En Margarita
EL TRABAJO DE LOS MENORES
UN
TREMENDO DRAMA SOCIAL
¿C |
uántos niños trabajan en Margarita? Ningún
organismo oficial puede precisarlo con exactitud, y salvo el control que
mantiene el Departamento de Ayuda Juvenil sobre los menores que trabajan como
maleteros en el Aeropuerto Internacional del Caribe, no se sabe de ninguna otra
iniciativa del Consejo Venezolano del Niño, máxima institución de protección al
menor existente en el país, dirigida a enfrentar seriamente esta grave
problemática.
Y
si bien no se dispone de cifras estadísticas que permitan medir
cuantitativamente el fenómeno del trabajo de niños en la Isla de Margarita, sí
es posible empíricamente, mediante la simple observación, obtener evidencias
concretas del mismo, así como de las graves consecuencias que esta actividad,
ejercida precozmente y sin el consiguiente control gubernamental produce en la
personalidad de los protagonistas de tan vergonzoso drama social.
Así
mismo, en forma empírica, cualquier individuo medianamente interesado en el
problema, aun sin ser especialista en ciencias sociales (sociólogo o trabajador
social, fundamentalmente) puede detectar sus distintas modalidades. Bastaría
que este individuo se diese un paseo por el Mercado Municipal de Porlamar, el boulevard
“Guevara” o cualquier otro sitio escogido al azar para comprobar cómo los
niños, aun los de corta edad, son utilizados en las más diversas y pesadas
tareas, privándoseles de sus actividades escolares y recreacionales. ¿Qué, sino
jugar y estudiar, puede hacer un niño?
El
Estatuto de Menores prohíbe expresamente el trabajo de todo niño que no haya
llegado a los 14 años. Y sólo por excepción lo permite a esta edad, en tareas y
actividades de índole rural, siempre y cuando el niño concurra a la escuela.
Para los mayores de 14 años el trabajo es permitido hasta por seis horas
diarias en dos lapsos. En todo caso, en actividades que no sean peligrosas para
su salud y previa la autorización del Ministerio del Trabajo, a través de su
Dirección de Mujeres y Niños.
¿Tienen
autorización legal los menores que trabajan en bombas de gasolina, aun en horas
de la noche? ¿Y los que laboran en talleres mecánicos, expendios de licores,
buhonería, puestos del mercado? No lo creemos, pues de ser así las autoridades
que expidieron los permisos actuaron al margen de la ley.
Sabemos
que el problema del trabajo de menores en la Isla de Margarita es grave, así
mismo suponemos que los recursos del Consejo Venezolano del Niño, concretamente
los del Departamento de Ayuda Juvenil, son insuficientes para controlarlo. Pero
algo podría hacerse. Y desde ya. Porque no fue mero capricho el de los
legisladores prohibir el trabajo de los menores. La intención fue protegerlos
para que fuesen en el futuro hombres sanos.
En bombas de
gasolina y otros sitios peligrosos trabajan menores de edad
(El
Sol, 11-11-77).
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