¿Los argentinos no quieren trabajar?
El candidato a presidente de Paraguay Santiago Peña utilizó a la Argentina como un modelo a no seguir. Esto abrió un debate que tuvo consecuencias hasta diplomáticas.
A diferencia de otras elecciones presidenciales en Paraguay, en las que el Partido Colorado lleva todas las de ganar fácilmente, en esta oportunidad los referentes de su gobierno tienen que arremangarse. En los comicios pasados, Efraín Alegre, del Partido Liberal Radical Auténtico, quedó muy cerca del mandatario actual y en esta elección el excandidato presidencial logró establecer una coalición para dar el batacazo en un segundo intento. Solamente en una oportunidad desde el retorno a la democracia (con presidencia de Fernando Lugo) los colorados perdieron la contienda. En el marco de una campaña caliente, el candidato oficialista Santiago Peña aseguró que no quiere que en Paraguay se repita un fenómeno que sucede en un país vecino: el de los argentinos que no quieren trabajar.
Aunque Argentina siga «vendiendo» al mundo la imagen de otros tiempos, presumiendo de la buena carne y el vino en los tiempos de Lionel Messi y el campeonato del mundo, los uruguayos y paraguayos saben bien lo que pasa en el país. El desastre de la inflación y el colapso del peso hasta ha abierto debates en los Bancos Centrales de ambas naciones, que tienen que decidir que hacer ante la demanda monetaria exógena de los argentinos de las zonas limítrofes, que prefieren ahorrar en pesos uruguayos y guaraníes. No es ningún secreto que entre los problemas económicos de este territorio, la actitud de mucha gente acostumbrada a los planes sociales gubernamentales y a vivir sin trabajar es uno de los más notorios. A esta situación apeló Peña, en el marco de su campaña presidencial
«Yo quiero un Paraguay donde no haya gente que quiera trabajar y no consiga trabajo. Para todo el que quiera trabajar, porque hay mucha gente que no quiere trabajar. Nuestros vecinos acá en la Argentina no quieren trabajar, es una realidad y está mal, no tenemos que llegar a eso. Hay que hacer que los jóvenes y adultos quieran trabajar y que el trabajo les dé dignidad y les dé libertad «, advirtió el candidato del Partido Colorado.
A modo de ejemplo, y de la supuesta diferencia entre los argentinos y los paraguayos, Peña comentó que recientemente visitó el asentamiento de la Villa 31 en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el párroco de la iglesia del barrio le comentó que sus compatriotas eran más trabajadores que los locales. En todas las elecciones presidenciales, los candidatos del Paraguay suelen visitar Argentina, ya que en la capital hay una gran cantidad de votantes registrados.
Las palabras de Peña generaron la respuesta del embajador argentino Domingo Peppo, que le contestó desde sus redes sociales: «Con todo respeto, quiero decirle a Santiago Peña que el pueblo argentino es un pueblo de trabajo y esfuerzo», señaló el diplomático que desempeña funciones en Asunción.
Más allá del comentario y de la lógica reacción, Argentina tiene un serio problema con relación a la cultura del trabajo. En algunos casos, ya hay tres generaciones de argentinos que dependen de la asistencia gubernamental y que no han trabajado en la vida. Claro que, además de ir reduciendo drásticamente los subsidios, es necesario una apertura económica y una reforma laboral que permita una inmediata absorción de los recién llegados al mundo de la economía formal. En lugar de ofendernos por el comentario políticamente incorrecto del candidato paraguayo, el asunto debería ser tomado como disparador para los debates de la campaña argentina de este año que ya está comenzando.
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