Fe y Alegría busca alianzas: "Hay que apostar por la educación"
Buscar alianzas por la educación es la estrategia de Fe y Alegría para cambiar el futuro de Venezuela. Su apuesta viene con propuestas. María Gabriela Carmona, maestra de la Escuela "Virgen Niña", nos cuenta de qué se trata
En un pequeño cerro de Casalta II, ubicado a la orilla de una calle, se encuentra la Escuela “Virgen Niña”. Rodeada de vegetación y favorecida con un clima fresco en estos días calurosos, al entrar se escuchan risas, coros de canciones infantiles y recibes el amable trato de sus maestras.
«Virgen Niña» forma parte de las 175 escuelas de la red Fe y Alegría en Venezuela y por años ha sido el refugio educativo de cientos de niños y niñas de Propatria.
María Gabriela Carmona tiene 47 años y es docente de aula de tercer grado. En 2018 consiguió ese título por el que llevaba trabajando más de 12 años, cuando llegó a la institución en la que estudiaban sus hijos para apoyar como “madre voluntaria”.
Inició su labor con tareas sencillas: ayudando con las manualidades y la planificación. Luego conoció los métodos más prácticos para enseñar las vocales, los números y otros temas más sensibles a los niños. A María Gabriela se le abrió un universo de posibilidades en el salón de clases y un día cayó en cuenta de que educar era su vocación: “Yo solo vine a apoyar y me quedé”.
Lo que le pasó a María Gabriela también le había ocurrido a otras madres voluntarias. De hecho, ese era el objetivo de ese programa de Fe y Alegría: buscar que las mamás desempleadas, o sin una carrera, se formaran con otras docentes y si les gustaba su labor, brindarles la oportunidad de estudiar e incorporarse al grupo de maestras de la escuela.
María Gabriela pronto entendió la importancia de involucrarse con la comunidad educativa y del sector. Pasó de ser vecina a convertirse en una maestra líder y este 2024, en representación de «Virgen Niña», la reeligieron para ser la vocera de la «Invasión a los medios», una iniciativa de Fe y Alegría para hablar de su impacto local y mostrar la importancia de propiciar alianzas para rescatar la educación en Venezuela.
«Buscamos invadir de manera positiva a los medios desde 1996. Este es el segundo año que lo hacemos después de la pandemia, pues todo el mundo se tuvo que quedar tranquilito en su casa en aquel tiempo. Como el año anterior, volvemos con el lema ‘Alianza por la educación’. Eso es lo que queremos dar a conocer: las oportunidades y ventajas de salvar la educación de los niños de Venezuela», dice María Gabriela Carmona.
Hay orgullo en sus palabras. Ella es un ejemplo de lo que ocurre cuando la colaboración forma parte de la estrategia de un proyecto educativo: todo se transforma para la persona y su entorno, sobre todo cuando se trata de niños.
«Trabajamos para sensibilizar a la sociedad de que la educación es un derecho importante, pero así como es un derecho, también es un deber», señala: «Queremos mostrar que somos corresponsables de garantizar que los niños, niñas y adolescentes tengan acceso a ella. El artículo 103 de la Constitución habla de que toda persona tiene derecho a una educación de calidad y en igualdad de condiciones. Con ese derecho se garantizan el resto de los derechos de las personas y eso hay que enseñarlo».
Buscar educarse: una necesidad comunitaria
Antes de ser maestra de la red Fe y Alegría, María Gabriela tenía ganas de estudiar Psicología, pero la maternidad le llegó a los 20 años y se dedicó de lleno a su familia. La crianza de sus hijos fue una preparación para lo que vendría después.
Ahora comenta que es madre biológica de dos, pero que también siente como hijos a muchos de sus alumnos. Algunos aún la ven por la calle y la saludan con cariño. Para ella es gratificante verlos, sobre todo cuando comprueba que pudieron continuar estudiando en un país donde la deserción escolar es grave.
«Hay más de 2 millones 800 mil niños, niñas y adolescentes que no están escolarizados. Hay un déficit de más de 200 mil maestros y menos de 1.000 personas están formándose en las universidades. Eso es lo que le preocupa a Fe y Alegría… Y a nosotras», dice la maestra, citando las cifras de la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2023 de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).
Ella ha hecho su parte en «Virgen Niña» y también en su casa. Durante un tiempo habilitó su hogar para dictar tareas dirigidas y así lograr complementar y afianzar lo que los niños medianamente aprendían en las escuelas. Dejó de dar clases particulares por falta de tiempo, pero todavía muchos padres preocupados se acercan a ella y le preguntan: «¿Maestra, conoce a alguien que dé tareas dirigidas?».
Ver a padres interesados por reforzar el aprendizaje de sus hijos le genera alarmas porque conoce la situación de las maestras y las instituciones, pero también esperanza en el hecho de que la mayoría reconoce que educarlos cambia sus vidas.
Una historia para visibilizar
María Gabriela Carmona cuenta su historia en la escuela «Virgen Niña» sin rodeos porque sabe que es un ejemplo del esfuerzo que ha hecho Fe y Alegría para garantizar el derecho a la educación de los niños y niñas venezolanos por más de 70 años.
Ella está por completar la licenciatura en Educación, tras obtener un título técnico en el Instituto Universitario Jesús Obrero (IUJO), adscrito a la red Fe y Alegría, y en el mismo proceso se encuentran otras compañeras, que incluso también han sido maestras de sus propios hijos.
Lo ven como una cadena de favores: aprenden para enseñar. Sin embargo, es difícil continuar sin respaldo y alianzas.
«Hay 14 mil escuelas deterioradas en Venezuela, según la Encovi. El problema que tenemos no las puede atender un solo ente gubernamental, no lo puede atender nada mas Fe y Alegría, tenemos que unirnos. Estamos en la búsqueda de alianzas para salvar la educación de Venezuela. Necesitamos integrarnos para lograrlo y nosotros ponemos a disposición nuestra experiencia», dice la maestra, quien en años anteriores formó parte de la «Invasión a los medios» como madre.
Fe y Alegría ofrece soluciones a través de sus programas e instalaciones: «Tenemos 175 escuelas en el país, cinco institutos universitarios (dos en Caracas, uno en Maracaibo, uno en Barquisimeto y otro en Guanarito), 22 radios comunitarias y educativas, 52 centros de capacitación, 67 espacios de aprendizaje y presencia en 22 países del mundo».
María Gabriela es una de las más de 129 mil personas que forma parte de la red Fe y Alegría, integrada sobre todo por docentes y estudiantes: «Eso es lo que nosotros ofrecemos al país para rescatar la calidad educativa y por eso también hacemos un llamado a los entes gubernamentales, a las empresas privadas y los medios de comunicación para unirnos y cambiar la realidad».
«Nuestros primeros aliados son los padres y representantes porque brindan una pequeña colaboración mensual para gastos de la escuela. Somos subvencionados, pero no alcanza. Tenemos que cuidar nuestra estructura y mantenerla», dice.
Una manera de cambiar la realidad de los niños, niñas y adolescentes que estudian en Fe y Alegría son las donaciones de materiales, voluntariados y el apadrinamiento económico. Este modelo de apoyo les ha permitido continuar, pero es necesario que más empresas privadas se sumen para ampliar la capacidad de las escuelas y liceos.
En su página web, el Movimiento Fe y Alegría explica cómo ser parte y detalles de lo que implica cada tipo de colaboración.
Fe y Alegría, por ejemplo, apostó por las personas interesadas en ser profesores y en sus institutos universitarios dispone de horarios flexibles y precios bajos para quienes deseen formarse: «Lo hacen así porque la mayoría de los estudiantes están formándose, pero también están en aulas enseñando a los niños».
Apoyo en línea: la rifa
Otra forma de conseguir ingresos es la rifa de Fe y Alegría, que cierra el próximo jueves 30 de mayo por la tarde. Cada número vale 2 dólares y se puede comprar en línea a través de la plataforma web de la institución.
En el caso de la escuela «Virgen Niña» de Casalta II, las maestras decidieron hacer un talonario con los números que les correspondían y así venderlos a vecinos y entregar una parte a cada niño para que sus padres pudieran ofrecerlos en sus sectores. «Ha funcionado. Es como nuestro propio Bingo de la Bondad», comenta María Gabriela con alegría.
Su petición es la misma que el resto de las maestras que hacen vida en la escuela: «Tenemos que hacer fuerza, todos juntitos. Nuestros niños lo merecen. Hay que pensar en ayudarlos y pensar en qué vamos a hacer para tener más docentes o cómo parar la fuga de maestros. Apostar por ellos es importante porque nosotras sabemos que ellos no se quieren ir».
Las fotografías de este trabajo fueron tomadas en la Escuela «Virgen Niña» con aprobación de las autoridades y docentes de Fe y Alegría en el marco de su actividad «Invasión a los medios»
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