El Nazareno, por María García de Fleury
Por María García de Fleury
En Venezuela el Miércoles Santo se celebra el día del Nazareno. El Nazareno no es otro sino Jesús de Nazareth a quien la gente lo llamaba el hombre que vivía en el pueblo de Nazareth, el Nazareno.
La figura del Nazareno representa la pasión de Cristo y con él la pasión de toda la humanidad. Recuerda que Cristo como hombre conoció el dolor, la angustia, las preocupaciones, los desvelos, que vivió la realidad del mundo y venció todos los sufrimientos, porque vivió de acuerdo a lo que era la voluntad de Dios para él.
El Nazareno es Dios en la persona de Jesús que busca acercarse a cada uno de nosotros para darnos apoyo, ayuda y hacerse de solidario.
Jesús Nazareno camina con la cruz a cuestas indicando que es un Dios activo, cercano a las personas. El Nazareno camina con la cruz a cuestas y los fieles peregrinamos junto con él caminando por la vida, pues sabemos que los cristianos no somos discípulos de un sistema filosófico y mucho menos de un sistema ideológico. Los cristianos somos hombres y mujeres que hemos tenido un encuentro con Cristo en la fe, un encuentro personal.
Caminar juntos en procesión habla de la unión en la fe, en la solidaridad en la esperanza, en un futuro mejor. el Nazareno en la aptitud de caminar indica que en el camino de la vida diaria podemos encontrar a Dios, aun cuando estemos rodeados de incertidumbre, distracciones y dificultades. El Nazareno representa una serie de virtudes como son el amor profundo a la humanidad, paciencia, humildad, capacidad de asumir el compromiso de la misión que tenemos en la vida, lealtad, responsabilidad, fidelidad al amar a Dios y al prójimo. El Nazareno recuerda la historia de la justicia sobre la injusticia.
Aunque se tenga que sufrir mucho, si estamos cumpliendo con la voluntad de Dios triunfaremos sobre el dolor y la muerte porque resucitaremos a la vida eterna. Jesús dijo: No temas yo he vencido al mundo. En Nazareno enseña a no tener miedo acercarnos a la voluntad de Dios. Jesús Nazareno invita a derribar el facilismo, la comodidad, la superficialidad y el miedo. Enseña abrir las puertas a Cristo reconociéndonos hombres y mujeres nuevos, capaces de orar, de rezar, de lograr la paz personal a través del sacramento de la reconciliación. De recibir el cuerpo de Cristo en la eucaristía de acogerlo y servirlo en los hermanos. El Nazareno recuerda la invitación de Jesús; el que quiera abrir en post de mí que tome su cruz de cada día y me siga. Toma tus problemas y dificultades de cada día y entrégaselas a Dios y así vivirás tranquilo y confiado de acuerdo a lo que Jesucristo te enseñó.
Por eso podemos rezar juntos: Señor en tus manos pongo mi vida con todas sus angustias y dolores. Que en ti encuentre apoyo cuando decaiga mi fe, quiero ser como cera derretida que la modelen tus dedos creadores para poder cumplir a diario con la misión de vida que me tienes. Tú me conoces señor tú sabes que necesito de tu ayuda, te pido que dirijas tu mirada hacía mí y aumente tu gloria y tu compasión. Arrodillado frente a tu presencia con el corazón elevado hacía a ti te pido que me ayudes, te entrego mi fe, mi esperanza, porque confió en que escucharas mi petición y obtendré respuesta. Bendícenos, ampáranos, resguárdanos amado Jesús Nazareno, por los siglos de los siglos, porque nosotros sabemos, que, con Dios, ¡siempre ganamos!
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