Se extinguió a las 4.50 de la mañana
DUELO EN LAS LETRAS HISPANAS
POR
LA MUERTE DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
-Juan
Ramón se exiló voluntariamente de España a raíz
de la Guerra Civil
-Ahora quieren trasladar sus restos y
los de su esposa
Zenobia Camprubí a la patria
-El Gobernador de Puerto Rico considera
como pérdida
nacional la muerte del poeta
S |
AN JUAN, Puerto Rico, mayo 29.- (UPI).
A consecuencia de una pulmonía se extinguió esta madrugada la vida de un príncipe
de las letras: Juan Ramón Jiménez, quien consagrara su vida a la poesía.
Eran las cuatro y 50 de la mañana
cuando el poeta exhaló el último suspiro, en la misma sala del hospital Mimiya
donde el 28 de octubre (de 1956) falleciera su bienamada esposa, Doña Zenobia.
El deceso de la compañera, acaecido a los tres días de haber sido premiado con
el máximo galardón del Premio Nobel de Literatura, estrujó el alma del poeta,
que a partir de entonces comenzó a marchitarse para finalmente extinguirse hoy.
Su sobrino, Francisco Hernández
Pinzón, estaba junto a Jiménez en los últimos instantes, sosteniéndole una mano
y diciendo las oraciones para el moribundo. También estaba allí el médico de
cabecera, doctor Fernando Battle, así como varios amigos íntimos de la
Universidad de Puerto Rico, de la que el poeta era profesor.
El doctor Juan Sabater, especialista
que colaboraba con Battle en el tratamiento en la última dolencia, explicó que
el ilustre paciente había estado padeciendo de fiebre elevada y que no respondió
como se esperaba a la aplicación de los antibióticos. Añadió que estaba en coma
cuando falleció.
El padre Benito Cabrero, cura párroco
de la Iglesia de San Jorge, que administró los últimos sacramentos, señaló que
el poeta estaba inconsciente al sobrevenir la muerte, y que su aspecto era de
paz.
El doctor Ramón Fernández Marina
informó que por decisión del sobrino, los restos mortales de Jiménez y los de
su señora serán trasladados a España para su sepultura definitiva. Los restos
de Doña Zenobia reposan en el cementerio de Porta Celi, en las afueras de San
Juan, de modo que deberán ser exhumados. El pedido de permiso fue ya formulado
por Hernández Pinzón a las autoridades municipales de Bayamon.
La noticia del deceso enlutó a Puerto
Rico. El doctor Sebastián González García, decano de Humanidades, declaró que
la Universidad deseaba que el velatorio se hiciera en el hall Zenobia-Juan
Ramón de la alta casa de estudios, a fin de que todo el pueblo pueda rendirle
homenaje.
Conforme a los planes resueltos, los
restos de Jiménez y de su señora serán expuestos en el gran salón de la
Municipalidad de San Juan, desde las tres de la tarde hasta las ocho de la
noche. A continuación se los trasladará al hall de la Universidad.
Mañana a las 10 se oficiarán servicios
especiales en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima.
El Gobernador Luis Muñoz Marín hizo
llegar el siguiente mensaje al sobrino del extinto: “Puerto Rico pierde con la
muerte de Juan Ramón Jiménez, a quien había llegado a considerar como un
compatriota queridísimo. Su pérdida, que lo es para las letras españolas y para
el mundo entero, lo es para nosotros también como la de un ser querido
familiar.
Reciba usted y comuníquele a los suyos
el testimonio de nuestra más honda condolencia”.
(El Universal, 30-5—58, p. 20).
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