Jesús Atado a la columna, de Velasquez, (Foto internet).

Posterior al Domingo de Ramos, este Lunes Santo la Iglesia católica inicia la celebración de la Semana Mayor, que corresponde a la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo, que va entre la última cena y su crucifixión.

El pasaje bíblico de este lunes está referido a Jesús atado a la columna, donde recibe los latigazos que había ordenado el rey Herodes.

Jesús Atado a la columna aparece en las santas escrituras de los evangelistas san Juan, san Marcos, san Lucas y san Mateo.

En los escritos se narra que la escena transcurre en el pretorio de Jerusalén, centro del poder romano dirigido por Poncio Pilatos, donde a Jesús se le lleva por segunda y última vez tras su paso por distintas instancias

San Mateo y San Marcos no explican cuándo ni por qué azotaron a Cristo, solo dejaron constancia de ello en sus escritos.

San Lucas por su parte refiere a los esfuerzos de Pilato por salvar a Jesús, dice “Le castigaré y luego le soltaré”. Mientras que Juan afirma que Jesús resultó flagelado durante el juicio de Pilatos.

El jefe romano decidió sobre la primera acusación que se hizo contra Jesús, es decir que se proclamaba hijo de Dios, y por tanto debería morir. Dijo que este tipo de asuntos no se incluía en la ley romana, por ser de carácter religioso, y la justicia romana no actuaba en estos casos. Lo declaró inocente.

Después de ser liberado, los judíos hicieron una segunda acusación que si entraba en la ley judía. Había permitido ser aclamado hijo de David, que según ellos iba a ser su rey.

Ante el hecho de que Jesús quería supuestamente hacerse rey y eso va en contra del emperador, Pilatos tenía la obligación de atender esa acusación. Sin embargo le preguntó a Jesús sobre el hecho y al no sacar nada en claro, lo considera inocente de nuevo.

Los judíos hicieron una nueva consulta sobre el asunto al emperador Herodes, y ninguno de los dos encontró causa posible para ordenar la muerte de Jesús.

Ante la presión de la multitud, Pilatos se acogió a la costumbre de liberar a uno de los presos. Preguntó a la gente a quién quería que se liberara, a Jesús o a Barrabas, y entre gritos decidieron por el segundo.

Fue entonces que se ordenó la flagelación de Jesús. Los oficiales romanos castigaron a Jesús con latigazos, hasta que quedaron exhaustos.

Este misterio de la pasión y muerte de nuestro Señor, es descrito por los evangelistas San, Mateo, San Marcos y San Juan.

Mateo, 27,26 refiere “Entonces Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado”.

Marcos 15,15 señala “Pilato, para contentar a la multitud, les puso en libertad a Barrabás; y a Jesús,despues de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado”. Juan 19,1 “Pilato mandó entonces a azotar a Jesús”.

Las sagradas escritura indican que la flgelación de nuestro Señor Jesús se llevó a cabo de acuerdo con los usos romanos, que, a diferencia de la flagelación judía, no tenía límite del numero de azotes.

Eran seis los soldados encargados de aplicar el castigo, turnándose de dos en dos.