Defender el Esequibo en todos los terrenos, por Oscar Arnal
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El referéndum gubernamental sobre el Esequibo es prueba de que el gobierno sangra por la herida. Le dolieron de tal manera las primarias y la elección de María Corina Machado por abrumadora mayoría, que a los dos días de los resultados convocaron de manera improvisada la consulta. Es una cortina de humo contraponiendo la movilización masiva de las primarias opositoras contra el referéndum y su simulacro. También es una distracción frente a la situación económica penosa que sufrimos los venezolanos. A la vez se cruzará información sobre quienes votaron y votarán o no en una y otra elección.
Es evidente que no consultaron a los abogados que nos pseudo defienden ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya. El gobierno tiene una posición ambigua ante la instancia jurisdiccional más importante y reconocida del planeta en un momento decisivo. Torpemente ataca a la Corte y amenaza con no acudir a presentar los argumentos de fondo ante la demanda de Guayana. Venezuela alegó que la Corte no era competente y la propia Corte sentenció lo contrario. Luego, el gobierno pretendió señalar que Gran Bretaña debía incorporarse al juicio y la Corte dictaminó la inconveniencia. Fue una acción a la vez equivocada del desgobierno.
Si la Corte hubiera incorporado al Reino Unido, estaríamos enfrentando a los mejores abogados de Guayana y de Gran Bretaña de manera simultánea. Por ello, la tercera pregunta del referéndum es absurda y le hace daño al juicio en el que se encuentra Venezuela ¿Está usted de acuerdo con la posición histórica de Venezuela de no reconocer la Jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia para resolver la controversia territorial sobre la Guayana Esequiba?.
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Es demasiado torpe atacar a quien hace de árbitro con reconocimiento mundial, y pertenencia a la ONU. Altos voceros gubernamentales han acusado a los jueces de estar vendidos a la ExxonMobil que explota parte del mar Venezolano objeto de la disputa, gracias a unas declaraciones funestas de Chávez en 2004, donde lo consintió. Afirmar también que a Venezuela le importa un bledo la decisión de la Corte oponiéndose al derecho internacional es jugar al carrito chocón.
Es falso que Venezuela no haya reconocido históricamente a la Corte. Entre otras pruebas está el que el canciller Ignacio Iribarren Borges en 1965 cuando se discutía el proyecto del Acuerdo de Ginebra, insistió en señalar que la Corte expresamente debía aparecer como un medio de solución de la controversia. De cualquier manera apareció tácitamente.
Cuando se lee el artículo cuarto del Acuerdo de Ginebra, nos lleva al artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas y al arreglo judicial, que es la Corte Internacional de Justicia de La Haya. Lo que también supone una contradicción con relación a la pregunta dos del referéndum que afirma: ¿Apoya usted el Acuerdo de Ginebra de 1966 como el único instrumento jurídico válido para alcanzar una solución práctica y satisfactoria para Venezuela y Guyana, en torno a la controversia sobre el territorio de la Guayana Esequiba?. Si la población la apoya como debe ser, está dando un sí a la posición de ir a la Corte, donde el gobierno se niega todavía a asistir.
Antes del 8 de abril Venezuela debería oponer su defensa. En fin, después de alrededor de 200 años de un territorio en disputa, cuando se presenta la oportunidad de obtener una gran victoria debido a que Venezuela tiene justos títulos y el fraudulento Laudo Arbitral de París es nulo, el desgobierno actúa de manera errática. Ojalá para bien del país rectifique, se defienda y contraataque.
En materia jurídica el que calla otorga y no hay nada peor que la confesión ficta o no comparecer. De cualquier manera todavía se puede y si se actúa presentando las pruebas históricas de que el territorio fue heredado por Venezuela de los españoles y nunca reconocimos la posesión ilegítima de Gran Bretaña y Guayana, y que el Laudo Arbitral de París es írrito, ganamos…
Oscar Arnal es profesor de Derecho Constitucional de la UCV
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