproximadamente.
Estos costos apagan la libido. Además, a este escenario se añade el hecho de que la píldora anticonceptiva cuesta el doble de esa cantidad —alrededor de 11 dólares al mes— mientras que un dispositivo intrauterino puede alcanzar los 40 dólares, es decir, más de 25 veces el salario mínimo. Todo ello no incluye los honorarios del médico que tiene que implantarlo.
Así el clímax se torna también escaso, ocasionando que las frustraciones y las tensiones se abran camino entre quienes anhelan recrearse como la naturaleza manda, porque “una relación de pareja no es solo sostenida por el amor” asegura la sexóloga Sophia Behrens para quien “la sexualidad, el compromiso y la amistad es vital para una pareja sana”.
Frecuencia sin ritmo
La realidad sexual de Venezuela queda por fuera de las tendencias, considerando que en Grecia, Brasil, Nigeria, Alemania, Londres, Estados Unidos, Bélgica y Suiza son los países donde en promedio las parejas disfrutan de 160 encuentros sexuales al año.
En los estudios de los Archives of Sexual Behavior, el adulto promedio (en pareja) tiene 54 relaciones sexuales al año. Más o menos, una vez por semana.
Otro estudio llevado a cabo por el Instituto Kinsey en Indiana señala que los menores de 30 años tienen el doble de sexo y los veinteañeros (y de menor edad), tienen en promedio 112 relaciones sexuales al año lo que indicaría una frecuencia de dos veces por semana.
Y cruzando la tercera década de la vida, el número declina a 86 veces, 69 para aquellos entre edades de 40 a 49, y 52 para los que sobrepasan los 50 años.
Sin importar centrarse en los estudios, es evidente que bajo el dominio de Maduro la mencionada frecuencia sexual en Venezuela está lejos de alcanzarse, si además se agrega que el costo de un lugar que brinde privacidad asciende a 10 dólares, solo por un par de horas. Aventurar tampoco es posible.
Una década atrás era distinto. Una encuesta sobre sexualidad hecha para el Grupo de Diarios América por la firma Tendencias Digitales arrojó que los venezolanos tenían relaciones sexuales dos veces a la semana.
Desde Miraflores, Nicolás Maduro y su esposa Cilia Flores presumen lo contrario y ventilan sus intimidades en las videoconferencias del Partido Socialista Unido de Venezuela. «Cuando Cilia me pide un beso, me dice: contamíname» vocifera.
El peligro de la escasez
El índice de escasez de métodos anticonceptivos en farmacias oscila en Venezuela entre 83,3 % como valor mínimo y 91,7 % como valor máximo y es Caracas, la capital del país la que arroja el mayor puntaje.
Los anticonceptivos inyectables, dispositivos implantables, parches y aros vaginales son los métodos con índices más elevados de escasez a lo largo de todas las mediciones mientras que el índice de escasez de anticonceptivos orales (método de mayor uso entre las venezolanas) y de emergencia se mantiene por el orden de un 85 %. Los preservativos son los únicos con datos menos desfavorables y se mantienen en un promedio de 50 %.
El escenario que reporta las investigaciones de la Asociación venezolana para una educación sexual alternativa (Avesa) se arrastra desde hace una década con un resultado desalentador.
Según el informe Estado de la Población Mundial publicado en 2019, la tasa de embarazos entre adolescentes en Venezuela se ubica en 95 nacimientos por cada 1000 adolescentes entre 15 y 19 años de edad. Sin embargo, las cifras de este informe provienen de fuentes oficiales y, en el caso de Venezuela, se utilizan datos que exhiben un rezago de 4 años o más.
Pero aún con datos desactualizados, Venezuela sigue estando entre uno de los países donde el embarazo entre adolescentes presenta niveles elevados: para 2019 se ubica como el tercer país con mayor tasa de fecundidad adolescente solo detrás de Ecuador (111) y Honduras (103), y muy por encima del promedio regional (62).
La esterilización perversa
La respuesta del régimen de Maduro a la falta de condiciones para favorecer la sexualidad segura son las esterilizaciones quirúrgicas de mujeres dentro del denominado “Plan Quirúrgico Nacional” implementado en Venezuela desde su ascenso al poder.
Es atroz. Las jornadas no incluyen vasectomías, condena Avesa en su último informe. A su vez, el organismo especifica que si bien la esterilización quirúrgica es un método anticonceptivo de elección “preocupa que la decisión para someterse a esta intervención irreversible se esté tomando por el temor de tener un embarazo no deseado y ante el desespero derivado de no contar con otros métodos”.
Para la organización está claro que “no se trata de una decisión libre y sino coaccionada por la actual crisis”, donde también es necesario considerar la falta de información que se maneja sobre esta práctica de conformidad con lo establecido por estándares internacionales de derechos y salud sexual y reproductiva.
Hasta ahora 4500 mujeres han sido esterilizadas con este plan socialista del que tampoco hay datos públicos. Se desconocen los objetivos, metas, asignación presupuestaria o ente administrativo de adscripción del Plan Quirúrgico.
La única información disponible es que las esterilizaciones, junto con otras intervenciones quirúrgicas consideradas de baja complejidad, son realizadas durante jornadas de uno o dos días en las que participan personal de salud que no se desempeña regularmente en los establecimientos en los cuales las mismas se realizan, y no quedan registros de historias médicas de las pacientes atendidas.
Según una nota que emana de la vicepresidencia del chavismo, citada por la asociación el “Plan”, se coordina con la data suministrada a través del “Carnet de la Patria”.
Derechos en el piso
Rusia, un país aliado de Maduro va en dirección contraria a Venezuela. Para evitar que la natalidad siga en descenso, ciudades como Ulyanovsk, justo al este de Moscú, declaró el 12 de septiembre como el Día de la Concepción: un día de vacaciones en el que se alienta a las parejas a quedarse en casa con el único propósito de producir descendencia.
Las parejas que tienen un bebé nueve meses después reciben premios como cámaras de video, heladeras y lavadoras revela BBC.
Mientras tanto, en el país caribeño se profundizan las brechas y se fomenta la violencia, incluida la violencia sexual, la trata y la explotación, cuando el fin del sexo es estimular el crecimiento de neuronas en el hipocampo —la parte del cerebro responsable de la memoria y el aprendizaje—, actuar como analgésico natural, alejar la depresión, el estrés y generar felicidad. Pero así es el socialismo, expropia hasta los orgasmos e invade hasta por debajo de las sábanas.
Gabriela Moreno
Periodista venezolana residenciada en Chile. Egresada de la Universidad del Zulia. Experiencia como editora y productora de contenidos para medios impresos y digitales con énfasis en las fuentes de política e internacional.
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