La adulteración de la miel el principal problema que enfrentan los apicultores Tachirenses
La entrada de miel adulterada al estado Táchira es una de las principales amenazas a las que debe enfrentarse la actividad apícola de la región. Aunque el fenómeno de la miel artificial no es nuevo, durante los últimos años ha puesto en mayor riesgo la producción y la salud de las personas.
El investigador en apicultura y rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), Raúl Casanova, explica que con la reducción de la actividad dedicada a la crianza y cuidado de las abejas han surgido los vendedores ambulantes de miel, que en su mayoría son falsificadas o adulteradas.
Según el apicultor, Alexis Acevedo, este problema ha tenido un efecto negativo en la actividad, ya que muchos apicultores han visto mermados sus ingresos y ya no ven la crianza de abejas como una línea de trabajo principal, sino que ahora es vista como una entrada extra o en el caso de las personas que poseen fincas, como un hobbie.
Además, expresa que ha constituido un riesgo a la salud porque al comprar miel adulterada lo que están consumiendo es jarabe de maíz. Varios estudios a nivel mundial destacan que este jarabe es incluso más dañino que el azúcar normal. Por este motivo, afirma que la única manera de garantizar la calidad de la miel es comprando directamente a un apicultor.
Indica que además de la adulteración de la miel, la apicultura se enfrenta a otros desafíos, como la deforestación para hacer ganadería extensiva y el cambio climático. Dice que hace 20 años los apicultores mantenían mentalmente un calendario de cómo eran las épocas de lluvia y de las floraciones. Asegura que ahora ha cambiado mucho y ya los apicultores no se pue den acomodar al tiempo. “El año pasado, a nivel nacional fue crítico para la apicultura por el tema de lluvia”, expresa.
Disminución
En el caso de la zona con mayor actividad, expresa que Abejales es la cabeza de la apicultura en el Táchira por la cantidad de abejas y personas dedicadas a su crianza. Sin embargo, al igual que en otras zonas la capacidad de las colmenas ha ido disminuyendo. Dice que el apicultor que tenía entre 70, 100 y 200 colmenas, ahora tiene 50.
Por su parte, el investigador y rector de la UNET, Raúl Casanova, también reconoce la disminución de la cantidad de abejas, de colmenas y producción de miel. Manifiesta que anteriormente el Táchira era un exportador líder de miel. Explica que, en la época de los años 80 y 90, las producciones en el estado sobrepasaban las 40 toneladas de miel y la mayoría eran exportadas hacia el Caribe o para Europa. Sin embargo, asegura que ahora la producción se ha reducido significativamente.
Acota que las reuniones y el interés por la apicultura también han desaparecido, recuerda que la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET) era líder en hacer actividades, reuniones y programas para capacitar, pero que lamentablemente eso también se ha reducido. Explica que ahora únicamente se dedican a la formación de los ingenieros en la agricultura.
El docente afirma que el pasado 20 de mayo, cuando se celebró el Día Mundial de las Abejas, sólo pudieron asistir los agricultores. También destaca que se han querido realizar nuevos eventos en torno a la apicultura, pero que lamentablemente no han conseguido el apoyo necesario. “Eso requiere movilizar dinero, personas y recursos que no tenemos para hacer esas actividades. No fue posible”, dice.
Pese a esto, ambos apicultores expresan que se está buscando reactivar las asociaciones dedica das a esta actividad para impulsar y destacar el trabajo apícola que se realiza en el estado.
Difundido entre generaciones
Raúl Casanova explica que en el estado son pocas las instituciones que se dedican a la enseñanza de la apicultura. En el caso de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), todavía está activo el programa de investigación dedicado a esta actividad, fundado en 1985.
Aunque en esta casa de estudio no existe una carrera universitaria dedicada exclusivamente a la apicultura, los estudiantes de ingeniería agrícola y agronómica reciben formación académica para conocer las técnicas de la apicultura. Expresa que anteriormente el Instituto Universitario de Tecnología (IUT) ofrecía la carrera, pero que desapareció y ahora sólo la ofrecen algunas escuelas técnicas como materia. Esta actividad ha sobrevivido gracias a la transmisión de conocimiento de generación en generación.
El caso del apicultor, Alexis Acevedo, es un buen ejemplo de ello, ya que él es la tercera generación de una familia de apicultores. Su abuelo, su padre y ahora él se han dedicado a la crianza y cui dado de las abejas.
Cuenta que su papá tiene dos libros muy buenos de apicultura que se los comió “de cacho a rabo” y que gracias a esos conocimientos hoy tiene un apiario y meliponario donde extrae miel, propóleo, polen, jarabe para la tos y además se dedica al rescate de abejas. Su esposa es apicultora también. Al igual que él adquirió el conocimiento gracias a la enseñanza de su padre, y ambos han intentado mostrarle a su hija su amor por las abejas.
Ariana Moreno – La Prensa Táchira
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