Reaparecen Carlos Lage y Raúl Castro: Cuba castrista dividida
Analistas del panorama político cubano se han apresurado a prever que Lage ha sido llamado por Raúl Castro para sustituir a Díaz-Canel, sometido actualmente a un proceso evidente de “fritura”
BELEM, Brasil. – La reaparición en el escenario político cubano actual de Carlos Lage, sustituido de su cargo como vicepresidente a inicios de 2009 y hasta entonces muy cercano al dictador Fidel Castro, ha ocasionado un verdadero terremoto en la política interna castrista. Esta reaparición tiene más connotación por el contexto en que se materializa: por un lado, una parte de la población ejecutó una revuelta popular a mediados de julio pasado y amenaza con reeditar las manifestaciones populares opositoras el próximo 15 de noviembre. Por otro lado, el dictador de turno, Raúl Castro, ausente hasta ahora de los eventos políticos y partidarios, ha comenzado a aparecer recibiendo dos importantes dignatarios extranjeros, sin la presencia de Miguel Díaz-Canel, de manera muy extraña para alguien que aparentó hasta ahora “no tener cargos”.
A estos contextos inmediatos, hay que sumarles otros elementos importantes que colaboran al análisis de lo que sucede hoy al interior de la cúpula cubana. El día anterior a la toma de posesión de Díaz-Canel al frente del Estado y del Partido, Raúl Castro defenestró al general Leopoldo Cintra Frías del Ministerio de las Fuerzas Armadas cubanas, sustituyéndolo por el actual ministro, Álvaro López Miera. La razón de la sustitución: Cintra Frías no concordaba con el nombramiento de Díaz-Canel. El resentimiento por esta defenestración pudiera tener un peso, ahora que Díaz-Canel se ha demostrado incompetente ante las manifestaciones opositoras y pudiera cargar con las culpas de algo inédito en 62 años de dictadura: la rebelión del pueblo contra el régimen (que “pudiera” decirse que fue “un mal manejo” de Díaz-Canel).
Hay dos elementos importantes a tener en cuenta en el caso Carlos Lage. Primero, en sus declaraciones actuales, exvicepresidente cubano hace un panegírico laudatorio hacia Fidel Castro, pero ―y en segundo lugar ― no hace absolutamente ninguna referencia positiva sobre Raúl Castro, quien lo apartara de sus cargos cuando ―quirúrgicamente― se dedicó a tirar de su camino a todos los cercanos a su hermano mayor. Aquí hay un sentimiento similar al que recientemente sufrió el general Cintra Frías, lo cual ¿pondría a ambos “del mismo lado”, sabiendo que en Cuba siempre hubo ese “celo” entre “las gentes de Fidel y las de Raúl”?
Analistas del panorama político cubano se han apresurado a prever que Lage ha sido llamado por Raúl Castro para sustituir a Díaz-Canel, sometido actualmente a un proceso evidente de “fritura”, para cargar todas las “culpas” de la rebelión popular acontecida y por acontecer. Tiene mucha lógica ese razonamiento, solo que, desde mi personal punto de vista, en ese caso Raúl no se habría decidido por un hombre que él mismo no solo defenestró, sino contra el cual hizo rodar ríos de tinta. Esto, teniendo a su lado a personajes que siempre han querido sustituir a Díaz-Canel, como su propio hijo Alejando Castro Espín y su exyerno, el general Luis Alberto Rodríguez López-Calleja. ¿Para qué ir a buscar entonces a un fidelista desprestigiado y no a una figura de su séquito?
Así las cosas. Estimo que hay una división triple (en tres bandos) en la cúpula gobernante cubana. El grupo más fuerte estaría encabezado por Raúl Castro, el nuevo ministro de las Fuerzas Armadas, Álvaro López Miera, fuerzas de la Policía política, el Ministerio del Interior y un largo etcétera. Un segundo grupo, encabezado por el general Cintra Frías y una buena parte de los mandos del Ejército que comandó largos años, junto a Carlos Lage y otro etcétera compuesto por fidelistas defenestrados por Raúl. Y finalmente un tercer grupo, que estando cerca de Raúl, no le perdonan haber puesto a Díaz-Canel y no a “ellos”, como López-Calleja y Alejandro Castro Espín. Claro que este tercer grupo es muy cercano a Raúl en lo concerniente a su lealtad filial, pero se oponen a sus “gustos” políticos (Díaz-Canel y otras designaciones).
Ese es el panorama probable al interior de la cúpula gobernante. En estos tres grupos no hay demócratas en los que confiar. Todos quieren continuar explotando al sufrido pueblo cubano como hasta ahora, pero con cambios hacia un esquema vietnamita-chino, por eso la presencia extemporánea del presidente del Viet Nam, recibido por Raúl Castro.
El grupo más radical es el de Raúl Castro, empeñado en no contradecir el legado de Fidel. El grupo de Cintra Frías y Lage muy probablemente clamen por la instauración de un régimen como el vietnamita-chino; mientras que no es posible predecir la ideología del grupo de Alejandro-López-Calleja porque es movido por ambiciones personales. ¿Podría haber negociaciones entre esos tres grupos? Claramente que sí, pero de no haberlas, podrían desatar una guerra civil de consecuencias impredecibles, que podría llegar incluso a la intervención en Cuba de una fuerza internacional de “paz”.
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