CRÓNICA DE UN GOLPE
ANUNCIADO
C
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omo en la conocida novela de Gabriel García
Márquez, puede decirse que la asonada militar del pasado martes 4, que intentó
derrocar al presidente Carlos Andrés Pérez, fue un golpe anunciado. Al parecer,
según la información proporcionada públicamente por el general Carlos Julio
Peñaloza, ex jefe del Ejército, el mismo se venía gestando desde 1989, de lo
cual alertó al Gobierno y a dos altos dirigentes de Acción Democrática. Ninguna
de las dos instancias, a la luz de los sangrientos resultados ya conocidos,
acogió como factible la realización del pustch, basándose seguramente en la
conciencia democrática de las Fuerzas Armadas, de la que nadie duda y quedó
demostrado con la derrota de los sediciosos, y en el rechazo del pueblo a la
toma del Poder por la vía de la fuerza. Lo mismo habían creído en noviembre de
1948 el presidente Rómulo Gallegos y la dirigencia de Acción Democrática y fue
derrocado por su propio ministro de la Defensa. Claro que entonces nuestras Fuerzas
Armadas no estaban compenetradas con la democracia como ahora, pero
paradójicamente los militares que quisieron derrocar al presidente Pérez son en
su totalidad integrantes de la generación de oficiales formada a partir de
1958, vale decir, en plena era democrática, y por añadidura, quince de sus
dirigentes en posición de primer lugar de sus respectivas promociones. Y por si
fuera poco, el doctor José Vicente Rangel había advertido en su conocido
programa de televisión, un día antes de la asonada, sobre la hipótesis del
golpe en caso de producirse en las discusiones del Golfo de Venezuela una
decisión contraria a los intereses nacionales. Rangel se equivocó solamente en
la motivación porque sobre el tema, que tanto nacionalismo estimuló en la
población, hastiada ya del antipatriotismo de nuestros negociadores y de la
pérdida territorial ante la oligarquía colombiana por esa actitud. Si esa fue
la motivación del frustrado golpe, no se sabrá a ciencia cierta, porque los
sediciosos no difundieron ninguna proclama explicativa, al fallar su difusión,
por razones técnicas, en el canal 8, que había sido tomado.
UN ÁNGEL SALVÓ A CAP
Habiendo fallado los servicios de inteligencia del Gobierno, tan
eficientes para grabar ilícitamente conversaciones privadas de dirigentes
oposicionistas, pero definitivamente ineptos en el cumplimiento de sus
funciones, siendo la esencial la de producir información que conlleve a develar
toda acción que pretenda atentar contra los poderes públicos, era de esperarse
que la vida del presidente Carlos Andrés Pérez y la de su régimen dependían
únicamente de la suerte, de un ángel concretamente, pues no fue producto de una
planificación el hecho de que su regreso a Venezuela se realizara por el
aeropuerto de Maiquetía y no por La Carlota, donde lo esperaban los golpistas,
y que se haya retirado de La Casona diez minutos antes de que los sediciosos se
apersonaran allí con sus morteros, tanques y cañones.
El
elemento suerte, el ángel que salvó a Pérez, también fue una variable que jugó un papel muy importante en el fracaso
de los conspiradores en el derrocamiento de su Gobierno, pues como lo diría más
tarde el contralmirante Mario Iván Carratú Molina, jefe de la Casa Militar, el
desconocimiento que éstos tenían del Palacio de Miraflores marcó su derrota,
aun aventajando numéricamente a los defensores del símbolo del poder en
Venezuela.
¿QUÉ
QUERÍAN LOS GOLPISTAS?
Volviendo al contralmirante Carratú, tenemos que al
éste reconocer (El Nacional, jueves 6 de febrero de
1992) que en Venezuela no hay cultura magnicida, le da la razón al doctor
Rafael Caldera, quien en su disertación ante el Congreso de la República puso
en duda que el propósito de los golpistas era asesinar al presidente Pérez, y
pone en tela de juicio la propia afirmación de CAP. Entonces, rechazada la
tesis del magnicidio como “leit motiv” del golpe, vale preguntarse: ¿Qué
querían los sediciosos? ¿Apoderarse del Poder, como lo afirmó el vocero del CEN
de Acción Democrática, Luis Emilio Rondón, quien de paso dejó entrever que
muchos líderes de este partido buscaron asilo? No es descabellada esta
afirmación. ¿Derrumbar el Gobierno pero sin atentar contra la democracia, según
la tesis del general Alberto Muller? No es posible aceptar esta teoría, porque
es un contrasentido rebelarse contra un Gobierno legalmente constituido, de
origen democrático, con un resultado que no se traduzca en atentado contra la
democracia. ¿Poner de manifiesto el malestar general que impera en el país,
como lo aseguró el periodista Abelardo Raidi al señalar que ¡Así como el pueblo
explotó el 27 de febrero, sin orientación pero con arrechera, así estallaron
los militares en importantes regiones del país!? Esta teoría nos parece la que
más ser acerca a la verdad, pues los militares de rango inferior a coronel
están sufriendo igual que los civiles los perversos efectos del maldito paquete
económico, que por lo demás, va a continuar como si nada hubiera pasado
llevando hambre y miseria en el seno de la familia de los profesionales y
trabajadores en general, pues si el presidente CAP está orgulloso del éxito de
sus medidas económicas (El Globo, 6-2-92) hay que
concluir que el paquete continuará, aunque la cifra de un niño diario muerto
por desnutrición se eleve y el nivel de vida de la población siga su ritmo de
descenso con sus fatales consecuencias en el futuro del país.
Eutimio Fuguet Comandante
de la Fuerza Aérea El
golpe fracasó por razones técnicas Caldera
aconsejó al Presidente Rondón y
el golpe Hay que examinar a
fondo Muchos adecos lo La situación en las
FAN y salieron a asilarse CAP está orgulloso del éxito de sus medidas |
Proceso, 15 al 21-2-92, p.
5.
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