CANTO A LOS HIJOS
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iniciativa de la Embajada de Venezuela en México se ha editado Canto a los
hijos del insigne poeta venezolano Andrés Eloy Blanco escrito precisamente
en la ciudad de Cuernavaca, donde cumplía forzoso exilio, un año antes de que
la muerte, disfrazada de fatal accidente, le arrebata la vida. El gran poeta
mexicano Carlos Pellicer escribe en el pórtico del libro: “Canto para sus
hijos, pero su canto es universal. Es un gran poema, uno de los mejores poemas
del idioma. Es un largo momento, misteriosamente sostenido por la bondad y la
belleza. Raramente la emoción se ha acercado tan hondamente; con gran acierto
el poeta formalizó. Fruto de madurez admirable, no hay en todo él una sola
palabra ociosa. Sólo un hombre cabal, todo un hombre, pudo haberlo escrito”.
Oportunas estas frases de elogio del gran poeta mexicano, pues en Venezuela un
comentarista literario, que no tiene la talla intelectual de Carlos Peliicer ni
de Andrés Eloy Blanco, apenas le reconoce, mezquinamente, el mérito de haber
escrito algún poema bueno. Quienes critican a Andrés Eloy Blanco parten del
apego del poeta de Venezuela por las formas métricas tradicionales, por la
utilización en sus poemas de temas elementales, como el amor, los hijos,
regiones geográficas. Casi las mismas imputaciones que se hacían a Gabriela
Mistral.
Sin embargo, ¿Han alcanzado los
detractores de la obra poética de Andrés Eloy Blanco la luminosidad de sus
versos, aun atendiendo ésta a la rigurosidad formal que, según los enemigos de
lo tradicional, limita la capacidad expresiva? De ninguna manera. Para
comprobarlo basta leer algo de lo que, como poesía, se está escribiendo en
Venezuela actualmente. ¿Es esto poesía o simplemente pornografía ¿Son estos
individuos que rehuyen todo contacto con el rigor formal, no porque quieren
sino porque no pueden dominar la métrica, verdaderos poetas o, sencillamente,
presuntos poetas? Afortunadamente Andrés Eloy Blanco ensayó con éxito tanto el
verso libre como el verso tradicional. ¿Cómo lo hizo? Con la facilidad
expresiva que sólo los poetas poseen.
Dejemos que los versos de AEB se
expliquen por sí solos. Corresponden a “Los hijos infinitos, versos que, según
nuestro criterio estético, son de una belleza y de una profundidad no
alcanzadas por ningún otro poeta venezolano:
“Cuando
se tiene un hijo,
se tiene al hijo de la casa y al de la
calle entera,
se tiene al que cabalga en el cuadril
de la mendiga
y al del coche que empuja la
institutriz inglesa
y al niño gringo que carga la criolla
y al niño blanco que carga la negra
y al niño indio que carga la india
y al niño negro que carga la
tierra...”.
Felicitamos a la
Embajada de Venezuela en México por su labor editorial. Ojalá las otras
embajadas venezolanas ubicadas en distintas capitales del mundo hagan lo mismo.
Así seríamos conocidos no solamente por nuestra riqueza petrolera, sino también
por nuestros valores intelectuales.
(La
República, 27-6-67).
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