Se desinfla maniobra política de Maduro con el Esequibo
El chavismo generó unas expectativas que no podrá cumplir. Mientras Nicolás Maduro se reunía con el presidente de Guyana tras la mediación de Cuba y la Caricom, que apoyan a Georgetown en el diferendo, en la Asamblea Nacional chavista se retrasaba la discusión de la ley con la que el régimen prometió poner en práctica el "plan" para recuperar el territorio en disputa
El conflicto entre Venezuela y Guyana por el Esequibo desescaló este jueves en la misma medida en que se desinfló la maniobra del régimen de Nicolás Maduro de usar el diferendo limítrofe como arma política con la excusa de recuperar el territorio de 159.000 kilómetros cuadrados que de acuerdo con el principio de uti possidetis iuris pertenece a Venezuela, pero el chavismo había dejado de reclamar por conveniencia ideológica. Ahora, buscando revancha electoral ante el éxito de las primarias opositoras y tocando tambores de guerra para mantener bajo amenaza las presidenciales del próximo año, el chavismo generó unas expectativas que no podrá cumplir.
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Después del referendo del 3 de diciembre –cuyo porcentaje de participación es altamente cuestionado– Maduro ordenó la creación del estado de la Guayana Esequiba y una división militar para atender la zona, así como conceder licencias operativas de exploración y explotación de petróleo, gas y minas, lo que incluye la creación de las divisiones PDVSA Esequibo y CVG Esequibo, la designación de una autoridad única en el territorio, el establecimiento de una oficina de migración para censar y otorgar cédula venezolana a sus habitantes y la difusión del nuevo mapa de Venezuela. Todo esto se formalizaría en la llamada Ley de Defensa de la Guayana Esequiba, pero su aprobación, que se prometió para esta semana, se frenó mientras Nicolás Maduro se reunía con el presidente de Guyana, Irfaan Ali.
Con plata pero sin ley
La Asamblea Nacional, controlada por el chavismo, celebró dos sesiones esta semana y en ninguna se incluyó la mencionada ley. Y previo al receso parlamentario, el próximo martes se llevará a cabo otra sesión y hasta el momento no se ha incluido esta discusión en la orden del día. Mientras tanto, Maduro y Ali acordaban en el encuentro que se realizó en San Vicente y las Granadinas que “la única vía para dirimir la controversia territorial es el diálogo, con entendimiento y respeto, libre de intervención injerencista, priorizando el bienestar” de la región, según divulgó el Ministerio de Comunicación de la dictadura venezolana en un comunicado en la red social X (antes Twitter).
Sin embargo, el Legislativo chavista aprobó este jueves el presupuesto nacional de 2024 por un monto de 20.521 millones de dólares, que incluye una partida para la Guayana Esequiba. La gran pregunta que hoy se hacen todos los venezolanos es: ¿A manos de quién irán a parar esos fondos?
Mediadores nada imparciales
Previamente, Maduro y Ali se reunieron por separado con líderes de la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), promotores del encuentro. Además, la agencia de noticias EFE reveló que el régimen cubano “lideró” desde hace “varios meses” las gestiones para que se produjera esta reunión. Pero tanto la Caricom como el castrismo han tenido una posición abiertamente favorable a Guyana. El pasado viernes, los mandatarios del bloque caribeño expresaron su apoyo a Guyana y le exigieron a Venezuela respetar la decisión final de la Corte Internacional de Justicia, cuya autoridad para dirimir la disputa no reconoce Caracas. Y desde los tiempos de Fidel Castro, La Habana ha respaldado a Georgetown y ha calificado la posición de Venezuela como “expansionista”.
Luego de la reunión de este jueves, el dictador cubano, Miguel Díaz-Canel, dijo en X (antes Twitter) que la isla “saluda las conversaciones entre los presidentes de Venezuela y Guyana” y que “países y actores involucrados conocen las actuaciones de Cuba para contribuir a la solución de conflictos en nuestra América, como hemos actuado en este caso de acuerdo a las peticiones de cada parte”.
Evidentemente, Guyana no cedió en nada, mientras Caracas terminó dando marcha atrás a sus promesas. Además de saludar a Maduro con un brazalete con el mapa guyanés que incluye el territorio en disputa, Irfaan Ali insistió en dejar la decisión final en manos de la Corte Internacional de Justicia y ratificó que “Guyana tiene todo el derecho a ejercer su soberanía dentro de su espacio territorial para facilitar y aprobar cualquier inversión, cualquier sociedad, cualquier tratado, cualquier colaboración, cualquier cooperación, emitir cualquier licencia y otorgar cualquier concesión dentro de nuestro espacio territorial y soberano”.
¿Se repetirá la historia?
Las fuentes consultadas por EFE aseguraron que Cuba comenzó a actuar de “canal de comunicación” en octubre, después de que representantes de la Caricom solicitaran la mediación de La Habana, y el propio presidente guyanés había pedido al régimen de Díaz-Canel su intermediación. ¿Puede Venezuela confiar en estos mediadores si al régimen realmente le interesa recuperar el Esequibo? ¿No se parece esta mediación a la delegación de dos jueces británicos, dos estadounidenses y un ruso pro británico que fallaron en contra de Venezuela en el Laudo Arbitral de Paris de 1899 –declarado nulo por Caracas– y que llevó a la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966 tras reconocer la ONU como válido el reclamo de Venezuela?
Por los momentos, ambos países acordaron no amenazarse ni hacer uso de la fuerza bajo ninguna circunstancia, así como volver a reunirse en el primer trimestre de 2024 en Brasil. Las altas expectativas que había creado Maduro se desvanecen y la disputa vuelve a su punto de inicio, previo a la reciente escalada detonada por el referendo celebrado por la dictadura chavista el pasado 3 de diciembre.
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