Mi nombre es Pierre Nguyen y soy sacerdote desde hace casi 13 años, miembro de la comunidadEmmanuel, ordenado en la diócesis de Burdeos, y, por supuesto, ¡soy vietnamita!
Marcel Van* era un desconocido para mí hasta el día que llegué a Francia en 2002 para seguiruna escuela de evangelización en Paray-le-Monial, ciudad del Sagrado Corazón de Jesús. Meconmovió mucho su testimonio de vida y vocación, ¡pero también su lado vietnamita que me estan familiar!
Recibí mi llamado al sacerdocio bastante temprano, a la edad de cinco o seis años. Me gustaba“jugar” a la Misa con mis primos; pero a la edad de 15 o 16 esa llamada se desvaneció.Misteriosamente, a esa misma edad, iba a menudo a rezar a la gruta de Nuestra Señora deLourdes en el convento redentorista de Saigón. Entonces, le hice esta petición a Nuestra Señorade Lourdes: «Si proteges mi vocación, mi primera Misa será en honor a tu Inmaculado Corazón».
Una curiosidad: el 28 de junio de 2010, de hecho, celebré mi primera Misa en honor delInmaculado Corazón de María en la Iglesia del Sagrado Corazón de Burdeos, donde viví durante5 años como seminarista.
Vine a Francia porque aquí se encuentran Paray-le-Monial, Lourdes y Lisieux, tres raíces de mivocación sacerdotal. Y la lectura del padre Van me permitió comprender que: “Francia siguesiendo el país en donde vivo y al que aprecio especialmente (…). Desde Francia, mi amor seextenderá al mundo entero. Me serviré de ella para extender por doquier el reino de mi amor”(Jesús a Van, col. 75-76).
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