Gladys recibió unos 1800 mensajes de Nuestra Señora y 78 de Cristo. Nuestra Señora le dijo:
«El príncipe del mal sabe que su triste reino llega a su fin. Por eso esparce su veneno con todas sus fuerzas. Todavía tendrá un poco de tiempo; pero su fin se acerca, Amén».
«¡Jesús, la Eucaristía! Su verdadero Cuerpo vivo. Adórenlo y ámenlo. Es en la Eucaristía donde podréis saber cómo Él se sacrificó por vosotros. Es en la Eucaristía donde vuelve a ser Sangre y Cuerpo».
«El ateísmo inunda las naciones. En todas partes, Dios está ausente. Por eso la Palabra de Dios debe ser escuchada y no despreciada. Las acciones de su Palabra pueden ser poderosas si se abren los corazones».
«Ha llegado la hora de la Madre. Mi corazón de Madre ya ha preparado corazones para convertirlos. Vengo del Cielo para guiaros a Cristo».
«En este momento, la humanidad pende de un hilo. Si este hilo se rompe, muchos no podrán salvarse. Por eso les pido que reflexionen. No tarden, porque el tiempo se acaba y no habrá lugar para el que llega tarde».
«El enemigo ya ha sido combatido, su fin está cerca. Aprovecha su última oportunidad que reside en la debilidad del hombre orgulloso. Sin embargo, lo combatiré, ya comencé la pelea. El mundo debería saber eso. La Madre de Cristo debe triunfar sobre Satanás, porque en su compañía estarán presentes los humildes hijos de su Hijo”.
El 16 de noviembre de 1984 aparecieron los estigmas en el cuerpo de Gladys. Los médicos la examinaron: vieron que la sangre manaba de sus muñecas, en el lugar preciso de la crucifixión. Los frutos espirituales son innumerables: grupos de oración, conversiones, vocaciones, peregrinaciones seguidas por miles de personas cada 25 de mes. Las curaciones son registradas por una oficina médica.
Las apariciones de San Nicolás fueron reconocidas el 22 de mayo de 2016.
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