El error Capriles vuelve a asomarse en la primaria opositora venezolana
Una vez más, el excandidato a presidente vuelve a querer personificar la alternativa al chavismo con un discurso socialista
A la hora de pensar en la elección que jodió la historia de Venezuela, es inevitable remontarse al fatídico 1998, cuando Hugo Chávez fue proclamado presidente. Por aquellos días, aunque todo era absolutamente evidente, pocos valientes y lúcidos intelectuales como el periodista Óscar Yanes hacían lo imposible para demostrarle a la sociedad venezolana que se estaba gestando una dictadura pura y dura. Sin embargo, con los hechos consumados, hubo otra elección donde la ciudadanía decidió saltar al vacío, en la que no se repara. Me refiero a la primaria opositora venezolana celebrada el 12 de febrero de 2012.
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En aquella oportunidad, con un Chávez convaleciente, el sufrido electorado opositor puso su voto de confianza por el socialdemócrata Henrique Capriles. Con un abrumador triunfo, el candidato obtuvo 64 % de los votos de los antichavistas que concurrieron a las urnas. María Corina Machado, que se había enfrentado al régimen desde el primer día, con el discurso más claro y con el programa necesario para sacar a Venezuela del desastre, sacó solamente 3,7 % de los votos. Como si esto fuera poco, la supuesta derrota del frente opositor quedó siempre bajo un manto de sospechas y no fueron pocos los que acusaron a Capriles de haber pactado con la dictadura el reconocimiento de una victoria dudosa frente a Nicolás Maduro, cuando se midió por segunda vez en las urnas tras el fallecimiento de Chávez.
Con el paso del tiempo, Machado fue ganándose un lugar en la opinión pública. Pasó de ser considerada una mujer decente y valiente, pero de ideas «extremistas», a convertirse en una verdadera opción de gobierno. Claro que el desastre del socialismo aplicado validó todos los argumentos que ella manifestó desde el primer momento. Producto de este cambio tardío en el electorado, María Corina hoy es una de las opositoras con más intención de voto de cara a las próximas primarias que se realizarán el 22 de octubre.
Sin embargo, como un viejo fantasma del pasado, Henrique Capriles asomó nuevamente la cabeza y pretende volver a ser el candidato que compita electoralmente contra el chavismo. Como si el tiempo no hubiese pasado, el dirigente de laxa oposición insiste con su discurso socialdemócrata, que bien podría tener cualquier candidato impulsado por Nicolás Maduro. En una publicación reciente en sus redes sociales, el ahora candidato volvió a hacer gala de los lugares comunes, como propuesta de políticas públicas para solucionar los problemas del país. ¿Qué propone? Hacer política para «la gente». ¿Cómo lo propone? Combatiendo la «desigualdad».
Claro que los experimentos socialistas crean una extrema e injusta desigualdad. Mientras que en los procesos de economía de mercado existen también las igualdades, todos parten de más arriba en la escala. Uno tendrá un avión privado, pero otro tendrá los recursos para tomarse un avión de una aerolínea e irse de vacaciones con su familia. Además, los sistemas capitalistas suelen premiar con fortunas el mérito, luego del proceso que genera una capitalización y bienestar para todo el mundo. Bajo la dictadura de la planificación centralizada, las desigualdades son injustas y extremas. Mientras que los ricos son los burócratas, amigos y empresarios vinculados al poder, los pobres son la mayoría de excluidos de un sistema de castas sin oportunidades de ascenso social.
Sin embargo, a pesar de la necesidad de un discurso claro para lo que viene, como probablemente nunca antes, Henrique Capriles insiste con cuestiones superficiales de político en campaña, como si su país no viviera una tragedia. «Mi causa son los pobres de Venezuela», dice el candidato, en un spot para la primaria opositora venezolana donde se muestra preocupado por el salario de los pensionados y de los empleados públicos. ¿Cómo piensa revertir la situación que critica? No lo dice.
Probablemente, por ser explícita en las necesidades de reforma que Venezuela necesita, a María Corina Machado la tildan en todo el mundo de «extremista». Esa claridad conceptual y esa honestidad intelectual hizo que durante mucho tiempo, ella no fuera considerada como una opción verdadera para la presidencia del malogrado país. Sin embargo, la coherencia le aportó una credibilidad que hoy la depositó entre las más elegidas en vísperas de la primaria opositora. Si Venezuela tiene una oportunidad electoral, a pesar de luchar contra un Estado mafioso que pone las reglas de juego, la elección importante no tendrá lugar solamente en las generales. Además de concurrir masivamente a las urnas, los venezolanos tienen que abrir los ojos y no dejarse seducir por el discurso edulcorado de una oposición que, en su rol, fracasó tanto como el chavismo en el poder.
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