Denise volvió a la fe gracias, en parte, al Rosario que rezó con una desconocida en Nueva York, en el momento del atentado del 11 de septiembre 2001. Mientras caminaba en dirección a las Torres Gemelas en llamas, vio a una mujer de unos sesenta años, desorientada, que hablaba consigo misma y parecía que no sabía dónde estaba su casa. Al acercarse para ayudarla, Denise notó que llevaba un crucifijo al cuello y, aunque había sido educada en la religión católica, Denise admite que vivía como atea. No había rezado el Rosario desde hacía quince años. Sin embargo, sin pensarlo mucho, le preguntó a la desconocida si quería rezar el Rosario con ella. Las dos mujeres comenzaron a rezar en voz alta en las calles de Nueva York. Poco después, se encontraron con un portero que reconoció a la mujer y la llevó de regreso a su casa. Mientras continuaba caminando hacia la Ground Zero (Zona Cero), Denise observó con horror cómo las dos torres colapsaban una después de la otra. «En ese momento sentí que debía seguir rezando el Rosario», dijo. «No fue una decisión tomada en un momento desesperado. Sentí que tenía que hacerlo». Años más tarde, pensando en lo sucedido el 11 de septiembre y la forma inexplicable en que se había encontrado orando con una extraña, Denise comenzó a reconectarse con la fe de su juventud. Se convirtió en miembro de la Tercera Orden Franciscana y, contrariamente a lo que había planeado, educó a sus dos hijos en la fe católica. | 
No hay comentarios:
Publicar un comentario