¿Dónde están las marchas feministas por las mujeres en Irán?
La inacción respecto al sufrimiento de las mujeres en Irán no es la única contradicción del feminismo occidental. Por ejemplo, han convertido a la hiyab, símbolo considerado de opresión para muchas, en una bandera de lucha.
En Irán incontables mujeres se están manifestando, también varones, como protesta contra la violencia ejercida para imponer el velo islámico. Sin embargo, la sublevación que tuvo su origen en tras la muerte de una joven en manos de la denominada «policía moral», curiosamente no se ha visto apoyada por alguna portavoz de Occidente, a pesar de que Estados Unidos y otros países, muchas feministas se vanaglorian por hablar sobre la lucha para reivindicar a las féminas.
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Las protestas en el territorio iraní se exacerbaron luego de que la joven Mahsa Amini muriera presuntamente (no ha sido reconocido de forma oficial) de un infarto tras ser llevada por estos «policías» quienes en vestimenta de civil pueden arrestar, multar o reprender a cualquier mujer que se muestre descubierta en público. Las versiones que se manejan sobre este hecho apuntan a que la prenda estaba mal colocada y en la comisaría se originó la represión en su contra.
Una de las voces más sobresalientes, ahora desde el exilio es la periodista, bloguera y escritora iraní Masih Alinejad. La activista desde sus redes relata cómo las mujeres en Irán están quemando el velo islámico y llama al gobierno iraní un «régimen apartheid de género». Detalla cómo sin el velo a las mujeres se les niega el acceso a educación y empleo. Exclama que están hartas, por eso, como protesta, muchas se están cortando el cabello. A fin de cuentas es lo que deben cubrir con el velo.
Alinejad también ha sido categórica en sus críticas y rechazo al proceder de las activistas estadounidenses, pues considera que hay una doble vara en este territorio norteamericano con respecto a la mujer en el islam. De acuerdo con El Debate, la reportera iraní, a pesar de haber huido a Estados Unidos, donde la igualdad y el feminismo reciben presupuestos anuales millonarios, denuncia un aplauso y silencio cómplice de Occidente para con esas leyes que la quieren muerta: «Me dicen que si comparto mis historias, podría provocar islamofobia. Pero yo soy una mujer de Oriente Miedo y tengo miedo por las leyes islámicas».
Iranian women show their anger by cutting their hair and burning their hijab to protest against the killing of #Mahsa_Amini by hijab police.
From the age of 7 if we don’t cover our hair we won’t be able to go to school or get a job. We are fed up with this gender apartheid regime pic.twitter.com/nqNSYL8dUb— Masih Alinejad 🏳️ (@AlinejadMasih) September 18, 2022
¿Dónde están las feministas de Occidente?
Lo que en su momento denunció Alinejad, hoy cobra aún mayor vigencia. Aunque en teoría el feminismo lucha por la igualdad de la mujer, en Occidente no han habido señales de solidaridad por las mujeres de Oriente. Lo cual evidencia que la lucha feminista se ha centrado por décadas no en «liberar a la mujer», como argumenta, sino en destruir los valores de Occidente, entre ellos la libertad de expresión.
La inacción respecto al sufrimiento de las mujeres en Irán no es la única contradicción del feminismo occidental. Por ejemplo, han convertido a la hiyab, símbolo considerado de opresión para muchas, en una bandera de lucha. Esto se evidenció en la mayor marcha feminista de la historia. En el 2017 una multitud protestó contra Donald Trump en Washington, D.C. Tomaron la bandera de Estados Unidos, país que se vanagloria de su defensa de la libertad, y la convirtieron en hiyab.
Es más, la activista Linda Sarsour, promotora de la ley islámica, sharía, fue una de sus principales ponentes. Sarsour eliminó un tuit donde hablaba de Ayaan Hirsi Ali, de origen somalí, que denuncia los atropellos que viven las mujeres en sociedades islámicas. «Está pidiendo una paliza. Desearía poder quitarles sus vaginas, no merecen ser mujeres«, exclamó Sarsour.
No es casualidad que no convocan marchas feministas por las mujeres de Irán, pues no son el foco de su lucha. Al contrario, un régimen autoritario es lo más similar a lo que promueve el feminismo hegemónico.
Esto último no se limita a las declaraciones de Sarsour. En la multitudinaria marcha contra Trump, conocida como la «Marcha de Mujeres», una de las oradoras principales fue Donna Hylton, quien estuvo entre las personas responsables del abuso sexual y asesinato del comerciante Thomas Vigliarole. Uno de los testigos en el evento feminista se sorprendió de la frialdad con la cual narró haber presionado sus testículos con pinzas. También introdujo forzosamente un instrumento por su ano.
Pese a que en EE.UU. hay pena de muerte y cadena perpetua para asesinos, Hylton gozó del privilegio de ser mujer: pagar penas más leves que los hombres. Fue condenada a 26 años de cárcel por asesinato. Estadísticamente la mujer tiene 58 % menos probabilidades de ser condenada a prisión que un varón. Pero contra esas desigualdades no lucha el feminismo.
Las contradicciones de la supuesta lucha por la igualdad que alega el feminismo queda cada día más al descubierto. Es esperaba que no hayan marchas feministas por las mujeres en Irán, pues dicha ideología no ha mostrado luchar contra la violencia. Al contrario, es encabezado por promotoras de la misma.
Al respecto, el escritor Hoshang Waziri reprocha que Irán encabeza el principal organismo de la ONU a cargo de los derechos de las mujeres y cómo cuatro estados occidentales votaron a favor de dicha elección.
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