El PSOE enmudece y se queda sin argumentos para defender a Sánchez
Es larga la lista de calificativos que ha usado el Gobierno español contra el presidente de Argentina y contra otros políticos, pero cuando se le pide una explicación, no hay argumentos. En cambio, Pedro Sánchez prefiere arremeter usando el aparato del Estado para retirar a su embajadora en Buenos Aires
Oriana Rivas PANAM POST 
La hipocresía que muestra el gobierno socialista de Pedro Sánchez es total, ahora que la discusión diplomática con Argentina se tornó más tensa. Desde La Moncloa decidieron retirar a su embajadora en Buenos Aires hasta que —afirman— no haya una disculpa del presidente Javier Milei, luego del discurso que dio el fin de semana, en el que llamó “corrupta” a la esposa de Pedro Sánchez.
En el medio de todo el asunto, saltan figuras como las de Gustavo Petro, presidente de Colombia; o el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, en Brasil; indignadas por lo que a su juicio fueron declaraciones “ofensivas e imperdonables” del mandatario argentino. Sin embargo, es bueno mirarse al espejo cuando se trata de mostrar enfado, no solo en relación con dichos presidentes, sino también a Sánchez.
Noticias Relacionadas
- Lea también: Pedro Sánchez, el fascista desesperado
- Lea también: Sánchez se ofende por palabras de Milei mientras triplica préstamos a Maduro
En el video que es viral en redes sociales, el vocero parlamentario del PSOE, Patxi López, se muestra incapaz de responder a una pregunta, la cual invalida cualquier reclamo del gobierno español. El periodista en cuestión le consultó por qué el Gobierno no se disculpa por llamar “fascista y drogadicto” al jefe de Estado argentino, y por qué reclama a pesar de que el propio Sánchez llamó “corrupta” a Isabel Díaz Ayuso, presidente de la Comunidad de Madrid, sin estar siendo investigada de ninguna manera. El silencio reinó. Solo hubo un “gracias” del vocero, sin argumentos.
La dicotomía de la izquierda
La izquierda suele esgrimir insultos a diestra y siniestra cuando se trata de adversarios políticos, los archivos al respecto abundan. Sin embargo, sus simpatizantes muestran indignación e ira cuando son objetados. Aunque el gobierno argentino insiste con que esta diferencia entre líderes de ambas naciones no hará mella en las relaciones y descarta retirar a su embajador por la “payasada” de La Moncloa, del otro lado escala el conflicto por la declaraciones de Milei, las cuales no están divorciadas de la realidad.
A Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, la justicia la investiga por presuntos delitos de tráfico de influencias y corrupción luego de la publicación de artículos periodísticos cuyos datos y exclusivas que acorralan a la sospechosa. Es de tal magnitud el caso que, incluso, el mandatario incluso consideró dimitir. Entonces, ¿en qué argumento radica su molestia?
Por el contrario, España ha visto cómo su presidente del Gobierno llamó “corrupta” a Díaz Ayuso desde la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados, en noviembre del año pasado, a pesar de que la Fiscalía Europea, archivó un caso contra su hermano por compras de mascarillas, al no detectar «irregularidad alguna».
El “negacionista y fascista” Milei, según el Gobierno español
Antes de que el presidente Javier Milei hiciera referencia a la esposa de Sánchez, el ministro de Transporte y Movilidad Sostenible de España, Óscar Puente, sugirió que el mandatario libertario consume “sustancias” y se le tachó de “negacionista” y “fascista” por parte de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant. A la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, también la metieron en el mismo saco, refiriéndose a ella con una serie de términos despectivos.
De manera que es larga la lista de calificativos que ha usado el Gobierno español contra Milei, cuando el economista en una primera instancia se limitó a emitir un comunicado para rechazar las palabras de Óscar Puente. Es como dice Daniel Lacalle: “La izquierda de España puede insultar a Milei lo que quiera, pero luego se ofende”.
Ciertamente, el propio Pedro Sánchez se volvió fanático del término «internacional ultraderechista» al punto de mencionarlo en cada discurso donde sea posible. Pero su vocero en el PSOE, Patxi López, no es capaz de darle base a sus insultos, aunque gana 113.000 euros al año, para responder a los medios que lo cuestionan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario