Caso Jane Fonda: la ideología woke es el fentanilo del pueblo
Jane Fonda piensa que todo “el mal” está conectado, de la misma manera en que en realidad, ella y su discurso prueban que las caras del marxismo posmoderno -los supremacismos feminista, ecologista, negro, indigenista y LGBT- están plenamente interrelacionadas.
Jane Fonda, la famosa señora que proponía alcanzar la salud física con los aerobics que hacía en televisión en los 80s, actriz de Hollywood laureada con dos Oscares, y que antes se describía ya a sí misma como “liberal” -milita en el Partido Demócrata- y “feminista”, a sus 85 años ha quedado totalmente tripulada por el virus woke, ideologizada por las corrientes del marxismo posmoderno que buscan imponer su hegemonía política a Occidente.
Y prueba de la insensatez de argumentar desde tales aberraciones es que ella, siendo mujer de raza blanca, ahora ha declarado en Francia, este sábado 27 de mayo, en el Festival de Cine de Cannes, que la crisis climática es culpa de “los hombres blancos” y del “racismo”.
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Esto de entrada es absurdo porque la polución del medio ambiente que en teoría causa el aumento de temperatura al planeta, no tiene relación alguna con las razas.
Todas sin distinciones contaminan de una forma y otra, y los países desarrollados albergan una gran variedad de las mismas, por lo que es aún menos plausible culpar a sólo una de ellas. Y esto, pese a que China ostenta el triste título de ser el país más contaminante del orbe.
Pero además, Jane Fonda es blanca, y su abuelo, padre, hermano e hijos varones, son igualmente blancos, y por tanto también son “culpables”. En cambio, ¿ella y otras mujeres blancas serían inocentes, sólo porque carecen de genitales masculinos? Así de delirante es el pensamiento woke, y el supremacismo ecologista del que desde hace años venimos hablando.
Las notas periodísticas refieren que la señora autoerigida como “autoridad” ecologista, “experta” en ecología, ya a inicios de año, invitada al “Show de Kelly Clarkson”, había despotricado contra el hombre blanco, poniéndose del lado, como buena woke, del supremacismo negro e indigenista.
En tal ocasión soltó: “¿Dónde pondrían la mierda? (los blancos). “No la van a poner en Bel Air”, supuso. “Tienen que encontrar un lugar donde vivan los pobres o los indígenas o la gente de color”, diagnosticó, con todo el peso de la narrativa marxista posmoderna encima.
Traducción: el mal en el planeta se puede analizar en términos de raza, y de estatus económico. ¿Será que ella no contamina sólo porque ahora toma una posición política de izquierda? Contamina tanto como Greta Thunberg viajando por el mundo.
Pero eso no es todo. Jane Fonda, un muestrario, una colección de ideas woke. “No habría crisis climática si no hubiera patriarcado”, se atrevió a decir la culta señora, en sus “profundas” apreciaciones. Que ponen en evidencia que el supremacismo feminista tiene tintes de enfermedad mental: imaginan que el mundo sería perfecto, si no hubiera hombres.
Y aquí sí vale la pena recordar a un filósofo que no es santo de mi devoción, pero que fue realista y justo en este tema: Jordan Peterson, cuando dijo que los hombres construyeron esos edificios en que vives, estudias y trabajas, que hicieron todas las cañerías, los tendidos de luz eléctrica, las calles, las carreteras. Pero todo eso no puede verlo ni Jane Fonda ni sus “sisters” supremacistas del feminismo. Porque viven flotando en una ideología que obnubila la verdad.
Así que el supremacismo feminista es racista, misantrópico, maniqueo, simplista, anti-capitalista, marxista posmoderno y claramente, por tanto, anticristiano. Por ello sus “soluciones” pasan por construir una sociedad sin varones, o con varones “deconstruidos”, es decir, feminizados, sin ricos, sin blancos, sin capitalismo, sin cristianismo. ¿Y cómo le llamarían a tal sociedad? ¿Nuevo orden mundial? ¿Agenda 2030?
Jane Fonda piensa que todo “el mal” está conectado, de la misma manera en que en realidad, ella y su discurso prueban que las caras del marxismo posmoderno -los supremacismos feminista, ecologista, negro, indigenista y LGBT- están plenamente interrelacionadas.
En Cannes la activista añadió esto:
“Entonces, cuando digo que estoy luchando contra la crisis climática, también siento que estoy luchando contra el patriarcado y el racismo. Es importante porque tenemos que salir de los silos: feministas por aquí, ecologistas por aquí. Eso es lo que aprendí cuando comencé a ser activista en torno a la Guerra de Vietnam. Cuanto más analizas cualquier tema, sea el que sea, te das cuenta de que todo está conectado. Y si resolvemos la crisis climática y no hemos resuelto esas otras cosas, estaremos en problemas”.
Y concluyó:
“Bueno, ya sabes, puedes tomar cualquier cosa: sexismo, racismo, misoginia, homofobia, lo que sea… la guerra, y si realmente te involucras, lo estudias y aprendes sobre eso y su historia, y todo está conectado. No habría crisis climática si no fuera por el racismo”.
Así que ya saben, amigos, simplemente entonces no sean racistas, como Jane Fonda lo es, despreciando a su propia raza, odiándola, deseando meter a prisión a los hombres blancos, si desean que la crisis climática termine ya. ¿Será?
Penoso llegar a los 85 años sustituyendo las verdades, los hechos, por una espesa capa de ideología izquierdista y ver al mundo a través de ella.
Ah, esos woke: la ideología es el fentanilo del pueblo.
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