Constitución de Pinochet sigue viva: Chile volvió a votar en contra de cambiarla
La opción 'en contra' obtuvo 55,68 % y el 'a favor' se quedó con 44,32 % en el plebiscito de este domingo. Ni la izquierda ni la derecha han logrado cambiar la actual Carta Magna chilena. Y lo más irónico es que quienes el año pasado llegaron al poder fustigando la Constitución de Pinochet, hoy terminaron votando en contra de cambiarla
Los chilenos no tendrán una nueva carta magna probablemente por un largo tiempo. El país rechazó en menos de un año y medio el segundo proyecto de constitución, sometido a votación en un plebiscito con voto obligatorio. La opción ‘en contra’ obtuvo 55,68 % de respaldo mientras que el ‘a favor’ se quedó con 44,32 %, con 90 % de las mesas escrutadas.
El resultado de la jornada comicial de este domingo 17 de diciembre es casi una fotografía de la contienda del pasado 4 de septiembre de 2022, cuando la nación rechazó una propuesta elaborada por la izquierda.
La derecha tampoco logró conquistar ni convencer a los electores con su iniciativa que pasó por las manos de una Comisión de Expertos y de una mayoría de consejeros del Partido Republicano. En resumen, ni la izquierda ni la derecha lograron cambiar la Constitución aprobada durante el mandato de Augusto Pinochet.
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“Chile no quiere cambios constitucionales ni tampoco refundaciones. Es una evidencia de un cansancio constitucional que tiene nuestro país. Sabemos que los chilenos han tomado una decisión y somos respetuosos de esa decisión que han tomado los chilenos hoy”, manifestó Javier Macaya, presidente del Partido Unión Demócrata Independiente (UDI). La vocera de la opción ‘en contra’ y dirigente del Partido Demócrata Cristiano, Carolina Leitao, hizo su interpretación del resultado de este domingo en Chile. Cree que es una muestra de “más acuerdos, menos disputas”.
Tres negativas históricas
El ‘rechazo’ de este domingo es la tercera negativa de los chilenos a consultas de transcendencia política. La primera ocurrió en 1988, cuando vetaron la continuidad de Augusto Pinochet en el poder.
En septiembre del año pasado, los electores rechazaron mutar al Estado plurinacional e intercultural, a la democracia paritaria y a la legalización del aborto que contenía el proyecto constitucional de 178 páginas, 388 artículos y 54 normas transitorias elaborado por la izquierda, que fue sometido a votación en el plebiscito de salida que terminó convirtiéndose en un duro golpe para el presidente Gabriel Boric.
Las encuestas acertaron el resultado. Incluso se quedaron cortas. La opción del ‘rechazo’ se impuso con 61,87 % de los votos, mientras que el ‘apruebo’ consiguió 38,13 %. Fue una dura derrota para el gobierno del izquierdista Gabriel Boric, considerando que su sector político lideró el proceso de elaboración del proyecto, cuyo costo superó los 20 millones de dólares.
Ahora, la oposición mastica el mismo sabor de la derrota, mientras la Administración de Gabriel Boric intentará capitalizar el resultado para mostrarse como una alternativa electoralmente competitiva para las municipales de octubre de 2024, en las que prevalecerán los temas de interés ciudadano, sepultando la agenda constitucional.
“Nos quieren a todos unidos trabajando por algo que es muy importante, que es llevar adelante una agenda que ponga la prioridad en los temas que más preocupan a la ciudadanía. Nos quieren a todos trabajando para tener un país más equitativo, solidario”, dijo la vocera de la opción ‘en contra’, asomando el discurso con el que la izquierda buscará capitalizar el resultado.
¿La tercera es la vencida?
El presidente Gabriel Boric descarta la posibilidad de un tercer proceso constituyente durante su mandato que culmina en 2026. Ello lo hunde en una absoluta contradicción, considerando que el jefe de Estado cuestionó y fustigó la Constitución actual, aprobada durante la era Pinochet.
Su sector político aseguró que estaba fuera de los “estándares democráticos” y maniobró para cambiarla, promoviendo la violencia en el llamado “estallido social” de octubre de 2019, que terminó catapultando a Boric a la Presidencia.
Finalmente, su bandera política de cambiar la Constitución se convirtió en un absoluto populismo que se debilitó con dos proyectos rechazados que no hicieron más que hacerle perder tiempo y dinero al país. La Constitución de Pinochet sobrevivió y ahora solo la acechan las reformas que se pueden aprobar con cuatro séptimos del Congreso.
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