MOGUER CELEBRÓ EL CENTENARIO DEL
NATALICIO DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
-El Año Centenario se inició el 23 de
diciembre
de 1980 en la casa natal del poeta
-El acto de clausura fue en la iglesia de
Santa Clara, templo donde rezó
Cristóbal Colón a su regreso del descubrimiento de
América
Moguer al
fin, luego de doce horas en el tren expreso Madrid-Huelva y una media hora en
autobús desde esta última ciudad capital de la provincia del mismo nombre.
Expreso no es, como en Venezuela, sinónimo de directo: Indica que el viaje se
realiza sin transbordo, por lo tanto, el trayecto me resulta exageradamente
incómodo debido a que el gigantesco ferrocarril se detiene en infinidad de
pueblos y aldeas, Y eso que viajo con boleto de primera clase.
Moguer, el bíblico pueblo donde naciera Juan Ramón
Jiménez el 23 de’ diciembre de 1881 (y no el 24 corno aparece en muchas biografías)
lo veo ahora, después de 13 años de ml primera visita, un tanto agrandado hacia
la periferia. El cosco central, sin embargo,
mantiene la misma estructura, “esa
blanca maravilla” que alumbró la infancia de Juan Ramón. “Ha sido una gran lucha”, reconoce el director de la Casa
Municipal de Cultura “Zenobia y Juan Ramón”, don Francisco Pérez- Serrano, que conocía por
correspondencia.
Con
Pérez Serrano visito el cementen y en la tumba de Zenobia y Juan Ramón torno
algunas fotografías. La lápida, que el tiempo ha ido envejeciendo, es sencilla
por expresa solicitud del poeta. En la
lápida, que ha de ser sencilla, -había manifestado en su testamento- se pondrá
nada más Juan Ramón, de Zenobia”. Muy cerca,
la tumba de Víctor Jiménez y
Purificación Mantecón, podres de Juan Ramón.
EN LA CASA-MIJSEO
En
la antigua calle Nueva, ahora Juan Ramón Jiménez, sede de la Casa Municipal de Cultura “Zenobia
y Juan Ramón’, como en otras calles del pueblo, las paredes de las casas
aparecen decoradas con fragmentos de “Platero y yo” primorosamente incrustadas
sobre superficies de cerámica. Se quiere indicar que Moguer igual
“QUE UN PAN DE TRIGO.
BLANCO POR DENTRO, COMO EL MIGAJON, Y DORADO EN TORNO ¡OH SOL MORENO! COMO LA BLANDA
CORTEZA”,
pueblo que tanta influencia tuvo en la vida y en la obra de su hijo más
dilecto, está de fiesta por el primer centenario del nacimiento del poeta. Es
el 23 de diciembre y las celebraciones populares comenzaron hace justamente un
año, cuando se procedió en Moguer a la apertura del Año Centenario. En esa
ocasión se efectuó un acto popular ante la puerta de su casa natal con recital
poético y con cieno con temas polifónicos inspirados en su obra.
Converso
animadamente con Pérez-Serrano. Me cuenta que .el doctor Rafael Caldera es
asiduo visitante de la Casa-Museo. “La última visita -recuerda- la efectuó el
12 de octubre de este año. Conoce tan bien la casa que él mismo sirve de
cicerone a sus acompañantes. El doctor
Rafael Caldera se sabe de memoria pasajes íntegros de “Platero y yo”. Me obsequia
una obra rara de Juan Ramón Jiménez titulada ‘Baladas de amor”, que leo después
durante el trayecto Huelva-Sevilla. Es una obra de extraordinaria belleza,
fuera de comercio. Visito brevemente la casa-museo. El jardín, el pesebre de Platero,
el despacho del poeta, el dormitorio, el último traje, las cosas coleccionados
por Zenobia. Los documentos.
CLAUSURA
De la casa-museo voy, caminando, hasta el
Convento de Santa Cara, sitio donde orara Cristóbal Colón a su regreso del
descubrimiento de América. Es aquí el programa de actos de clausura del Año
Centenario. Habla en primer término Francisco Garfias López, Premio Nacional de
Literatura 1971, quien diserta sobre “El Moguer de Juan Ramón”, ese “paisaje de
su pueblo que lo vio nacer en la noche del 23 de diciembre de 1881” Le sigue en
el uso de lo palabra el profesor Jorge Urrutia Gómez, catedrático de Literatura
Española de lo Universidad de Sevilla, el cual analizó “La sed de Juan Ramón”.
Continúa
el acto con la entrega del Premio Nacional de Periodismo “Juan Ramón Jiménez” a
Agustín Costra Merello y el concierto homenaje que ofrece la soprano Ana
Higuera y el pianista Félix Lavilla, quienes interpretan poemas musicalizados
del propio Juan Ramón Jiménez (Pájaro en el agua, Arbol intimo, La luna en el
pino, Pastoral, Llueve sobre el rio. Blanco 1., Ajuste y Aria otoñal), Federico
García Lorca (Canción de cuna, Serenata) y Rafael Alberti (Se equivocó la paloma,
Uva dentro de un piano).
El
acto de clausura corrió a cargo de Guillermo Jiménez Sánchez, Rector Magnifico
de la Universidad de Sevilla.
(Diario del Caribe, Porlamar, 22 de enero
de 1982)
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