La Conquista romana de Macedonia y Grecia
El Imperio Macedónico había alcanzado su máxima extensión durante el reinado de Alexandro Magno, ocupando un territorio que abarcaba desde los Balcanes hasta la India.
La Segunda Guerra Púnica terminó en el 201 AC. Con su triunfo, la República romana no solo pudo acabar con un poderoso enemigo: el reino de Cartago y su brillante estratega Aníbal Barca, sino que también incorporó sus primeras provincias: Sicilia, Cerdeña-Córcega e Hispania. Pero al año siguiente se embarcaron en un nuevo conflicto en el Mediterráneo Oriental, contra la hegemonía macedónica.
El Imperio Macedónico había alcanzado su máxima extensión durante el reinado de Alexandro Magno, ocupando un territorio que abarcaba desde los Balcanes hasta la India. Pero tras su muerte en el 323 AC comenzó una guerra entre sus generales que llevó a la división en tres Estados: Macedonia para los descendientes de Antígono, Asia Menor para la dinastía selyúcida y Egipto para los Ptolomeos. Durante las Guerras Púnicas, el rey Filipo V de Macedonia concretó una alianza con Aníbal, pero la intervención romana en Grecia –Primera Guerra Macedónica- hizo que ésta fuera poco más que un apoyo moral.
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La Conquista romana de Macedonia y Grecia
Terminada la contienda, Roma apuntó a quienes apoyaron a sus enemigos y encontró dos excusas para intervenir. Por un lado el pedido de ayuda de varias ciudades griegas sometidas por Macedonia. Por otro, la amenaza de invasión a Egipto –reino aliado de Roma- por parte del emperador selyúcida Antíoco III. Rápidamente el Senado romano envió embajadores a Asia para parlamentar con Antíoco y, mediante negociaciones, evitaron que concretara una alianza con Filipo.
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