Ejército ruso estaría usando a los niños en Ucrania como espías
Las tropas rusas estarían contactando a menores de edad para sacarles información sobre el ejército ucraniano. Una práctica que en el pasado reciente ha llegado incluso hasta el reclutamiento en las regiones separatistas
El drama humano que se vive en Ucrania producto de la guerra está dejando cicatrices profundas que serán complejas de sanar. Desde familias con niños que huyen de sus hogares abandonando el modo de vida que conocían, hasta aquellos que permanecen en el país y se vuelven, en algunos casos, actores partícipes del conflicto, pues según trascendió, las fuerzas rusas estarían usando a niños en Ucrania como espías para obtener información de los soldados que conforman la defensa al mando del presidente Volodímir Zelenski. Una práctica que en el pasado reciente ha llegado incluso hasta el reclutamiento en las regiones separatistas, lo cual remite a lo que hacen grupos terroristas como las FARC y el ELN en Colombia y Venezuela para engrosar sus filas y multiplicar sus crímenes.
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En el país de Europa del este, los soldados invasores ofrecen dinero a los niños a cambio de información sobre las tropas ucranianas, de acuerdo con un mensaje enviado por el Servicio de Seguridad de ese país. El aviso, reseñado a su vez por el portal nv.ua, indica que en la ciudad de Járkov los ocupantes establecieron contacto con un menor a través de un mensaje de Telegram. En la región separatista de Lugansk pasó algo similar. Dos soldados rusos contactaron directamente con un adolescente de 16 años a cambio de la ubicación y ruta de soldados ucranianos. Se amparan en la edad para evadir controles de vigilancia.
El llamado del Servicio de Seguridad de Ucrania es para que los padres supervisen a sus hijos y eviten que sean usados como espías o que puedan llegar a ser reclutados, como ha ocurrido incluso con niños pequeños en algunas regiones.
Reclutamiento de niños en zonas separatistas
Hasta ahora el gobierno de Vladímir Putin no ha rechazado ni admitido esta información. Desde hace varios años, informes independientes han registrado cómo desde Moscú se incentiva esta práctica catalogada como delito por un amplio marco jurídico internacional.
Para el año 2019, miles de niños en Donbás y Crimea estaban sujetos a entrenamiento militar u otras actividades relacionadas con el ejército, indicó un reporte de Atlantic Council. En aquel momento, Rusia usaba la educación para llegar a los niños en los territorios ocupados y autoproclamados como República Popular de Donetsk (RPD) y República Popular de Luhansk (RPL), así como en Crimea.
Aprobado en 2015, el programa estatal ruso sobre educación patriótica se aplicaba incluso a niños en edad preescolar. Los objetivos son claros, que los jóvenes «se expresen en el fortalecimiento del Estado y la garantía de sus intereses vitales».
El reclutamiento de niños también quedó en evidencia en 2018, cuando la Defensoría del Pueblo de Ucrania, en las regiones de Donetsk y Lugansk, reveló que más de 5000 niños habían pasado por campamentos patrióticos militarizados. Desde el grupo Crimean Human Rights denunciaron que a los niños y jóvenes se les enseña a usar armas de fuego y a vestir uniformes militares. Atlantic Council hizo mención ese mismo año a un video de niños pequeños con uniformes militares y gorras en la guardería de Alenka, pero el material del Ministerio de Información de Donetsk ya no se encuentra disponible.
Una práctica común en la guerra
En Europa del este las tropas rusas estarían ofreciendo dinero a los niños para persuadirlos y usarlos como espías en medio de la invasión; en Sudamérica directamente usan la pobreza como catalizador del reclutamiento. Métodos distintos que terminan en el mismo fin: favorecer a los grupos armados.
Tanto las FARC como el ELN continúan cometiendo este delito de reclutamiento forzado a pesar de que el primer grupo narcoguerrillero firmó un acuerdo de paz en 2016 donde desistía de seguir con cualquier forma de violencia. Pero como ha sido evidente, se trató apenas de una mutación y división de facciones con unas supuestas «disidencias» por un lado, y un grupo político con curules en el Congreso y sin reparar a las víctimas por el otro.
Testimonios sobran. Entre estos destaca el de indígenas venezolanos que huyeron hasta orillas del río Meta, en Colombia. Los integrantes de ambos grupos terroristas amenazaron a las familias con llevarse a los menores para entrenarlos para la guerra asimétrica que se libra en aquel territorio y se financia con el narcotráfico. «A quien no dejara a los niños, lo mataban», contó Tania, una joven indígena amorúa a inicios de año a la agencia EFE.
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