“Inflación psicológica”: la última invención de un Alberto desesperado
Ya ni en el peronismo toleran los desvaríos de un presidente agotado, que hoy enfrentará el durísimo índice de inflación de abril
En enero, con el duro año que atravesaba Argentina recién comenzando, Alberto Fernández dijo ante periodistas brasileños que en el país había una “inflación autoconstruida”. Algo que estaba en la cabeza de la gente, que terminaba afectando el proceso de reposición de los productos en las góndolas y el precio de remarca. Sin embargo, a horas del anuncio de lo que será un pésimo índice del mes de abril, el mandatario fue todavía más lejos. Desesperado y sin respuestas, el jefe de Estado innovó con el insólito concepto de “inflación psicológica”.
Según el presidente argentino, este problema se encuentra en determinados grupos de la economía. Para Fernández, la “inflación psicológica” está en el pequeño comerciante y no en el consumidor. No es la primera vez que arremete contra los comercios de cercanía, que son los que trabajan con precios más o menos reales. Cabe destacar que las grandes cadenas de supermercados pueden afrontar pérdidas en algunos productos por los “precios cuidados”, mientras compensan con otros. Claro que esta posibilidad no la tienen los pequeños comercios, que tienen que actualizar sus precios para no fundirse ni quedarse sin mercadería.
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Los desvaríos del mandatario son cada vez más cuestionados, incluso por la tropa propia. El economista oficialista Sergio Chouza cargó duramente contra Alberto Fernández y le pidió que deje de hablar, ya que no está en condiciones de decir “nada sensato”. “¿Vamos a tener que afrontar toda esta campaña con este señor declarando estas tonterías?”, se preguntó Chouza, que oficia de uno de los voceros peronistas en los medios y en las redes sociales.
El que aprovechó la insólita declaración presidencial fue el precandidato libertario Javier Milei, que justamente acaba de publicar un libro llamado El fin de la inflación. “Si querés te hago llegar un ejemplar así dejas de decir semejantes burradas. A tus socios de Juntos por el Cargo también les vendría bien leerlo, aunque los adoquines radichetas (por la Unión Cívica Radical) y lilitos (en referencia a la Coalición Cívica de Elisa Carrió) son incorregibles. Basta de inflación. Viva la libertad, carajo”, señaló el diputado nacional desde su cuenta de Twitter.
El problema de Alberto: el archivo
Cada vez que el presidente dice una tontería semejante, las redes sociales lo castigan con su propio archivo. El de un pasado reciente, cuando acababa de renunciar como jefe de Gabinete de Cristina Fernández de Kirchner y la cuestionaba en los medios de comunicación con mucho sentido común. En una de las tantas entrevistas de aquellos días, Alberto reprochaba que la cantidad de dinero emitido por el banco central sin ningún respaldo iba a tener un fuerte impacto inflacionario. Como si esto fuera poco, también criticaba los controles de precios por parte de La Cámpora.
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