El 4 de octubre de 2019 Noticiero
Digital reportó:
-Colombia es el país que ha recibido la mayor proporción
de la migración venezolana, con más de un millón de connacionales viviendo en
el vecino país según cifras dadas por Migración Colombia. Dentro de este
número, una gran parte de venezolanos han visto en la próspera ciudad turística
de Cartagena (norte de Colombia) una fuente de empleo vinculada a la principal
actividad económica de esa región: el turismo.
Y a continuación afirmó:
-En la actualidad, cualquier turista
que visite Cartagena, uno de los lugares turísticos de
Colombia más beneficiados por el “boom” de crecimiento turístico que vive ese
país, se va a encontrar con venezolanos por toda la ciudad. Desde vendedores
ambulantes de agua y helados hasta recepcionistas y asesores de ventas en grandes hoteles, lo cierto es
que para muchos venezolanos el gran flujo de turistas extranjeros ha
representado una oportunidad para conseguir empleo y una estabilidad económica
en la nación neogranadina.
Es el caso de Jhon
Narváez, un joven que vino desde la Isla de Margarita hasta Cartagena con la
finalidad de encontrar empleo para luego traerse al resto de su familia. Y la
manera que encontró fue vendiendo sombreros cerca del mítico Muelle de la
Bodeguita, frente a la entrada de la ciudad amurallada de Cartagena. Como él
mismo dice: “Mal no me ha ido”, ya que ha logrado realizar buenas ventas de sus
sombreros a diferentes turistas extranjeros, principalmente provenientes de
Estados Unidos y México.
La fuente explicó luego que el precio del sombrero lo
acuerda según el perfil del turista.
-Por ejemplo, a un colombiano se lo puede vender en
15.000 pesos (5 dólares) mientras que a un “gringo” ha llegado a venderlos
hasta por 60.000 pesos (20 dólares). Como
dato curioso, piensa que los mejores compradores son los mexicanos, ya que
dicen que “mexicano que viaja no se raja” y casi siempre terminan comprándole
uno o dos sombreros.
Y continuó:
-Entrando en la ciudad amurallada, cerca de la Torre del
Reloj, otro venezolano con acento maracucho (aunque después aclara que viene de
Cabimas) vende agua “fría y al clima”, que tiene en una pequeña cava ambulante.
Comenta que en las zonas no-turísticas de Cartagena una botellita de agua puede
valer 1.000 pesos (0,3 dólares) mientras que dentro de la ciudad amurallada,
que está llena de turistas de todas partes del mundo, la vende en 3.000 pesos
(1 dólar).
Para él, este trabajo es difícil debido a que debe estar
atento a que la policía no lo vea vendiendo, ya que en dos oportunidades
anteriores le han “retenido la mercancía”. Además, manifiesta que la
competencia con otros vendedores informales de agua en el mismo sector es muy
fuerte.
Luego apuntó:
-Saliendo de la ciudad
amurallada, en la avenida costera en el sector de Marbella hace poco se
inauguró un letrero gigante con el nombre de la ciudad de Cartagena, que se ha
convertido en un imán para que muchos turistas vayan a tomarse fotos. Este
hecho se convirtió en una oportunidad para otro joven venezolano proveniente
del sector La Vega en Caracas, quien junto con su hermano maneja un carrito de
helados y encontraron este punto turístico como lugar ideal para vender.
Además, ofrecen “asesorías” a los turistas que llegan a
tomarse la foto en el letrero, indicándoles en dónde colocarse, cuáles son los
mejores ángulos y hasta haciéndoles “el favor” de tomarles la foto ellos
mismos. Todo esto a cambio de una pequeña propina.
Dicen que a pesar del sol inclemente de Cartagena se
sienten afortunados por tener ese empleo y que están ahorrando para comprarse
una nevera nueva para instalarla en la pequeña casa que tienen alquilada en el
populoso barrio de Torices.
Al preguntarles acerca de si han sentido xenofobia,
expresan que muy poca y que por el contrario, muchos “costeños” (como se les
dice a los habitantes de Cartagena) les han extendido la mano para ayudarlos,
ya que estos recuerdan cómo hace 30 años sus padres y familiares tuvieron que
salir de Cartagena huyendo hacia Venezuela, debido al conflicto armado que
azotó a Colombia en las décadas de los 80 y 90.
Posteriormente señaló:
-Por otra parte,
caminando por las calles de Bocagrande, la franja costera más exclusiva de
Cartagena, es común ver a jóvenes vestidos de short, chemise y gorra abordando
a los turistas para invitarlos a una “pasadía gratis” en el reconocido Hotel
Caribe (el más antiguo y lujoso de la ciudad), a cambio de que escuchen una
charla de venta de una acción de “tiempo compartido” en dicho hotel.
Uno de estos jóvenes es Wilker Sánchez, de 19 años de
edad, quien llegó de Caracas hace seis meses y encontró este empleo por
recomendación de una amiga que ya tenía dos años viviendo en Cartagena.
Dice que es un trabajo agotador ya que debe estar todo el
día abordando a los turistas que caminan por la playa para convencerlos de
asistir a la charla de venta en el hotel, pero que las comisiones que se gana
por cada una de las pocas ventas que se concretan en las charlas le han permitido
vivir e incluso ahorrar para traerse a su mamá el próximo mes.
En otro hotel de 3
estrellas, también ubicado en Bocagrande, trabaja como recepcionista Sindy, una
venezolana oriunda de Maracaibo que ya tiene tres años en Cartagena. Dice que
al principio le fue muy difícil conseguir empleo ya que no contaba con el PTP
(Permiso Temporal de Permanencia que otorga el estado Colombiano para que los
venezolanos puedan trabajar legalmente), pero que luego de que lo obtuvo hace
año y medio pudo conseguir trabajo en el pequeño hotel.
Se manifiesta agradecida por la oportunidad y comenta que
a pesar de que los horarios como recepcionista incluyen guardias nocturnas de
hasta 12 horas, está contenta porque con el ingreso que está recibiendo (un
poco más del sueldo mínimo de 828.000 pesos –o- 240 dólares) puede mantenerse a
ella y a su pequeño hijo de 4 años.
Además, comenta que
tiene amigos venezolanos trabajando en hoteles 5 estrellas de la ciudad como el
Hyatt o el Hilton donde los sueldos son mucho mayores. Sin embargo, aclara que
para conseguir empleo en esos hoteles es mucho más difícil ya que por lo
general exigen al menos un título universitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario