Servicentros para boteros, un producto de la ‘huelga’
Por tercera vez en los últimos años, las autoridades toparon los precios de los pasajes y, además, habilitaron un servicentro más para priorizar la venta de combustible a los boteros
LA HABANA, Cuba. – El transporte privado en la capital de Cuba atraviesa un nuevo “ordenamiento”. Por tercera vez en los últimos años, las autoridades toparon los precios de los pasajes y, además, habilitaron un servicentro más para priorizar la venta de combustible a los boteros.
Las nuevas tarifas entraron en vigor el pasado 9 de junio, en sustitución de las establecidas en 2021 con el mismo propósito de detener el encarecimiento del transporte público. La medida, acompañada de un amplio ejercicio de inspección y sanciones, abrió un nuevo capítulo de fricciones entre los transportistas y el Gobierno.
Los taxistas se fueron a la huelga, en protesta a los precios actuales, alegando que no alcanzan para cubrir los gastos de mantenimiento de los vehículos ni afrontar la inflación general. El paro, además, se afianzó en las dificultades para comprar combustible, debido a la crisis por escasez en los establecimientos estatales.
Precisamente, ese pulso con las autoridades habría forzado a la apertura, el pasado lunes 12, del servicentro “El Futuro” para la venta de diésel a porteadores particulares con una licencia operativa de la actividad, según declararon varios miembros del gremio entrevistados por CubaNet.
“El viernes [9 de junio] le dimos [al Gobierno] un golpe duro, se lo sintieron”, explicó Octavio Pedroso Vidal, chofer de uno de los jeeps Land Rover que cubren la ruta La Palma-Parque La Fraternidad, en alusión a la huelga iniciada esa fecha. “Tuvieron que moverse y abrirnos esto”, comentó, desde una extensa cola de autos armada al costado del servicentro “El Futuro”.
Desde mayo otros cuatro servicentros venden diésel exclusivamente a porteadores privados, pero tras los primeros días de venta disminuyó el suministro del combustible y los choferes tuvieron que volver a recurrir al mercado subterráneo para comprar el petróleo que necesitan para trabajar.
En la calle, el litro de petróleo costaba 60 pesos hasta que la implosión de la crisis de combustible disparó su valor a los 300 pesos. Sin embargo, paulatinamente comenzó a bajar y en la actualidad por la “izquierda” tiene un precio fijo de 150 pesos.
Desde la apertura de “El Futuro”, ubicado en calle 100 y Calzada de Vento, municipio Boyeros, los transportistas pueden comprar 100 litros cada 72 horas siempre que el tanque del vehículo tenga capacidad, pues se prohíbe rellenar en otros depósitos. Anteriormente, nada más podían echar 40 litros directos al tanque.
No obstante, la larga cola impide que los vehículos puedan pasar dos veces a la semana por la bomba de combustible.
Cuba: Colas para comprar combustible, el muro donde se lamentan los boteros
En calle B, una de las arterias laterales de “El Futuro”, desde la mañana del día 11 de junio, decenas de autos comenzaron una fila que en pocas horas rebasaba los 400 metros. Licencia operativa en mano, los conductores se tienen que anotar en un listado organizado por funcionarios del Gobierno, inspectores del Ministerio de Transporte (MITRANS) y la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) de Cuba.
Para la apertura ya se habían asignado cientos de turnos y más transportistas continuaban llegando a engrosar la cola. Con el fin de disminuir la aglomeración de autos, se crearon grupos en las aplicaciones de WhatsApp y Telegram donde los boteros pueden seguir, en tiempo real, el puesto que ocupan en el listado para comprar.
Sin embargo, la mayoría de ellos desconoce cómo mantenerse al tanto a través de internet. “Lo hacen para tenernos entretenidos. Yo mismo no sé andar en nada de eso y tengo que venir par de veces al día para estar al tanto; se pierde tiempo y combustible por una cosa que deberían organizar mejor”, explicó Ismael Linares Barreto.
La mañana del 9 de junio, junto a otros 35 taxistas, Linares había participado de un intento de protesta frente al Ministerio del Transporte que en pocos minutos fue disuelta por funcionarios que amenazaron con retener sus vehículos y cancelar sus licencias operativas.
“La gente sabe que aquí no hay protesta que valga, es mejor acomodarse y darle la vuelta a la cosa para seguir sobreviviendo. Hay que hacer la cola porque son 100 litros menos que se compran por fuera, no queda de otra”, dijo el hombre.
Según Dagoberto Martínez Rubalcaba, uno de los boteros consultados en el lugar, a pesar de la congestión de almendrones, jeeps y camiones que esperan para echar petróleo, durante la primera semana se vendieron de 200 a 300 turnos diarios para garantizar que la venta no se detuviera la jornada siguiente, en caso de no recibir abastecimiento en la noche.
“Te dicen que ya terminaron, no despachan más, aunque todavía quede petróleo ahí guardado. Todas las noches debe entrar una pipa de combustible, pero está fallando y por eso se aseguran que quede para el otro día. Todavía la cosa está caliente y no quieren brete”, acotó Martínez.
Si no están presentes cuando se inicia la venta, se pierde el puesto y corresponde anotarse una vez más al final de la lista. Por eso, quienes ocupan los primeros turnos optan por dormir en la cola y aprovechar el tiempo de espera en ajustar la mecánica del auto. No pocos trabajan en adaptaciones a los tanques de combustible para aumentar la capacidad de llenado.
“¿Los ves debajo del carro? Están acoplando un segundo tanque al principal, para que quepan los 100 litros. Son tan descarados que obligan a echarlos directo porque, a no ser un camión o una guagua, saben que ningún otro carro viene con esa capacidad”, dijo Héctor Marichal García, quien sentenció: “En cualquier momento explota un cacharro de estos”.
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