El voto no baila solo, por Luis Ernesto Aparicio M.
En el artículo anterior hubo, al menos, un intento de explicar algunos de los principios que dan forma al funcionamiento ideal de una democracia. En la intención, abordamos el papel de las instituciones y en ello contábamos al sistema electoral como uno de los eslabones importantes para lograr la transparencia requerida en el sostenimiento de ella.
De tal manera que, al hablarnos del sistema electoral, lo que inmediatamente viene a nuestro pensamiento son los procesos que involucran la práctica de elegir. No obstante, como también podemos rescatar del texto anterior, no es la única pieza que garantiza la salud de una democracia.
Incluso, podemos agregar que en los estilos autocráticos que prevalecen en algunos países, el voto y todo el proceso electoral que esta encierra, ha servido para levantar una fachada de democracia que en el fondo se encuentra secuestrada por un individuo o por los pequeños grupos que ejercen y mantienen el control y por añadidura el poder, bajo la excusa de la existencia de aparentes elecciones.
Algunos de estos personajes se apoyan en el discurso hiperbólico electoral para ocultar su trabajo de socavar la democracia y así preservar sus intereses. En sus cuentas hablan de elecciones para eso y aquello, con un enfoque muy corto sobre la amplitud que poseen los principios de la democracia.
En la marejada que se genera sobre la importancia del voto y esa manida narrativa de los autócratas, alabando la existencia de este en sus regímenes, pueden estar entrando quienes perciben, con acierto, pero también errando, que el voto será la opción para resolver los problemas que los déspotas han sembrado en torno a la democracia y los pueblos.
Como se ha visto, hacemos énfasis al acierto del pensamiento que se tiene sobre los procesos electorales para dirimir diferencias y lo que desde ella se genera. Es verdad, más, sin embargo, no es la última etapa de la ruta de otros asuntos a los que hay que atender para llegar a esta herramienta como resolución. No es el último «milagro» de la democracia.
De allí que debemos mantener la vista sobre el hecho de el voto no es el ingrediente único para encontrar los caminos hacia la recuperación de una democracia perdida. Es decir, no es recomendable intentar resolver los problemas de una autocracia utilizando solo uno de los principios de la democracia de forma aislada, como es realizar o pedir elecciones y listo.
Como ya lo mencionamos, las dictaduras se caracterizan por la falta de libertad, la ausencia de instituciones democráticas, entre ellas las entidades electorales y la concentración del poder en manos de un solo individuo o grupo.
Intentar resolver los problemas de una dictadura utilizando solo un principio de la democracia, como la participación y libertad ciudadana o la de expresión, sin abordar las demás características fundamentales de la democracia, es probable que tenga un impacto limitado y no conduzca a un cambio real.
Los principios de la democracia no funcionan en el vacío. Pretender aplicar un solo principio sin tener en cuenta las demás características de la democracia puede ser contraproducente. Cualquier solución que no aborde las causas fundamentales de la dictadura es probable que sea temporal y no conduzca a un cambio duradero.
Es importante promover todos los principios de la democracia de forma simultánea, incluyendo la libertad, la participación, la transparencia, la rendición de cuentas y el estado de derecho. En ese sentido, insistimos: el voto no baila solo como una gran solución. Eso sí, es un paso fundamental, pero antes debemos haber practicado los primeros pasos complementarios.
La sociedad civil juega un papel fundamental en la promoción de la democracia y la defensa de los derechos humanos. Es importante apoyar a las organizaciones de la sociedad civil que trabajan por la democratización.
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En conclusión, si bien los principios de la democracia son importantes para resolver los problemas de una dictadura, es fundamental abordarlos de forma integral y en el contexto adecuado. Intentar aplicar un solo principio de forma aislada es probable que tenga un impacto limitado y no conduzca a un cambio real.
Luis Ernesto Aparicio M. es periodista, exjefe de prensa de la MUD
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