Las élites globalistas erosionan el tejido social y odian a la humanidad: Musk contra Soros
Padre de al menos 9 hijos (si es que no le aparecen algunos más por ahí), Musk ha dicho, entre broma y broma, que hace su mejor esfuerzo para combatir la despoblación en el mundo. Y es que la resaca de las políticas abortistas aplicadas en Europa y en China durante al menos 5 décadas está mostrando su rostro más decadente en la actualidad, al grado de que ahora se ofrecen estímulos a quien procree más niños.
Durante el primer cuarto de este 2023, el promotor internacional del aborto y del supremacismo feminista, George Soros, vendió un paquete de acciones de Tesla, por un monto de 16000 millones de dólares.
No es el único millonario que lo hizo, a partir de que Elon Musk, dueño de esa compañía de autos y también CEO de Twitter, comprara la mayoría de las acciones de esta red social, aún notoriamente progresista, y con un algoritmo pernicioso que resta en los hechos seguidores a todas las voces conservadoras, pese a que se haya anunciado una supuesta mayor “libertad”.
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Pero a Musk no le gustó lo que hizo Soros, y se burló de él usando su posición en Twitter, publicando el 15 de mayo que el progre-globalista de Open Society, le recordaba a “Magneto”, un villano de historieta. El posteo ha tenido 50.9 millones de reproducciones hasta ahora. La cuenta del pájaro azul del exótico e irregular dueño de cohetes que sueña con vivir en Marte tiene 140,2 millones de seguidores.
Dos días más tarde, Musk pide “perdón” por lo que dijo, porque fue injusto comparar a Soros con Magneto, pero “para Magneto”… agregó con sarcasmo el también dueño de Neuralink.
Y eso no fue todo. Musk también añadió algo, en respuesta a un usuario que defendió a Soros, bajo el argumento de que Magneto era un “superviviente del holocausto judío”, lo que no venía a cuento, porque el CEO de Twitter nunca criticó al anciano millonario por su origen étnico: “Asumes que (las de Soros) son buenas intenciones. No lo son. Quiere erosionar el tejido mismo de la civilización. Soros odia a la humanidad”, soltó.
Nunca mejor dicho, y no se puede coincidir más en algo que en estas apreciaciones que describen a Soros en toda su crudeza de supremacista progresista.
Porque, hay que recordarlo, se trata de un globalista de corte malthusiano, es decir, que pareciera aplicar en cada proyecto suyo, la idea de que mientras menos seres humanos existan, mejor para los que queden vivos. Traducción: la supervivencia del más rico.
Y eso tiene una explicación: Soros y otros de su mismo calado -los dueños del Big Money, del Big Pharma, del Big Tech, las élites del globalismo-, impulsan medidas que de facto abonan a las tesis de Tomas Malthus, entre las cuales están la normalización del aborto, y la construcción de sociedades homosexualizadas, como métodos de control de la explosión demográfica.
De esta forma, sin millones de nuevos seres humanos, se evitan muy a tiempo nuevos conflictos armados, violencia incendiaria, por carencia de agua, de alimentos, de transporte, de todo, y con ello, se garantiza el control a perpetuidad de los negocios de estas élites. Evita el conflicto antes que crezca, ya aconsejaba Sun Tzu en el Arte de la Guerra, hace 25 siglos.
Sólo que con las estrategias echadas a andar desde hace décadas por Soros y sus cómplices, a través de fondeo de organizaciones civiles, de candidatos que compren su agenda, de instituciones internacionales y gobiernos y medios masivos de comunicación, efectivamente se “erosiona” el tejido social, que necesita para fortalecerse de nacimientos, parejas heterosexuales, medios libres que digan la verdad, migración legal, y una agenda de valores cristianos, los fundacionales de Occidente. Y sobre todo, de religión, que brinde un sentido de trascendencia y vivencia de lo sagrado, para cohesionar y brindar unidad y esperanza.
Padre de al menos 9 hijos (si es que no le aparecen algunos más por ahí), Musk ha dicho, entre broma y broma, que hace su mejor esfuerzo para combatir la despoblación en el mundo. La resaca de las políticas abortistas aplicadas en Europa y en China durante al menos 5 décadas está mostrando su rostro más decadente en la actualidad, al grado de que ahora se ofrecen estímulos a quien procree más niños. Para que un país pueda mantener su hegemonía, no es difícil de deducir, se necesita que haya nacimientos, que se renueven los ciudadanos, que haya crecimiento sostenido. Y eso es justo lo que no ocurre ya. La sociedad se está extinguiendo en no pocos países “industrializados”, “modernos”, donde mueren muchas más personas de las que nacen.
En China se mantuvo la implacable e hiper invasiva política de estado comunista de sólo tener un sólo hijo por familia, hasta 2015, al tiempo que el aborto es legal, lo que, en un territorio con 1400 millones de habitantes, resultó, según cálculos conservadores, en al menos 10 millones de abortos al año. Imagínense. Una fábrica de genocidios de bebés en gestación es la China de Partido Comunista, el Dragón Rojo que ya es una nueva hegemonía comercial, económica, y geopolítica. Pero no cultural, ni religiosa. Y por ello no podrán triunfar al final del día.
Los altos cargos del PCCh no pueden estar, entonces, sino agradecidos por el consistente trabajo de devastación de valores cristianos que han operado las elites globalistas, con Soros como una de sus puntas de lanza, en todo Occidente, para sus propios intereses, y que ha logrado hincar a las sociedades, inyectando tensiones permanentes entre hombres y mujeres, negros y blancos, indigenistas y mestizos blancos, campesinos y ecologistas, carnívoros y veganos, y oleadas pagadas de “migrantes” ilegales que ponen en crisis a no pocos gobiernos.
A todo esto, es a lo que Musk se refirió cuando señaló que Soros odia a la humanidad y se ha dedicado a “erosionar” el tejido social.
Soros, ese precursor de la dominancia comunista china a nivel global, ese tonto útil de la dictadura maoísta global, que implica la multiplicación del modelo rojo: ateísmo obligatorio, fin de todas las religiones históricas, culto a la personalidad del líder comunista, el Estado como religión, tabla rasa cultural, cero derechos humanos, brutal explotación de los trabajadores, estado policiaco basado en el bio-poder y en el psico-poder, tercera guerra mundial como estrategia geopolítica, fentanilo como arma fisiológica, virus como arma biológicas, conflictos armados en países tercerizados, y sobre todo, unión con Rusia y aliados, en una Eurasia que debe ser detenida antes que Occidente sucumba.
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