Es viernes y tu buzón de correo lo sabe: aquí están algunas de las mejores lecturas de la semana, con eñes y acentos, que no encontrarás en otro lugar. |
Por Elda Cantú Senior News Editor, Latin America |
Un vaso de leche solía ser sinónimo de un desayuno ideal y nutritivo. |
Ahora parece estar camino a convertirse en una curiosidad del pasado. Solo en Estados Unidos, el consumo de leche de vaca ha disminuido 40 por ciento desde 1975 y, en la última década, han cerrado 20.000 granjas lecheras. |
Oprah, Jay-Z y otros grandes inversionistas de Oatly, la empresa de leche hecha a base de avena que esta semana empezó a cotizar en bolsa, apuestan a que sea un negocio millonario. Gigantes de la industria alimentaria como Nestlé ya han lanzado productos rivales, como bebidas hechas a base de guisantes. |
Para los defensores de los animales, la industria láctea ha sido cruel con las vacas. Al aceptar un Oscar el año pasado, el actor Joaquin Phoenix mencionó el tema: “Nos sentimos con derecho a inseminar artificialmente a una vaca y cuando da a luz le robamos a su bebé”, dijo en su discurso. “Y luego tomamos su leche que está destinada al ternero y la ponemos en nuestro café y cereal”. |
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Para los ambientalistas, la industria de los lácteos es un gran contribuyente al cambio climático: los eructos y flatulencias de las vacas acarrean tanto metano que, si vivieran todas juntas en un país, este sería el sexto emisor de uno de los gases de efecto invernadero más nocivos. |
La realidad es que para las personas intolerantes a la lactosa, los veganos y quienes buscan una dieta saludable, las alternativas a la leche de vaca son un estilo de vida. Sin embargo, los nutricionistas tienen algunas advertencias sobre las alternativas hechas con soya, almendras o arroz que inundan las estanterías de los supermercados. |
Por cierto: algunos de nuestros lectores vieron un llamado a las armas en una receta de pastel de seis leches que compartimos hace poco. (Yo prefiero pensar que, muy de vez en cuando, merecemos un breve y decadente capricho). |
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Israel, Gaza y la desinformación |
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En las últimas dos semanas no solo han proliferado los ataques, las muertes y la violencia en el Medio Oriente. La desinformación también ha contribuido al ruido en torno a la inestabilidad en la zona y azuza una indignación que ha empezado a desbordarse de las redes sociales hacia las calles, con consecuencias graves. |
Un análisis del Times encontró que en los últimos días han aparecido más de 100 grupos extremistas en WhatsApp en los que se comparten videos y mensajes falsos en hebreo que indignan a los participantes y donde luego se organizan ataques violentos contra negocios y vecinos palestinos en Israel. |
Esto me hizo recordar un artículo reciente de Max Fisher, nuestro colega de la columna The Interpreter, que explica muy bien por qué el momento actual es propicio para la desinformación, no solo en el Medio Oriente sino en todo el mundo. Y no toda la culpa es de las redes sociales ni de los líderes que promueven el conflicto político: al percibir que estamos ante un cambio importante, nuestro cerebro se reconforta al identificar lo que identifica como enemigos y es más susceptible de creer falsedades. |
Y para ponerse al día, recomiendo la crónica del jefe de nuestra oficina en Jerusalén que explica, muy claramente, cómo inició la violencia actual. |
Último momento: Al cerrar este boletín se anunciaba una tregua entre Israel y Hamás. Tenemos todas las actualizaciones, en inglés, aquí. |
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