Renuncia ministro de Petróleo del régimen chavista
La renuncia de El Aissami se produce días después de que la Fiscalía y el Gobierno adelantaran que habría procedimientos judiciales para detener e investigar a un número indeterminado de funcionarios supuestamente involucrados en actos de corrupción.
Este lunes, uno de los referentes del chavismo, Tareck El Aissami, renunció a su cargo como ministro, debido a recientes investigaciones abiertas por presuntos hechos de corrupción en la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
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«En virtud de las investigaciones que se han iniciado sobre graves hechos de corrupción en PDVSA, he tomado la decisión de presentar mi renuncia como Ministro de Petróleo, con el propósito de apoyar, acompañar y respaldar totalmente este proceso», indicó a través de Twitter.
La renuncia de El Aissami se produce días después de que la Fiscalía y el Gobierno adelantaran que habría procedimientos judiciales para detener e investigar a un número indeterminado de funcionarios supuestamente involucrados en actos de corrupción.
La purga del chavismo
Todos los procesos autoritarios eventualmente pasan por cuestiones similares. Desde el comunismo soviético hasta el nazismo alemán e incluso con el delirio que tiene lugar el Corea del Norte actualmente. Cada vez que existen diferencias internas hay un bando que se impone y otros que caen en desgracia. Siempre la purga anticorrupción, que no es más que una farsa para el público, esconde el enfrentamiento entre dos facciones que ya eran corruptas de antes, por cuestiones que son absolutamente inherentes al sistema de planificación centralizada.
En los últimos días, el régimen de Nicolás Maduro y Diosdado Cabello implementó una purga de funcionarios de primera línea, como jueces y alcaldes. Desde un comunicado oficial emitido por la Policía Nacional Anticorrupción de Venezuela, el gobierno instó al Ministerio Público a procesar judicialmente a un grupo de personas en funciones públicas que podrían haber participado en “graves hechos de corrupción administrativa y malversación de fondos”.
En este sentido, la “Policía de la Anticorrupción” (cuyo nombre ya deja en evidencia que no es más que un brazo armado del Poder Ejecutivo) aseguró la semana pasada que se ha iniciado “una solicitud de encausamiento judicial de una serie de individuos que, violando el sagrado juramento de honestidad, moral y ética que realizaron para asumir las responsabilidades asignadas, podrían estar incursos en hechos de corrupción”. Curiosa la policía, que parece tener la potestad de emitir conclusiones y comentarios que tendrían que estar sujetas a un fallo del Poder Judicial. Pero así es la dictadura de Venezuela, no cuidan ni las formas.
Por cuestión inherente al sistema y a los incentivos, las estructuras burocráticas que reemplazan las instituciones por los personalismos y suspenden los mecanismos de mercado por la planificación centralizada siempre serán sinónimo de corrupción estructurada. Cuando la libertad de las personas depende de los permisos y autorizaciones de los burócratas, es cuestión de tiempo para que cada sello o trámite tenga un precio en el peor de los mercados.
Al avanzar en el modelo de la concentración de poder, los Estados se corrompen inevitablemente, desde el Poder Ejecutivo hasta el último funcionario municipal. Y cuando aparecen estás purgas anticorrupción, que en los procesos más autoritarios terminan hasta en fusilamientos, el público debe tener en cuenta que, lejos de avanzar en un proceso de transparencia, lo que tiene lugar es un ajuste de cuentas entre bandas.
Con información de EFE
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