Equiparar al comunismo con el nazismo: un clamor que hoy cobra fuerzas
En total, más de 20.000 personas, sospechosas de oponerse al régimen soviético en las regiones occidentales de Ucrania recién conquistadas, murieron fusiladas o asesinadas con granadas en varios días, explica Olesia Isaiuk, historiadora e investigadora del Museo de la "Prisión de Lontskoho".
Leópolis (Ucrania), 20 mar (EFE).- Historiadores ucranianos subrayan la continuidad entre la actual agresión rusa y los crímenes cometidos por el régimen soviético en el siglo XX, al tiempo que insisten en la importancia de condenar el comunismo con el mismo grado que el nazismo.
«Estamos viviendo lo mismo que vivieron nuestras generaciones anteriores. Da miedo y es muy doloroso», dijo a EFE Andriy Romaniuk, de 26 años.
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Los abuelos de Andriy fueron deportados de su casa en un pueblo cerca de Leópolis en 1950 por el régimen soviético liderado por Moscú. Al igual que otros centenares de miles de ucranianos, fueron enviados al extremo oriente ruso y se les prohibió regresar a casa.
Su bisabuela Natalia nunca llegó allí. Cuando se llevaban a la familia, entró corriendo a buscar algunas mantas calientes que sabía que necesitarían mucho. Nunca regresó.
«En el mismo minuto en el que nuestra familia estaba fuera de su casa, los soviéticos empezaron a saquearla. Cuando vieron a Natalia, la estrangularon hasta matarla».
Andriy explicó que de lo único que su familia era «culpable» era de estar emparentada con Andriy Melnyk, uno de los líderes de la resistencia ucraniana, que vivía en el exilio.
Esta historia figura en una exposición al aire libre en Leópolis que equipara el comunismo y el «ruscismo» -término que combina Rusia y fascismo-, con el que a veces se califica al régimen ruso.
Incluye otros doce ejemplos de ucranianos asesinados, torturados o deportados por los dos regímenes dirigidos por Moscú, en el siglo XX, cuando Ucrania formaba parte de la Unión Soviética, y en el de la actual invasión rusa.
Ihor Kulyk, autor de la exposición y director del Archivo del Recuerdo Nacional, subraya que Rusia no pretende únicamente conquistar territorios o extender sus intereses económicos.
«Está llevando a cabo un genocidio de ucranianos».
Los crímenes del régimen comunista soviético demuestran que este genocidio ha sido persistente al menos durante los últimos 100 años. «El mero hecho de que seas ucraniano y hables ucraniano, te convierte en un enemigo a destruir», según Kulyk.
Fue en la «Prisión de Lontskoho», a unos 20 minutos a pie, donde 1.681 personas, en su mayoría campesinos, trabajadores e intelectuales ucranianos, fueron ejecutados a toda prisa, sin ningún indicio de un juicio justo, en junio de 1941.
En total, más de 20.000 personas, sospechosas de oponerse al régimen soviético en las regiones occidentales de Ucrania recién conquistadas, murieron fusiladas o asesinadas con granadas en varios días, explica Olesia Isaiuk, historiadora e investigadora del Museo de la «Prisión de Lontskoho».
Sus familiares descubrieron centenares de cadáveres en las celdas, pasillos y el patio de la prisión, mientras que muchos siguen siendo encontrados enterrados por toda la región.
Los fusilamientos no son más que un ejemplo de las atrocidades del régimen dirigido por Moscú, subraya Isaiuk.
«Lo que hicieron los rusos en Bucha es similar al asesinato de 5.000 civiles en Kiev, después de que capturaran la ciudad en 1918 y dispararan a la gente en las calles», manifestó a EFE.
Los soviéticos también secuestraron a los hijos de los ucranianos perseguidos para reeducarlos y convertirlos en leales «guerreros del imperio», igual que hacen ahora los rusos, señaló la historiadora.
Según Isaiuk, la gente era perseguida por ser «consciente de su identidad ucraniana». «Hablar únicamente ucraniano, por ejemplo, te convertía tarde o temprano en un objetivo».
Aunque las represiones fueron las más sangrientas durante el régimen de Iósif Stalin, duraron hasta el final del régimen soviético, subraya.
Kulyk indica que los crímenes del régimen comunista soviético nunca fueron condenados ni en Rusia ni internacionalmente.
«El mal impune siempre crece. La falta de reacción ha allanado el camino para que (el presidente ruso, Vladímir) Putin, cometa crímenes en Ucrania y amenace a Europa», subrayó a EFE.
El comunismo y el «ruscismo» «tienen el mismo fundamento y comparten los mismos métodos». «Los herederos del KGB en la Rusia contemporánea están orgullosos de su sangrienta historia y cometen los mismos crímenes contra la humanidad que sus predecesores», según Ihor Kulyk.
Para Kulyk, el comunismo debe ser condenado, junto con el «ruscismo», al igual que lo ha sido el nazismo, para evitar cualquier intento de recrearlo en el futuro.
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