SONRISAS
Rodulfo González
Dijiste,
musa, vestida con traje verde paisaje
bucólico, desde ¡Qué sé yo que poética
galaxia! que mi búsqueda durante milenios del amor ágape que he ansiado para
darle sentido a mi vida en el valle de lágrimas y de angustias en donde se
encuentra sumergida, la encontré en ti al despertar “sonriendo al viento y al
amor”, a los que agregué, por impulso
irrefrenable de los infinitos sentimientos de ternura que afloraron en mi
memoria, repleta de tantos sentimientos intrusos y feos, sonrisas de ternura
silvestre, como la belleza de la flor del camino, efímera y única, como la
inocencia del niño campesino que fui y marcó mi existencia, como la intranquila
mariposa que va de flor en flor para sorber el néctar vital y como los rostros
de los amantes reflejados en el espejo mágico de un aljibe que se deshace con
el golpe de una pequeña piedra para recomponerse automáticamente.
Sonrisas
que por íntimas nadie escuchará.
Sonrisas
que no alejarán la tristeza que consume mi alma.
Sonrisas
que ni siquiera tendrán el eco de una montaña.
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