Las remesas a los países del Sur se mantienen sólidas
- Los flujos de remesas hacia los países en desarrollo han resistido a la pandemia covid-19 y en 2020 se situaron en 540 000 millones de dólares, apenas 8000 millones menos que en 2019, informó un reporte del Banco Mundial.
“La resiliencia de los flujos de remesas es notable. Están ayudando a satisfacer la creciente necesidad de las familias de contar con medios de subsistencia. Ya no pueden considerase como insignificantes”, dijo Dilip Ratha, de la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo.
La disminución de 1,6 por ciento en las remesas resultó menor a la caída de 4,8 puntos experimentada durante la crisis financiera mundial de 2009, destacó el informe este viernes 14, a pesar de que en la mayoría de regiones y países el producto interno bruto retrocedió más que durante la crisis precedente.
También fue menor que la caída de la inversión extranjera directa en los 135 países de ingreso bajo y mediano, que disminuyeron cerca de 30 por ciento, situándose en 259 000 millones, y superó con mucho la asistencia externa para el desarrollo, cifrada en 179 000 millones de dólares.
Ese tesón por auxiliar a familiares en los países de origen fue destacado por Michael Rutkowski, del departamento de protección social en el Banco Mundial, para quien “mientras la covid-19 sigue devastando las vidas de las familias en todo el mundo, las remesas continúan siendo vitales para las personas pobres y vulnerables”.
El informe difundido desde la sede del banco en esta capital colocó, como primer factor que sostuvo los flujos de remesas, a los estímulos fiscales en los países de destino de los migrantes, pues mejoraron las condiciones económicas con respecto a las previsiones.
También, la avanzada transición del dinero en efectivo al dinero digital para el envío de remesas, la de los canales informales a los formales, y los movimientos cíclicos en los precios del petróleo y de los tipos de cambio, que representaron oportunidades para liberar dinero que pudo dirigirse a los países de origen.
El banco estima que el verdadero volumen de las remesas, sumando flujos formales e informales, supera al registrado con datos oficiales, y dada la creciente importancia de las remesas como fuente de financiamiento externo para los países de ingreso bajo y mediano, es necesario mejorar las actividades de recopilación de datos.
Por regiones, los ingresos de remesas aumentaron en América Latina y el Caribe (6,5 por ciento), en Asia meridional (5,2) y en Oriente Medio y Norte de África (2,3). Sin embargo, cayeron en Asia oriental y el Pacífico (-7,9 por ciento), en Europa y Asia central (-9,7) y en África al sur del Sahara (-12,5).
El declive en los flujos enviados a África al sur del Sahara respondió casi en su totalidad a una caída de 28 por ciento en las remesas a Nigeria. Si se excluye ese país, las remesas enviadas a África subsahariana aumentaron 2,3 por ciento, lo que demuestra su resiliencia.
En América Latina y el Caribe el informe destacó que la mejora del empleo en Estados Unidos ha permitido aumentar los flujos a países como México, Guatemala, República Dominicana, Colombia, El Salvador, Honduras y Jamaica, que reciben la mayoría de las remesas de migrantes que trabajan en el país del norte.
Por otro lado, la delicada situación económica en España afectó negativamente los flujos de remesas a Bolivia (-16 por ciento), Paraguay (-12,4) y Perú (-11,7).
El costo de transferir remesas a la región fue de 5,6 por ciento en el cuarto trimestre de 2020, y en muchos corredores más cortos los costos siguen siendo exorbitantes. Por ejemplo, el costo de enviar dinero a Cuba supera nueve por ciento del despacho, y enviar dinero de Japón a Brasil también es costoso (11,5 por ciento).
El costo mundial promedio de enviar 200 dólares se mantuvo en 6,5 por ciento, una tarifa elevada que duplica con creces la meta de tres por ciento que se establece en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas para 2030.
En paralelo con el crecimiento económico previsto para 2021 y 2022, el Banco Mundial estima que los flujos de remesas a los países de ingreso mediano y bajo aumentarán 2,6 por ciento este año, para alcanzar 553 000 millones de dólares, y 2,2 por ciento el año próximo, para llegar a los 565 000 millones.
A-E/HM
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