LA DIÁSPORA ES UN ESLABÓN DE LA CADENA DESTRUCTIVA DEL SOCIALISMO
DEL SIGLO XXI
En el reportaje “Del Plan B al
retorno congelado”, publicado en el portal
La Gran Aldea el 16 de enero de
2023, su autor, el periodista Javier Conde, comenzó
señalando:
-La enorme migración
venezolana -la más grande del mundo occidental- es uno de los más hondos
desgarros producidos por la acción sistemática de destrucción, en todos los
órdenes, del régimen que domina a su antojo en Venezuela. Pero también esos
millones de venezolanos en el exterior (7,5, el 22% de la población) son una
reserva de talento que se abre paso en medio mundo: 90 países y contando. El
Observatorio Venezolano de la Diáspora y la Red Global de la Diáspora proponen
cambiar la mirada sobre este fenómeno y potenciar su aporte a la reconstrucción
de Venezuela.
Y
agregó:
-Entre quien habla a
continuación y quien escribe -uno en Madrid, otro en Galicia– hay una
historia casi calcada que se desenvolvió por su cuenta mucho antes de compartir
vecindad en Cumbres de Curumo -sureste de Caracas- en la década del
90 del siglo pasado, mientras nuestros hijos aprendían y crecían juntos en
el Colegio Simón Bolívar de la prodigiosa Elizabeth Connell.
Nuestras familias emigraron casi al mismo tiempo desde una pequeña ciudad de la
isla de Tenerife y desde una aldea marinera y labriega de la costa
gallega a Caracas y 60 o más años más tarde aquellos críos, nosotros, ahora
padres y abuelos, retornaron porque quizá no había otra al terruño donde
nacieron. Seremos venezolanos para siempre -ni se lo pregunto, lo afirmo por
similitud- en el habla, las arepas del desayuno, el paisaje urbano de esquinas
y jergas, los afectos y los muertos que enterramos.
La carga puede ser
similar a la que viajó en la maleta iniciática, acompañada también del temor,
la incertidumbre y el deseo de echar para adelante. Es lo que hacen las
diásporas, incluso estas de ida y vuelta. De volver a empezar.
“90
países, 400 ciudades, la nueva geografía venezolana, esa reserva internacional
de talento y ganas con pasaporte venezolano, cuando se puede, pero de
inconfundible habla criolla”
Luego apuntó:
-Tomás Páez Bravo es un venezolano nacido
en Puerto de la Cruz en Santa Cruz de Tenerife, como ahora habrá miles de
españoles, colombianos, gringos y chinos -para ahorrar espacio y no nombrar los
400 destinos de nuestra diáspora- nacidos en Venezuela. Su familia se instaló
muy pronto en La Carlota, en un ambiente de varias migraciones. Recuerda
el edificio Internacional, que en los bajos tenía una barbería atendida por un
italiano, una quincallería de españoles y el café que mañanas y tardes servían
unos canarios. En su adolescencia estudió en el Liceo Carlos
Soublette al que acudían muchachos y chicas de San
Bernardino, Sarría, Pedro Camejo, Simón Rodríguez; hizo amigos
sirios, libaneses, caribeños y más adelante, en la Universidad Central de
Venezuela (UCV), la profesora Jeannette Abouhamad le dejó marcas
en el alma. En un refugio en España se topó y entrevistó a un músico
venezolano quien le contó que siempre vivió en un mundo diverso y eso le
facilitaba la adaptación. Como encontrarse con su propia historia, con el
portugués del abasto, el italiano de la barbería, o el chileno con el
itinerario de su exilio y desgarro. “Venezuela siempre fue un país muy
plural”, dice, desdramatizando la diáspora de aquel país, nuestro país, que
ahora descubre y construye una nueva geografía.
Sociólogo, con Doctorado en Planificación en
el University College de Londres, uno de los fundadores del
Movimiento de Calidad y Productividad para Venezuela y los países andinos,
exfuncionario del Ministerio de Fomento en el ámbito de la planificación en la
administración de Luis Herrera Campíns, Tomás Páez Bravo ha hecho de la
diáspora venezolana su objeto de estudio desde el Observatorio Venezolano
de la Diáspora y la Red Global de la Diáspora. Como si el destino, el plan que
alguien fraguó y nunca imaginamos, lo devolvió al mundo plural, diverso, de
historias sinfín, de la diáspora.
Pero, por qué, cómo y cuándo inicia Tomás Páez su trabajo
en el Observatorio Venezolano de la Diáspora, y dedica sus afanes a escudriñar
un fenómeno que no le es nuevo, pero sí insólito en el país que fue, desde que
hay memoria, una casa para inmigrantes venidos de medio mundo.
Después explicó:
-El interés por el tema comienza casi que en el día uno
que este gobierno llegó al poder en 1998. Las primeras reacciones eran de gente
que decía “aquí llegó el comunismo, hay que irse”. Personas que ponían en venta
sus apartamentos, locales comerciales, negocios, etc., porque, decían, va a venir
la escasez de alimentos y medicinas. Esa era la conversa después del discurso
de Chávez el 6D (la noche de su victoria hace 24 años). Luego se volvió
un tema recurrente en las casas, sorprendía que padres y abuelos aconsejaran a
los jóvenes a salir, a estudiar, a formarse, en un país en el que el vínculo
familiar tiene mucho peso. Todo se fue agudizando con el fracaso que seguía a
cada evento político: la gran marcha de 2002; los días del 11 al 13 de abril de
aquel año; luego el paro petrolero; el referendo revocatorio; la confiscación
de RCTV. Las cosas fueron in crescendo y la gente se iba yendo
hasta que la salida se volvió masiva, se fueron pensionados y jubilados,
empresarios que desmontaron sus empresas para volverlas a instalar
en Colombia, por ejemplo, estudiantes. El Plan B se volvió una constante y
se ejecutó.
“En
Estados Unidos el ingreso promedio del migrante venezolano es superior al del
migrante latinoamericano, y en años de escolaridad por encima incluso de
estados del país de acogida”. Organización Internacional
para las Migraciones (OIM)
En el siguiente
segmento del reportaje expresó:
-En algún momento Páez Bravo viaja
a Francia a encontrarse con un amigo de siempre y en la conversa
surgió el tema vivo y escurridizo de la diáspora y de la necesidad de su
estudio, que no estaba siendo abordado en la dimensión que ellos pensaban
abarcaba el fenómeno de la migración venezolana. Había algunas cosas
documentadas sobre la salida de científicos, de profesores que se iban a otras
universidades en el exterior pero no un estudio global.
“Lo que existía nos parecía que tenía enfoques
insuficientes e inadecuados. Una idea muy extendida era el de ‘la fuga de
cerebros’. Pero no, eso no existe, fue un invento de los países de la órbita
soviética para impedir la movilidad humana, cercenar ese derecho después de la
Segunda Guerra Mundial cuando el mundo se dividió en dos mundos. De manera que
lo que hicimos fue ponernos de acuerdo en el enfoque con el que íbamos a
trabajar el tema. Primero, ver el caso venezolano, un territorio que
durante 500 años recibió inmigración de todos lados y con ella se hizo grande:
las migraciones aportan diseño, vivienda, consumo, productividad y si eso
ocurrió con las que recibimos no tenía por qué ser diferente en nuestro caso.
La diáspora es, por tanto, un hecho humano. En segundo lugar, reduce la pobreza
global; y, en tercer lugar, beneficia al inmigrante mismo y a los países tanto
de acogida como de origen en múltiples vías y razones que están documentadas”.
Páez Bravo y sus amigos, en distintos puntos del planeta
y en la propia Venezuela, también anotaron otro rasgo relacionado con la
diáspora: el desprecio y la xenofobia del gobierno venezolano que ni siquiera
se tomaba la molestia de aportar cifras sobre el fenómeno migratorio. Como
tampoco lo hace sobre la inseguridad, la desnutrición, los crímenes machistas,
la hiperinflación. Sí cuenta, en cambio, los petrodólares bloqueados en el
sistema financiero internacional.
“7,5 millones de venezolanos
para inicios de este año 2023 que están fuera, 22% de la población del país. La
misma cantidad de habitantes que Venezuela tenía en 1960, dos veces la
población de Uruguay ahora mismo, más que todos los de Noruega”
De igual modo Javier Conde puntualizó:
-Hasta el año 2013 la salida anual de personas desde
Venezuela se estimaba en 120 mil por año; pero ese mismo año -cuando Nicolás
Maduro sucede a Hugo Chávez en el poder- la cifra se dispara hasta 1,3
millones, demasiado para un país que siempre cobijó a inmigrantes europeos y asiáticos,
de naciones del Caribe y de países de Sudamérica atrapados por las penurias y
regímenes militares de terror.
“Entonces, dijimos, la
diáspora es un activo de Venezuela, una reserva internacional con la que cuenta
el país, que sumadas a las reservas que están dentro, los que se quedaron en el
mapa que conocemos, van a poder participar juntas en la recuperación del país
porque, en esa reconstrucción se va a necesitar a todos los venezolanos sin
distingos de ideología, de posiciones. Al final, lo que interesa es tener un
país que es de todos. Plural, como siempre ha sido Venezuela”.
(En muchos de estos países donde sus ciudadanos encontraron refugio en
Venezuela, ahora a los venezolanos los hacen objetos de xenofobia, y sobre todo
de aporofobia, como Chile, Perú y Ecuador, por citar tres países que en
momentos de fatalidad disfrutaron de la generosidad venezolana. En Ecuador, un
amigo se tuvo que regresar a nuestro país porque montó un negocito de sobrevivencia
y los ecuatorianos, por ser migrante venezolano, no le compraban nada)
Seguidamente,
en el intertítulo “¿Cuál es la tipología
de esos venezolanos que han emigrado?”,
Conde refirió:
-En primer lugar, la
inmigración es joven, son los primeros que salen adelante, gente con capacidad
de emprender y que está dispuesta a vivir una nueva realidad. Se concentra en
un rango de edad entre los 18 y los 40 años, quizá un poco más. Luego se
producen los efectos llamada, los hijos se traen a los padres o, a sus
propios hijos, que dejaron atrás, se calcula que 1,5 millones de niños y
jóvenes se quedaron en el país mientras el padre o la madre se establecía.
Muchos de quienes se iban tenían empresas desde restaurantes hasta
compañías productoras de bienes y servicios, una gran cantidad eran
trabajadores por cuenta propia que tenían su bufete de abogados, su consultorio
de sicólogo, ingenieros, con oficinas para realizar asesorías gerenciales
o empresariales. Hay una gran diversidad, en la cual ahora se ha reducido el
porcentaje de estudiantes. También desempleados que se incorporan a la
economía informal en varios países latinoamericanos. Mucha gente dice con
cierto desprecio que los venezolanos son trabajadores informales en Perú y
Colombia, y cuando se ven las estadísticas de esos países se observa que más
del 50% de las personas viven de la economía informal, ¿dónde iban a caer
entonces los venezolanos inmigrantes? Ese sector, además, tiene una gran
capacidad emprendedora, como muestran los estudios.
Los estudios y perfiles
realizados por la Organización Internacional para las
Migraciones (OIM), junto con el proyecto de las Naciones Unidas para
coordinar el tema de la migración venezolana en América Latina, aporta otros
rasgos. Los años de escolaridad de los venezolanos que migraron están a la
par o por encima de los países de acogida. En cuanto a hombres y mujeres
depende del país pero, es general, una distribución homogénea, 52% de hombres
aunque en algunas naciones prevalece la mujer. En Estados Unidos el
ingreso promedio del migrante venezolano es superior al del migrante
latinoamericano, y en años de escolaridad por encima incluso de estados del
país de acogida.
Con respecto al destino de los migrantes Páez Bravo le reveló:
-En relación a los destinos, hasta 2015 Estados
Unidos aparecía en primer lugar, seguido de España. En América
Latina, Colombia y de manera tímida Argentina y Chile.
Pero en el 2016 hubo un salto olímpico.
Hay varias explicaciones para esa situación. Una de ellas
es que en 2014 y 2015 por las deudas que tenía el régimen venezolano con las
líneas aéreas, se produce el cierre de ellas, que ya no prestaban su servicio.
Llegamos a tener menos vuelos desde y hacia Venezuela de los que tenía
Haití, que siempre ha sido símbolo de gran pobreza. Además, los pasajes se
volvieron costosísimos. Mientras hubo algo, ingresar Estados Unidos era un
destino lógico con el que nos unía una relación histórica por el béisbol, el
petróleo, no digamos Disney, al igual que con España, Italia y Portugal,
para desandar los pasos de abuelos y padres y porque siempre había un primo,
una relación, en Canarias, Galicia, Funchal, Calabria, Salerno, Líbano o
incluso China. Pero en 2016 no hay plata, no hay vuelos, el proceso de
destrucción del país se hace aún más hondo y terrible y la gente comienza a
migrar a pie, en autobús, en peñeros que salen de oriente hacia Trinidad o de
Falcón hacia Curazao y Aruba, donde siempre hubo una relación por
proximidad e historia.
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