Mataban perros en Cuba para vender su carne como cerdo o carnero
Las cabezas de los perros se encontraban apiñadas y escondidas en bolsas, emanaban una fetidez que impregnaba todo el sitio. Era insoportable. El olor a carne podrida se había quedado incrustado en las paredes y en cada uno de los rincones de esa casa, que tenía rastros de sangre por doquier. Allí también encontraron los órganos de las mascotas en otros compartimientos, acompañados de unas hachas que, se presume, eran las armas con las que decapitaban a los canes.
Milagros Boyer PANAM POST
Tres hombres en la provincia cubana de Mayabeque jugaban un grotesco papel de verdugos. Se encargaban de asesinar, despellejar y despedazar perros en San José de las Lajas, con el propósito de vender sus carnes diciendo que era cerdo, carnero o picadillo.
La grotesca práctica empezaba a ser común es esta comunidad, donde se hizo frecuente la desaparición de un gran número de animales, tanto de las calles como de las casas de algunas familias. Este patrón levantó las sospechas y terminó en una denuncia a la policía por parte de una de las afectadas. La investigación desembocó en el allanamiento de la vivienda de uno de los detenidos, donde lo que hallaron los oficiales fue un escenario realmente dantesco.
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Las cabezas de los perros se encontraban apiñadas y escondidas en bolsas, emanaban una fetidez que impregnaba todo el sitio. Era insoportable. El olor a carne podrida se había quedado incrustado en las paredes y en cada uno de los rincones de esa casa, que tenía rastros de sangre por doquier. Allí también encontraron los órganos de las mascotas en otros compartimientos, acompañados de un hacha encima de unos harapos que, se presume, era el arma con la que decapitaban a los canes.
El números de perros que fueron asesinados por los tres implicados aún es incierto. Sin embargo, la defensora de los derechos de los animales Yenney Caballero, en testimonios recogidos por Cubanet informó sobre el incidente e indicó que “unos cuantos de los perros que se han perdido en San José de las Lajas, que no son pocos, estaban dentro de esa jaba; los mataban para vender la carne. Es criminal lo que hicieron estos elementos sin escrúpulos, mataron a la gran mayoría de los perritos comunitarios”.
El reclamo de Caballero no terminó allí, ni el daño que causaron estas personas tampoco. Según la activista, hubo familias que compraron la carne pensando que era de carnero o de cerdo y por ello hay niños enfermos en la ciudad, lo que agrava la ya complicada crisis que se vive en la isla.
Ahora, lo que es revelador de este caso, más allá de la perversión y la saña en los actos que se cometieron, es que en Cuba, dentro de los cientos de problemas que hay, persiste uno que complica, duele y termina por sacar hasta los más bajos instintos de la gente: el hambre está devorándose a la isla y su gente. Al hacer esta pregunta, es inevitable traer la política y la ideología a colación porque, en honor a la verdad, la médula de esta catástrofe viene del comunismo.
Países que han caminado en la senda izquierdista han dejado en evidencia que el comunismo y el socialismo matan de hambre. Es una realidad que ha quedado en la historia de Ucrania, por ejemplo, cuando Joseph Stalin con sus políticas de ‘colectivización de los campos’ en la Unión Soviética provocó una hambruna que mató a siete millones de personas. Pasó en Venezuela, cuando las políticas de Hugo Chávez y Nicolás Maduro terminaron de lapidar la industria nacional y sumió al país en una crisis plagada de saqueos, robos y denuncias de autoridades que en las calles de la capital venezolana había hombres y mujeres matando animales para comérselos.
¿Qué pasará con los asesinos de los perros?
Si bien es cierto que los malhechores actuaron de la peor manera al mutilar a los perros, las carnes que vendían en el ‘mercado negro’ las compraban familias que no tienen suficientes recursos para ir a una carnicería o que sencillamente, cuando reunían para ir al establecimiento, ya no quedaba nada para llevar a casa.
Esto pasa todos los días a lo largo y ancho del territorio. Desde Pinar del Río hasta Santiago de Cuba. Es una verdad dura y difícil de digerir. Tal como lo expuso el Diario de Cuba, “en medio de una crisis económica que afecta principalmente la alimentación diaria de los cubanos, la delincuencia se aprovecha para lucrar, aunque el costo implique riesgos para la salud de las personas engañadas y hechos de maltrato animal”.
El destino de estos antisociales en el ámbito judicial es realmente incierto. Según lo que se indica en el periódico cubano, en febrero de 2021 el régimen de Miguel Díaz-Canel aprobó el Decreto-Ley No. 31, el cual trata sobre “bienestar animal”. En el documento se habla de “regular los principios, deberes, reglas y fines respecto al cuidado, la salud y la utilización de los animales para garantizar su bienestar”, incluso cuando son ultimados.
Ahora, aunque habla del sacrificio de animales, solo hace referencia a este cuando se trata de rituales religiosos; no contempla el caso en cuestión, en el que los perros eran presuntamente sacrificados para la comercialización de la carne.
Asimismo, el Decreto-Ley solo establece multas de entre 500 y 4000 pesos cubanos (entre 1,5 y 12 dólares) a las personas que incumplan las disposiciones establecidas; aunque especifica que estas medidas se aplicarán independientemente de la responsabilidad civil o penal de las acciones realizadas por el infractor.
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